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martes, 22 de febrero de 2011

Señor, ayúdame!

Mucha gente piensa que orar es repetir mecánicamente unas palabras, más o menos sentidas, dirigidas a Dios. A veces sí, pero su efecto va mucho más allá. Si esas palabras no tienen una clara repercusión en mi cotidianeidad, es que algo no va bien. 

La historia de esta semana es una oración de Gandhi que expresa magníficamente esta repercusión en los demás. 


De hecho ha sido utilizada en las escuelas de liderazgo para hacer ver a los futuros líderes cómo es la mejor manera de acercarse a los demás, cómo debe ser mi actitud frente a las situaciones que la vida nos va deparando, sin dejarse llevar por la corriente.

 
Y dicho de una forma que ya San Juan resumió sencillamente: no puedo amar a Dios a quien no veo si no amo a mi hermano a quien veo.

En definitiva, se trata de una apuesta por la superación personal en la dirección más bonita: la del amor. Aquí va esta magnífica y actual oración de Gandhi.

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Señor, ayúdame!
Señor,
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes 
y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.

Si me das humildad, no me quites la dignidad.

  
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la moneda,
no me dejes culpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a ti mismo y a no juzgarme como a los demás.

 
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Mas bien, recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.


Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme
y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.

¡Señor...si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!

viernes, 26 de noviembre de 2010

Instrucciones para vivir


Hay días en que uno se levanta despistado y nos cuesta bastante tomar decisiones.

También hay personas que han perdido el norte de sus vidas y desconocen qué destino tomar para sentirse felices. 

La historia de esta semana quiere arrojar  un poco de luz en esos momentos difíciles, tomando como pretexto una conversación con Dios.

¡Espero que sea útil!
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Un día le pedí a Dios instrucciones 
para vivir en esta tierra.

Dios acercó su voz a mi oído y me dijo:

Sé como el sol: 
levántate temprano y no te acuestes tarde.

Sé como la luna:
brilla en la oscuridad,
pero sométete a la luz mayor. 

 
Sé como los pájaros:
come, canta, bebe y vuela.

Sé como las flores:
enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces.

Sé como el buen perro:
obediente, pero sólo a su Señor.

Sé como la fruta:
bella por fuera, saludable por dentro.

Sé como el día, 
que llega y se retira sin alardes.

Sé como el oasis, 
y da tu agua al  sediento.

Sé como la luciérnaga,
que, aunque pequeña,            
emite su propia luz.

Sé como el agua:
buena y transparente.

Sé como el río, 
siempre hacia  adelante.

Y sobre todas las cosas, sé como el cielo:
la morada de  Dios.



viernes, 1 de octubre de 2010

Dios y el zapatero

A menudo nos solemos quejar de nuestra suerte, envidiando a otras personas que parece tienen justo lo que a nosotros nos gustaría para ser plenamente felices.

Y entretenidos en esos pensamientos no caemos en la cuenta de todas las cosas buenas que tenemos, desaprovechando grandes ocasiones de vivir felizmente saboreando los pequeños -o grandes- detalles de la vida, desde la sonrisa de un niño a la compañía de esa amistad especial.

La historia de esta semana me ha hecho meditar más profundamente sobre este tema y, sobre todo, dar gracias a Dios por todas las cosas sencillas que me rodean y me ayudan casi sin darme cuenta en el vivir cotidiano. 

Se titula Dios y el zapatero, y espero que os guste.

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Dios y el zapatero


Un buen día Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo.  Buscó la casa del zapatero y le dijo: “Hermano, soy muy pobre, no tengo ni una moneda en la bolsa, estas son mis únicas sandalias y están rotas, si me hicieras el favor...”. 

El zapatero le dijo: “Estoy cansado de que todos vengan a pedir y nadie a dar”. 

El Señor le dijo: “Yo puedo darte lo que tu necesitas”. 

El zapatero desconfiado, viendo a un mendigo, le preguntó: “¿Tu podrías darme el millón de dólares que yo necesito para ser feliz?”.

El Señor le dijo: “Yo puedo darte diez veces más que eso, pero a cambio de algo”.

El zapatero preguntó: “¿A cambio de qué?”  

El Señor le respondió: “A cambio... a cambio de tus piernas”. 

El zapatero dijo: “Para qué quiero yo diez millones de dólares si no voy a poder caminar”.

Entonces el Señor le dijo: “Puedo darte cien millones de dólares a cambio de tus brazos”. 

El zapatero dijo: “Para qué quiero yo cien millones de dólares si ni siquiera voy a poder comer solo”. 

El Señor le dijo: “Bueno, entonces puedo darte mil millones de dólares a cambio de tus ojos”.

El zapatero pensó un poco y dijo: “Para que quiero yo mil millones de dólares si no voy a poder ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos...”. 

Entonces el Señor le dijo: “Hermano, hermano... ¡¡qué fortuna tienes y no te das cuenta!!”.

Facundo Cabral 

viernes, 2 de abril de 2010

No preguntes

Es muy frecuente escuchar opiniones sobre todas las cosas, pero no lo es tanto comprometerse con ellas para resolverlas. Solemos elegir el camino más fácil que menos nos incomoda.


El texto de esta semana lleva por título No preguntes, y, ya que estamos metidos de lleno en la Semana Santa, quiere interpelarnos personalmente en ese sentido, a no quedarnos en la superficie de las cosas sino vivir un acompañamiento real, claro y práctico con las personas, de manera especial los que tengo más a mano: nuestros amigos y seres queridos.


¡Espero que os haga pensar un poco!






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No preguntes

Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia.
Sino dile que, en ti, tiene un amigo.

Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto.
Sino dile que tú tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.

Al que anda tambaleante por la vida no le analices

por qué no ha llegado nunca a ninguna parte...
Mejor dile que tú tienes una luz, un consejo
y un bastón por si llegara a necesitarlos.

Al que anda sin templo y sin oración, 
no le preguntes por qué es un descreído.
Mejor enséñale a Dios 
y mételo en el secreto de tu plegaria.


A esos que hacen un caos de su vida, 
no les preguntes qué causa su confusión.
Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe 
y el fluir constante de tu serenidad.

Al que anda dolido y agotado con su cruz

no le preguntes por qué le pesa tanto.
Mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él.
Y ya poco a poco irá llegando la luz.

Al que se resiste a seguir y se siente vencido,

no le andes por las normas, 
las deducciones y los raciocinios.
Mejor dale la mano y dile: "¡Voy contigo!"

No le preguntes a cada uno su necesidad...
Mejor demuéstrales que siempre hay un sueño
más asombroso que su mala suerte. 


viernes, 26 de marzo de 2010

Tabla de ejercicios para Semana Santa

Comienza la Semana Santa y con ella unos días de descanso, tranquilidad y meditación para algunos, y de ajetreo, vacaciones y viajes para otros.

Yo estaré retirado del mundanal ruido en el incomparable paraje del Monasterio de San Julián y San Antonio, en La Cabrera, a unos 60 Km de Madrid, para recargar pilas y regresar con nuevas energías.

Pero como hay que estar en buena forma física y mental allí donde nos encontremos, comparto esta semana una tabla de ejercicios muy recomendables para todos, pequeños y grandes.

¡¡Que tengáis unos felices días practicando estos ejercicios!!

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Tabla de ejercicios para Semana Santa

Ejercicios de respiración:
Respira una atmósfera de Paz, Amor y Felicidad.
"Buscad la Paz con todos y la Santificación". (Hebreos 12,14).


Ejercicios oculares:
Mira siempre de hacer el bien a tus semejantes.
"El amor sea sin fingimiento. .. Aborreced lo malo y apegaos a lo bueno ".  (Romanos 12,9).

Ejercicios auditivos:
Escucha la voz de Dios. 

"Mis ovejas escuchan mi voz, y Yo las conozco". (Juan 10,27).
 

Ejercicios de relajamiento:
Entrega a Dios todas tus cargas, preocupaciones y tristezas.
"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y Yo os aliviaré". (Mateo 11,28).

Ejercicios para la mente:
Ejercita exclusivamente ideas constructivas.

"Todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable... tenedlo en cuenta". (Filipenses 4,8).

Ejercicios para la lengua:
Pronuncia sólo palabras edificantes y amorosas.
"Desechando la mentira, hablad la verdad... para hacer el bien a los que os escuchen".  (Efesios 4,25-29).


Ejercicios faciales:
Sonríe... sonríe... sonríe... sonríe siempre...
"¡Estad siempre alegres! " (Tesalonicenses 5,16).

Ejercicios para los pies:
Anda siempre por los caminos que Dios te indique.
" No tengas miedo ni te acobardes, porque el Señor, tu Dios, estará contigo". (Josué 1,9)

Ejercicios para las manos:
Únelas diariamente para una oración especial.

"Os encargo que oréis en cualquier lugar alzando las manos". (Timoteo 4,7).


Ejercicios para el corazón:
Irradia sentimientos de amor.
"Amémonos unos a otros... todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios". (Juan 4,7).

 
Ejercicios para el alma:
Mantén contacto con Dios... todos los días.
"Dios te ha declarado todo lo que es bueno, y lo que El desea de ti. Solamente que seas justo y que ames la misericordia ...". (Miqueas 6,8).


viernes, 1 de enero de 2010

8 reglas para hablar con tu Dios

¡¡Feliz inicio de año!! 

Estrenamos el 2010 con alegría y buenos deseos, y con la esperanza de que todos nuestros sueños e ilusiones se vean cumplidos. ¡Yo creo que nos lo merecemos!

Todos tenemos una idea profunda, íntima, personal que nos mueve y marca nuestras decisiones y pensamientos. Para unos será una realidad trascendental, para otros la amistad, el amor a su pareja o a su familia, o a algo más cercano, pero es un sentimiento común a todas las personas. Como resumió certeramente el poeta hablando de lo más importante para cada uno: tú le llamas Dios, yo perfume de una rosa.

La historia de esta semana está dedicada a recordar unas sencillas reglas para hablar cada uno con su Dios, porque siempre es importante -¡y a veces necesario!- establecer una buena comunicación con lo más íntimo de nuestro corazón. 



Y además está relacionado con el video musical insertado en la anterior entrada del blog.


¡Espero que os guste!

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8 reglas para hablar con tu Dios

Cada día resulta más fácil comunicarse con los hombres; pero, ¿y con tu Dios?
Aquí tienes ocho reglas para llamarle y contar con Él cuando desees:


  1. Marca el prefijo correcto. No a lo loco.

  2. Una conversación telefónica con Dios no es un monólogo. No hables sin parar,


escucha al que habla al otro lado.

  3. Si la conversación se interrumpe, comprueba si has sido tú el causante del corte.

  4. No adoptes la costumbre de llamar sólo en casos de urgencia. Eso no es trato de amigos.

  5. No seas tacaño. No llames sólo a las horas de "tarifa reducida", es decir, cuando toca o en fines de semana. Una llamada breve en cualquier momento del día sería ideal.



  6. Las llamadas son gratuitas y no pagan impuestos.

  7. No olvides decirle a Dios que te deje en el contestador todos los mensajes que quiera y cuando quiera.

  8. Toma nota de las indicaciones que Él te diga para que no las eches en olvido.



Y si eres católico y a pesar del cumplimiento de estas reglas la comunicación se torna difícil:

   9. Dirígete con toda confianza a las oficinas del Espíritu Santo. Él restablecerá la comunicac
ión.

sábado, 14 de noviembre de 2009

El pozo y sus secretos

El tema de Dios es una constante que aparece en muchas conversaciones. Especialmente cuando queremos hallar una explicación a lo inexplicable o no encontramos maneras de entender ciertas situaciones de la vida. Esos momentos en que nos surge de lo más íntimo de nosotros: '¡porqué Dios mío'! Lo que nos lleva a la pregunta básica: '¿existe Dios?', '¿dónde está Dios?'.

No voy a dar argumentos teológicos ni filosóficos a favor ni en contra. La experiencia de muchos años me ha enseñado que estas discusiones no sirven para mucho, y que Dios, como el verdadero amor, es como una chispa que anida en el corazón y sencillamente se experimenta, se vive intensamente ¡y hasta se está dispuesto a dar la vida por El!

La historia de esta semana es un cuento breve de Paulo Coelho que aporta un granito de arena (¡en realidad toda una montaña!) a este tema. Se titula El pozo y sus secretos, y no añado nada más para que lo leáis hasta el final.


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El Pozo y Sus Secretos (de Paulo Coelho)

En una pequeña aldea de Marruecos, un hombre contemplaba el único pozo de la región. De repente se acercó un niño, y le preguntó:

- ¿Qué hay dentro del pozo?

- Dios, le contestó el hombre.

- ¿Dios está escondido dentro de ese pozo?

- Sí, niño.

- ¡Quiero verlo! --dijo el niño, desconfiado.

El hombre lo levantó y le ayudó a apoyarse sobre el borde del pozo. Reflejado en el agua, el niño pudo ver su propio rostro.

- ¡Pero si ése soy yo! --gritó.

- Así es, --dijo el hombre, volviendo a colocar delicadamente al niño en el suelo-- Ahora, ya sabes dónde está escondido Dios.


domingo, 8 de noviembre de 2009

El Alfarero

Educar es un reto difícil pero apasionante (¡que se lo digan a los padres!), que requiere del educador -¡del buen educador!- poner todo de su parte para el bien del educando.

Me han enviado esta animación 3D que recoge muy bien esta idea y me ha parecido una pequeña joya por su sencillez e inocencia. Educar no es sólo transmitir conocimientos sino 'dar vida', 'insuflar espíritu' en la materia que estamos moldeando. O sea, poner todo nuestro corazón y nuestro ser en el acto educativo.

También hay otra idea que me ha sugerido el cortometraje: nosotros mismos somos producto de un acto de amor, procedemos de esa arcilla que se va moldeando con amor y ternura.

Y sin más, aquí os dejo con El Alfarero. ¡¡Espero que os guste!!





Cuestiones para trabajar sobre el video:
* ¿qué la falta al aprendiz?
* ¿cómo es la enseñanza del maestro?
* ¿cómo es la relación entre el maestro y el discípulo?
* ¿cómo interpretas el 'soplo' del maestro?
* ¿qué efecto produce el acompañamiento cuando no le salen las cosas?
* ¿es posible aprender de los errores?

jueves, 21 de mayo de 2009

Huellas en la arena

Una noche tuve un sueño...



... Soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida.


Por cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: unas eran las mías y las otras del Señor.



Cuando la última escena pasó delante nuestro, miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas en la arena.



Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor: "Señor, Tú me dijiste, cuando resolví seguirte, que andarías conmigo a lo largo del camino, pero durante los peores momentos de mi vida había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo porque Tú me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba".



Entonces, El, clavando en mi su mirada infinita me contestó: "Mi querido hijo. Yo te he amado y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas fue justamente allí donde te cargué en mis brazos".

sábado, 18 de abril de 2009

Dios y el barbero

Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba. Como es costumbre en estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas. De pronto, tocaron el, tema de Dios.

El barbero dijo:

Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.

Pero, por qué dice usted eso? - pregunta el cliente.


Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe. O...dígame, acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos? Habría niños abandonados? Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión.

El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio.

Recién abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.

Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero.

Sabe una cosa? Los barberos no existen.

Cómo que no existen? -pregunta el barbero-.

Si aquí estoy yo y soy barbero. - No! -dijo el cliente-, no existen, porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.


Ah, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mi.

Exacto! -dijo el cliente-. Ese es el punto. Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.

sábado, 11 de abril de 2009

Dios está hablando contigo

Con frecuencia se me plantean debates en el ambientillo universitario con jóvenes -y no tan jóvenes- sobre la existencia de Dios: si es real, por qué no se muestra, cuándo actúa, por qué hay males y enfermedades, ... y todas estas cosas.

Solemos quedar en empate pues Dios es más que un razonamiento, y difícilmente cambiamos por un discurso, pero siempre me viene a la mente un poema de Fernando Rielo que concluye: "tú le llamas Dios / yo perfume de una rosa".

Viene esto a cuento porque he recibido este canto de los indios cherokees que comparto con todos en esta historia de la semana y que me resulta muy ilustrativo para este tema.
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DIOS ESTÁ HABLANDO CONTIGO!!!

Un hombre dijo una vez:
Dios, ¡habla conmigo!
Y un ruiseñor comenzó a cantar...
Pero el hombre no oyó.

Entonces el hombre repitió:
Dios, ¡habla conmigo!
Y el eco de un trueno se oyó,
Mas el hombre fue incapaz de oír.

El hombre miró alrededor y dijo:
Dios, ¡déjame verte!
Y una estrella brilló en el cielo,
Pero el hombre no la vio...

El hombre comenzó a gritar:
¡Dios, muéstrame un milagro!
Y un niño nació,
Mas el hombre no sintió el latir de la vida.

Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse:
¡Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo...!
Y una mariposa se posó suavemente en su hombro.

El hombre espantó la mariposa con la mano, y desilusionado
Continuó su camino, triste, solo y con miedo.

(Canto Cherokee- Traducido del Libro By San Etioy)

viernes, 10 de abril de 2009

Una leyenda noruega

Semana Santa: tiempo de descanso y meditación, recordando el significado de Dios en la vida y en la sociedad, tanto desde el punto de vista histórico como del personal.


Seguramente a casi todos nos ha pasado por la mente la eterna cuestión de por qué Dios permite tal o cual cosa, y lo que uno haría si estuviera en su lugar. Por eso me ha venido a la memoria esta leyenda noruega que me resulta muy ilustrativa de esta presencia de Dios en el mundo y su providencia sobre las personas, y que hoy quisiera compartir con vosotros.


Que tengáis unos felices días y la paz esté siempre presente en los corazones de todos.


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Una leyenda noruega

El viejo Haakón cuidaba una antigua ermita. En ella se conservaba un Cristo muy venerado que recibía el significativo nombre de “Cristo de los Favores”. Todos acudían a él para pedirle ayuda. Un día también el ermitaño Haakón decidió solicitar un favor y, arrodillado ante la imagen, dijo:


- Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la cruz.


Y se quedó quieto, con los ojos puestos en la imagen, esperando una respuesta. De repente – ¡oh maravilla!- vio que el Crucificado comenzaba a mover los labios y le dijo:


- Amigo mío, accedo a tu deseo pero ha de ser con una condición: suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardar siempre silencio.


- Te lo prometo, Señor.


Y se efectuó el cambio. Nadie se dio cuenta de que era Haakón quien estaba en la cruz, sostenido por cuatro clavos, y que el Señor ocupaba el puesto del ermitaño. Los devotos seguían desfilando pidiendo favores y Haakón, fiel a su promesa, callaba. Hasta que un día...

Llegó un ricachón y, después de haber orado, dejó allí olvidada su bolsa. Haakón lo vio, pero guardó silencio. Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos horas más tarde, se apropió de la bolsa del rico. Y tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él, poco después para pedir su protección antes de emprender un viaje. Pero ya no pudo contenerse cuando vio regresar al hombre rico quien, creyendo que era ese muchacho el que se había apoderado de la bolsa, insistía en denunciarlo. Se oyó entonces una voz fuerte:

- ¡Deténte!

Ambos miraron hacia arriba y vieron que era la imagen la que había gritado. Haakón aclaró cómo habían ocurrido realmente las cosas. El rico quedó anonadado y salió de la ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje. Cuando por fín la ermita quedó sola, Cristo se dirigió a Haakón y le dijo:


- Baja de la cruz. No vales para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio


- Señor – dijo Haakón confundido-, ¿cómo iba a permitir esa injusticia?


Y Cristo le contestó:


- Tú no sabías que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una mujer. El pobre, en cambio, tenía necesidad de ese dinero e hizo bien en llevárselo. En cuanto al muchacho último, si hubiera quedado retenido en la ermita no habría llegado a tiempo de embarcar y habría salvado la vida, porque has de saber que en estos momentos su barco está hundiéndose en alta mar.

miércoles, 18 de marzo de 2009

El niño y el piloto

Cuanto más mayores nos hacemos, más expuestos estamos a las vicisitudes y dificultades de la vida: fracasos, enfermedades, decepciones, fallos,.... ¿Qué nos queda en esos momentos? ¿A quien recurrir? ¿Se puede encontrar algo positivo en los momentos oscuros?

Son situaciones muy difíciles en las que se suele sufrir mucho, pero los que tenemos la gracia y la suerte de creer en Dios confiamos que siempre hay un más y un Alguien que nos acoge y nos consuela, un Padre que nos acompaña en nuestro caminar.

Todo esto me ha recordado la historia de la semana de esta ocasión, historia sencilla y de confianza.


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El niño y el piloto
El hombre observó al niño solo en la sala de espera del aeropuerto aguardando su vuelo.

El niño fue colocado al frente de la fila, para entrar y encontrar su asiento antes que los adultos.

Al entrar al avión, el hombre vio que el niño estaba sentado al lado de su asiento. El niño fue cortés cuando conversó con él y, enseguida, comenzó a pasar el tiempo pintando un libro. No demostraba ansiedad o preocupación con el vuelo mientras las preparaciones para el despegue estaban siendo hechas.

Durante el vuelo, el avión entró en una tempestad muy fuerte lo que lo hizo balancearse como una pluma al viento.

La turbulencia y las sacudidas bruscas asustaron a algunos pasajeros. Pero el niño parecía encarar todo con la mayor naturalidad.

Una de las pasajeras, sentada del otro lado del corredor estaba preocupada con todo aquello y preguntó al niño:

- Niño, ¿no tienes miedo?

- No señora, no tengo miedo -respondió, levantando los ojos rápidamente de su libro de pintar-, ¡mi padre es el piloto!

sábado, 31 de enero de 2009

El rey impaciente

¡¡Ya es viernes!! La historia de esta semana trata sobre lo que está más allá de lo que ven los ojos. Se suele decir que 'las apariencias engañan' y seguro que a todos nos ha pasado alguna vez. Por eso es bueno acostrumbrarse a 'ver lo que no ven los ojos' (¡qué bonito ha quedado! :-). Aunque también tiene otras lecturas. Espero que la disfrutéis y os guste.


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Hace mucho tiempo, en un reino distante, vivía un rey que no creía en la bondad de Dios. Tenía, sin embargo, un súbdito que siempre se lo recordaba. En todas las situaciones decía:

- "!Rey mío, no se desanime, porque todo lo que Dios hace es perfecto. El nunca se equivoca! "

Un día el rey salió a cazar junto con su súbdito, y una fiera de la jungla le atacó. El súbdito consiguió matar al animal, pero no evitó que su Majestad perdiese el dedo meñique de la mano derecha. El rey, furioso por lo que había ocurrido, y sin mostrar agradecimiento por los esfuerzos de su siervo para salvarle la vida, le preguntó a éste:

-"Y ahora, qué me dices, ¿Dios es bueno? Si Dios fuese bueno yo no hubiera sido atacado, y no hubiera perdido mi dedo."

El siervo respondió:

-"Rey mío, a pesar de todas esas cosas, solamente puedo decirle que Dios es bueno, y que quizás, perder un dedo, sea para su bien. Todo lo que Dios hace es perfecto. !El nunca se equivoca! "

El rey, indignado con la respuesta del súbdito, mandó que fuese preso a la celda más oscura y más fétida del calabozo. Después de algún tiempo, el rey salió nuevamente a cazar, y fue atacado esta vez por una tribu de indios que vivían en la selva. Estos indios eran temidos por todos, pues se sabía que hacían sacrificios humanos para sus dioses.

Inmediatamente después que capturaron al rey, comenzaron a preparar, llenos de júbilo, el ritual del sacrificio. Cuando ya tenían todo listo, y el rey estaba delante del altar, el sacerdote indígena, al examinar a la víctima, observó furioso:

-"!Este hombre no puede ser sacrificado, pues es defectuoso!....!Le falta un dedo!"

Luego, el rey fue liberado.

Al volver al palacio, muy alegre y aliviado, liberó a su súbdito y pidió que fuera a su presencia. Al ver a su siervo, le abrazó afectuosamente diciendo:

-"!Querido, Dios fue realmente bueno conmigo! Tú debes haberte enterado que escapé justamente porque no tenía uno de mis dedos.
Pero ahora tengo una gran duda en mi corazón: si Dios es tan bueno, ¿por que permitió que estuvieses preso, tú que tanto lo defendiste?"

El siervo sonrió, y dijo: ...

-"Rey mío, si yo hubiera estado junto con usted en esa caza, seguramente habría sido sacrificado en su lugar, !ya que no me falta ningún dedo! Por lo tanto, acuérdese siempre: Todo lo que Dios hace es perfecto. !El nunca se equivoca! "