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viernes, 16 de octubre de 2015

Solidaridad con uno mismo

Normalmente las historias de la semana hacen referencia a nuestro comportamiento y relaciones con los demás, ya que el 'salir de uno' es una parte importante del desarrollo personal. 

Sin embargo en esta ocasión vamos a mirar 'hacia adentro'. Comparto un texto que me han enviado dedicado especialmente a los estudiantes para que se desarrollen mejor como personas, pero que es aplicable a todos nosotros.


Se trata, resumiendo las ideas, de recordar las actitudes con las que afrontamos los retos que nos aparecen en la vida diaria, y cómo vamos forjando nuestra propia personalidad atendiendo a los mejores valores humanos y sociales.

Estoy seguro de que estas trece actitudes pueden reportarnos grandes metas en nuestra vida. Aquí va el texto que lleva por título Solidaridad con uno mismo.

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Solidaridad con uno mismo

1.- AUTOESTIMA. Estudia "a tope" durante un mes y verás cómo te sientes valioso y capaz. 


2.- ORGANIZACIÓN. Ordena tu habitación, tu mesa de estudio y tus apuntes cada semana, y sobre todo, haz un buen plan de estudios y, ¡cúmplelo!

3.- DECISIÓN. Cuando decidas hacer algo que te conviene, pasa a la acción de inmediato; si dudas y te retrasas, estás perdido.

4.- SENCILLEZ. Sé muy natural, humano, sencillo y tolerante contigo y con los demás.
 

5.- PERSONALIDAD. Se tú mismo y aprende a defender tus opiniones sin cabezonería.

6.- VOLUNTAD. Aprende a vencer todos los obstáculos, viendo en cada dificultad un motivo para superarte.

7.- BUEN HUMOR. Procura mantener el sentido del humor hasta en los peores momentos.

8.- RESPETO. Respeta a los demás y exige que te respeten. 


9.- ESFUERZO. Todo lo valioso requiere esfuerzo y sacrificio. 

 
10.- COLABORACIÓN. Ayuda a los demás, haz el bien que puedas, sé útil a tus compañeros.

11.- HONESTIDAD. Sé sincero y honesto y te sentirás bien y en paz contigo mismo.

12.- RESPONSABILIDAD. No culpes a los demás de tus fracasos; asume tu responsabilidad y corrige tus fallos.

13.- SALUD. Haz ejercicio físico y practica algún deporte: ello te ayudará a mantener la salud mental y física.




La Historia de la Semana

sábado, 28 de marzo de 2015

He aprendido...

Hay muchas cosas en la vida que sólo se aprenden con la experiencia y el paso de los años.

La personalidad de cada uno la vamos forjando poco a poco y hay que tener criterios bien formados para construirla sobre cimientos fuertes.

El texto que comparto esta semana refleja las lecciones de la vida que alguien ha aprendido en este caminar hacia la madurez personal.

Y aunque no son cuestiones dogmáticas, creo que están muy bien para tenerlas en cuenta. Por ejemplo cuando afirma que más importante que lo que nos acontece es la forma cómo lo afrontamos.

Espero que sea de utilidad para crecer un poco más en nuestra madurez y desarrollo personal. 
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He aprendido

He aprendido que no puedo hacer que alguien me quiera, sólo convertirme en alguien a quien se pueda querer. El resto depende de los otros.


He aprendido que por mucho que me preocupe por los demás, muchos de ellos no se preocuparán por mí.

He aprendido que se puede requerir años para construir la confianza y únicamente segundos para destruirla.

He aprendido que lo que verdaderamente cuenta en la vida no son las cosas que tengo a mi alrededor, sino las personas que están a mi alrededor.


He aprendido que puedo llegar mucho más lejos de lo que pensé posible.

He aprendido que soy responsable de lo que hago, cualquiera que sea el sentimiento que tenga.

He aprendido que los héroes son las personas que hacen aquello de lo que están convencidos, a pesar de las consecuencias.

He aprendido que aprender a perdonar requiere mucha práctica.

 
He aprendido que el dinero es un pésimo indicador del valor de alguien.

He aprendido que con los amigos podemos hacer cualquier cosa o no hacer nada, y tener el mejor de los momentos.

He aprendido que simplemente porque alguien no me ama de la manera que yo quisiera, no significa que no me ame a su manera.

He aprendido que la "madurez" tiene más que ver con las experiencias que he tenido, que con el número de años cumplidos.
 

He aprendido que por más fuerte que sea mi sufrimiento, el mundo no se detiene por mi dolor.

He aprendido que dos personas pueden mirar la misma cosa y ver algo totalmente diferente.

He aprendido que, sin importar las circunstancias, cuando soy honesto conmigo llego más lejos en la vida.

He aprendido que no importa lo que me pase, sino cómo soy capaz de manejarlo.
 
He aprendido que siempre debo dejar a los que amo con palabras de amor. Puede ser la última vez que los vea.

He aprendido que puedo soportar mucho más de lo que pensaba que podría.

He aprendido que hay gente que me quiere mucho pero que simplemente no sabe como demostrarlo.
 

La Historia de la Semana

viernes, 14 de noviembre de 2014

Sobre las personas

Una de las frases más conocidas de la filosofía es el clásico 'conócete a ti mismo' que Sócrates inculcaba a sus discípulos y que expresa una gran realidad: para ser uno mismo y no despersonalizarse hay interiorizar y ser concientes de nuestras vivencias personales.

Esta semana comparto unos aforismos sobre las personas que me parecen muy interesantes en este sentido.

Aportan unas pautas claras y sencillas para conocerse uno a sí mismo y desde ahí salir al encuentro de los demás, pues el ser humano es un ser relacional y la personalidad se afianza en ese encuentro con el otro.

A mí hay dos pensamientos que me encantan y procuro tener presentes. Uno es de Lao Tse: el que se vence a sí mismo es el más fuerte; y otro de San Agustín: no se accede a la verdad sino a través del amor.

Aquí van. Espero que os gusten y os sirvan. 
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Sobre las personas


De ​Lao Tse:
 
Quien conoce a los hombres es inteligente.

Quien se conoce a sí mismo es iluminado.


Quien vence a los otros posee fuerza.


Quien se vence a sí mismo es aún más fuerte.


Quien se conforma con lo que tiene es rico.

El que se esfuerza sin cesar posee voluntad.


Quien se mantiene donde encontró su hogar, perdura largamente.


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De San Agustín: 

Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.

Conócete, acéptate, supérate. 

La medida del amor es amar sin medida.

Obedeced más a los que enseñan que a los que mandan.
 

 
Aprueba a los buenos, tolera a los malos y ámalos a todos.


No se accede a la verdad sino a través del amor.

Reza como si todo dependiera de Dios, y trabaja como si todo dependiera de ti.


Cuando oramos hablamos con Dios, pero cuando leemos su palabra es Dios quien habla con nosotros.



La Historia de la Semana

jueves, 8 de noviembre de 2012

El tamaño de las personas

¿Cómo medimos el tamaño de las personas? Naturalmente la pregunta está hecha para hacernos reflexionar un poco. 

No nos referimos al tamaño físico de las personas, que es muy fácil de evaluar a simple vista, sino a su 'tamaño espiritual', ése que sólo se aprecia con los ojos del corazón y las gafas del amor.

El texto de esta semana recuerda de forma evidente un aserto que solemos decir pero que a veces se nos olvida: el tamaño de la persona se conoce por sus obras.

Y es un buen recordatorio para todos los que aspiramos a ser grandes de corazón, generosos con los demás y dispuestos a luchar por nuestros sueños e ideales.

Aquí va a continuación El tamaño de las personas. ¡A ver si estáis de acuerdo!

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El tamaño de las personas

Una persona es enorme cuando habla de frente y vive de acuerdo con lo que dice, cuando trata con cariño y respeto, cuando mira a los ojos y sonríe con franqueza.

Pero es pequeña cuando sólo piensa en sí misma, y les hace creer a los otros que piensa en ellos; cuando es poco gentil, cuando no colabora, cuando abandona a alguien en el momento en que más lo necesita.

Una persona es gigante cuando se interesa por tu vida, cuando busca alternativas para tu crecimiento, cuando sueña junto contigo, cuando trata de entenderte aunque no piense igual que tú.

Una persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del otro, cuando obra no sólo de acuerdo con lo que esperan de ella, sino con lo que espera de sí misma.

Pero es pequeña cuando decepciona, cuando hiere, cuando actúa con orgullo, cuando no es solidaria, cuando miente, cuando no sabe pedir perdón.

Una persona es grande cuando sabe dar, cuando no tiene miedo de recibir, cuando le caracteriza la alegría, cuando enfrenta la tristeza, cuando domina la ira.

Pero es insignificante cuando desprecia, cuando olvida los favores, cuando sólo busca su brillo, sus intereses, su bienestar. Se empequeñece aún más cuando agrede, cuando falsea su testimonio, cuando mata con maledicencia.

Una persona es grande cuando extiende su mano, cuando cierra su boca y abre su corazón, cuando su sensibilidad es tan grande que sabe ver en el corazón del otro …

 La Historia de la Semana

viernes, 12 de noviembre de 2010

El verdadero valor del anillo

La historia de esta semana es un cuento que me encanta y he comprobado, con extrañeza, que todavía no estaba incluido en el blog.

Lo suelo contar cuando estoy con jóvenes inquietos que aún andan buscando su identidad en el grupo y recurren a cosas extrañas para llamar la atención de los demás.

Viene a recordar algo evidente pero que a veces se nos olvida: cada amigo, cada persona que pasa a nuestro lado, alberga una joya en el corazón. Y la cuestión que me plantea es: ¿soy capaz de reconocerla?

El cuento se titula El verdadero valor del anillo. Aquí va:

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El verdadero valor del anillo

Un joven acudió a un sabio en busca de ayuda.

- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

- ¡Cuánto lo siento muchacho, pero no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después... Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- E... encantado, maestro -titubeó el joven, quien se sintió otra vez  desvalorizado y sus necesidades postergadas-.

- Bien -asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban la espalda y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.
¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

- Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven-.

- Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.


viernes, 2 de julio de 2010

La obra del Rey

Cuando estamos inmersos en un proyecto, o incluso en el trabajo cotidiano, tenemos habitualmente dos opciones: hacer las cosas como siempre se han hecho o intentar mejorarlas con creatividad e ilusión.

Evidentemente el camino más fácil es el primero: necesita poco esfuerzo. En cambio el segundo requiere profundizar en las situaciones, imaginar alternativas y aportar un trabajo personal.

La historia de esta semana, titulada La obra del Rey, es un sencillo cuento que pone de manifiesto esta doble vía de afrontar los retos que la vida nos va poniendo en el camino, resaltando algunas ideas importantes. Entre ellas, las cualidades que hacen de una persona un auténtico líder: iniciativa, valentía, compromiso, autoridad moral, creatividad,...

¡Espero que os guste!

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La obra del Rey

Cierto rey ordenó a sus dos hijos construir dos grandes acueductos que llevaran agua a los maltrechos campos reales, muy castigados por una gran sequía. 

El primero tomó parte de las riquezas y ejércitos del padre y con ellos fue al Norte, donde ordenó a los habitantes de aquellas tierras trabajar duro en la construcción de la gran obra. El hijo del rey dirigió la obra diligentemente, pagando justamente a los aldeanos y terminándola en el tiempo previsto de dos años.

Orgulloso de su trabajo, se presentó en palacio, donde se encontró con las celebraciones por la próxima coronación de su hermano como rey. Le contaron que había tardado sólo un año en construir el acueducto del Sur, y que lo había hecho sin apenas soldados ni dinero.

Aquello le pareció tan extraño que comenzó a investigar la obra de su hermano, llegando a descubrir no pocas irregularidades. Volvió entonces alarmado a informar a su padre el rey para evitar la coronación de su hermano.

- ¿Por qué dices eso?, ¿hay algo que deba saber? - respondió el rey.

- Sabes cuánto quiero a mi hermano, pero debe haberse vuelto loco, pues ha manchado nuestro nombre mil veces. Construyó el acueducto desviándose de los

planos. Creó salidas de agua que llegan a otros campos antes del tuyo, al que apenas llega la mitad del agua. Desafió al primer ministro en presencia de los aldeanos, se fue sin pagar nada a quienes trabajaron, y hasta utilizó a tus soldados como obreros. Y quién sabe si esto es sólo el principio...

El rey, mirando a su hijo con cariño, respondió:

- Hijo mío, todo lo que dices es cierto: tu hermano tuvo la iniciativa de modificar la obra para mejorarla; la sabiduría para proponer algo que mejoraría las vidas de todos y así convencer a los aldeanos de trabajar rápido y gratis; la valentía
para enfrentarse al primer ministro por defender la justicia; y la autoridad moral para poner a sus soldados a trabajar en la obra más horas que los aldeanos. Su compromiso fue tan grande, que él mismo fue quien más tiempo dedicó a trabajar, olvidando su condición de príncipe. ¿Sabes, hijo? Es por estas cosas que todo el mundo adora a tu hermano y harían lo que él les pidiera.


El príncipe se marchó pensativo, reconociendo en las palabras de su padre la grandeza de su hermano. Y sin dudarlo un instante, corrió a felicitarle.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Los globos

La anterior entrada del blog con el video de Steve Jobs trata sobre la motivación y la superación personal.

Meditando sobre este tema he encontrado la historia de esta semana, que ilustra la otra cara de la moneda: normalmente la motivación nos viene 'de fuera', pero al final es tarea personal de cada uno acogerla y desarrollarla 'desde dentro'.

Para crecer en todos los ámbitos de la vida, desde el personal al profesional, desde el individual al social, es preciso prepararse interiormente, estar dispuestos a superar las dificultades que se nos presenten y afrontar los retos con ilusión y esperanza, sin desanimarse. Aquí os dejo con Los globos, que me ha recordado todo esto y espero os guste.

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Los globos

Hace varios años, un vendedor de globos vendía su producto en las calles de Nueva York. Casi siempre estaba rodeado de niños.



Cuando las ventas bajaban, soltaba un globo; al flotar en el aire se reunía una nueva multitud de compradores y su negocio se fortalecía por unos minutos, alegrando a los niños que paseaban con sus madres.

Alternaba los colores: primero uno blanco, luego uno rojo y después uno azul, para recordar los colores de la bandera como buen ciudadano americano. Al cabo de un tiempo, un pequeño niño negro que llevaba mucho rato observándole le tiró de la manga del traje, miró al vendedor a los ojos y le preguntó:


"Señor, y si suelta un globo negro, ¿también subiría?"

El vendedor de globos miró al pequeño y con ternura, sabiduría y comprensión le dijo:


Hijito, lo que hace subir a los globos no es el color: ¡es lo que está dentro de ellos!".

¡Y cuánta razón tiene el vendedor de globos!: Lo que está dentro de uno es lo que le hace subir en la vida.


viernes, 19 de junio de 2009

Saber vivir la vida

¡¡Ya tenemos el verano encima y dentro de nada las esperadas vacaciones!! Seguramente este año con los efectos de la crisis haya que cambiar algunos hábitos por otros más económicos. Pero evidentemente esto no afecta a nuestra capacidad de vivir la vida con toda su intensidad y aprovechar los momentos para potenciar las relaciones humanas con tantos amigos y conocidos que todos tenemos.


En la historia de esta semana la protagonista es una mujer que realmente sabe vivir con plenitud todo instante por pobre que nos parezca. Espero que os guste.


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SABER VIVIR LA VIDA


Una mujer muy sabia se despertó una mañana, se miró al espejo, y notó que tenía solamente tres cabellos en su cabeza.


'Hmmm', pensó, 'Creo que hoy me voy a hacer una trenza'.


Así lo hizo y paso un día maravilloso.


El siguiente día se despertó, se miró al espejo y vio que tenía solamente dos cabellos en su cabeza.


'Hmmm', dijo, 'Creo que hoy me peinaré con la raya en medio'


Así lo hizo y paso un día grandioso.


El siguiente día cuando despertó, se miró al espejo y notó que solamente le quedaba un cabello en su cabeza.


'Bueno', se dijo, 'ahora me voy a hacer una cola de caballo.'


Así lo hizo, y tuvo un día muy, muy divertido.


A la mañana siguiente cuando despertó, corrió al espejo y enseguida notó que no le quedaba un solo cabello en la cabeza.


'¡Qué bien!', exclamó, '¡Hoy no voy a tener que peinarme!'


Y recordó algo que había oído hace tiempo: que la vida no es esperar a que la tormenta pase ... , sino aprender a bailar bajo la lluvia.

viernes, 19 de diciembre de 2008

El árbol que no sabía quién era

Seguro que os habéis dado cuenta y no revelo ningún secreto: ya no hay remedio: ¡¡tenemos la Navidad encima!! ¡¡Ya ha pasado otro año!!!

¿Qué vamos a hacer? ¿Seguir la corriente como todo el mundo? ¿Hacer lo de siempre? ¿O buscar dentro de cada un@ lo que realmente me llena y me hace ver la vida 'con otros ojos'?

Pues para dar ideas, aquí os va la historia de esta semana, con mis mejores deseos para todos y cada uno.


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El árbol que no sabía quién era

Había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales.

Todo era alegría en el jardín; y todos ellos estaban muy satisfechos y felices. Excepto por un solo árbol, profundamente triste.

El pobre tenía un problema: no daba frutos. "No sé quién soy," se lamentaba.

- Lo que te falta es concentración,- le decía el manzano,- si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves que fácil es?

- No lo escuches,- exigía el rosal.- Es más sencillo tener rosas y ¿Ves que bellas son?

Y desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:

-No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Es tu enfoque lo que te hace sufrir.
"No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo. Conócete a ti mismo como eres. Y para lograr esto, escucha tu voz interior." Y dicho esto, el búho se fue.

-"¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? ".- Se preguntaba el árbol desesperado. Y se puso a meditar esos conceptos.

Finalmente, de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar su voz interior diciéndole:

"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Eso es quién eres. ¡Sé lo que eres!"

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces todo el jardín fue completamente feliz, cada quien celebrándose a sí mismo.