Uno de los valores más relevantes y necesarios en la sociedad actual es el de la amistad, el de la auténtica amistad.
Vivimos en un mundo bastante superficial en el que las relaciones humanas sólo suelen buscar el bien personal más que el crecimiento del otro. Por eso una auténtica amistad es un verdadero tesoro, como ya reconocían los clásicos.
El tema de la amistad ya ha salido en numerosos artículos del blog, como se puede ver aquí, pero a mí personalmente me encanta en particular esta historia titulada La amistad, porque revela lo profunda que es la verdadera amistad, aunque sea en clave de humor.
La historia de esta semana, titulada El amigo herido, recuerda las palabras de Jesucristo cuando dice a los que le seguían que no hay mayor amor que dar la vida por el amigo.
Y es un buen recordatorio para nosotros y afianzar así nuestros lazos de amistad con los auténticos amigos.
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El amigo herido
En pleno campo de batalla un soldado dice a su teniente:
- Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarle.
- ¡Permiso denegado! –respondió el teniente-. No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente haya muerto.
El soldado, sin pensárselo dos veces y no haciendo caso a la orden de su superior, salió al campo de batalla y, una hora más tarde, regresó muy malherido transportando el cadáver de su amigo.
El teniente estaba furioso:
- ¡Ya le dije yo que había muerto!
Y añadió:
- ¡Dígame! ¡¿merecía la pena arriesgarse para traer un cadáver?!
Y el soldado, herido, haciendo un gran esfuerzo por decir unas palabras respondió:
- Claro que mereció la pena, señor… Cuando lo encontré todavía estaba vivo y pudo decirme: “… estaba seguro de que vendrías…”
La Historia de la Semana
Vivimos en un mundo bastante superficial en el que las relaciones humanas sólo suelen buscar el bien personal más que el crecimiento del otro. Por eso una auténtica amistad es un verdadero tesoro, como ya reconocían los clásicos.
La historia de esta semana, titulada El amigo herido, recuerda las palabras de Jesucristo cuando dice a los que le seguían que no hay mayor amor que dar la vida por el amigo.
Y es un buen recordatorio para nosotros y afianzar así nuestros lazos de amistad con los auténticos amigos.
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El amigo herido
En pleno campo de batalla un soldado dice a su teniente:
- Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarle.
- ¡Permiso denegado! –respondió el teniente-. No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente haya muerto.
El soldado, sin pensárselo dos veces y no haciendo caso a la orden de su superior, salió al campo de batalla y, una hora más tarde, regresó muy malherido transportando el cadáver de su amigo.
- ¡Ya le dije yo que había muerto!
Y añadió:
- ¡Dígame! ¡¿merecía la pena arriesgarse para traer un cadáver?!
Y el soldado, herido, haciendo un gran esfuerzo por decir unas palabras respondió:
- Claro que mereció la pena, señor… Cuando lo encontré todavía estaba vivo y pudo decirme: “… estaba seguro de que vendrías…”
La Historia de la Semana