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sábado, 27 de enero de 2018

Sabía silbar


Una de las actitudes más importantes para mí en la vida social es estar atento a lo positivo antes que a lo negativo.

Seguramente lo primero que nos viene a la mente del comportamiento de los demás y lo que nos llama más la atención son los aspectos negativos que no encajan con nuestra forma de ver las situaciones.





Por eso como criterio de actuación hay que tener claro que es más importante lo que une que lo que separa, lo bello que lo feo, la verdad que la mentira,...

Y aunque parezca difícil, siempre es posible sacar algo positivo del comportamiento del otro.

La historia de esta semana, Sabía silbar, me parece muy ilustrativa de este tema, en la búsqueda de lo bueno que tienen los demás para resaltarlo y servir de punto de unión con las personas que nos rodean.


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Sabía silbar

 Dicen que en un pueblo pequeño vivía una viejecita muy agradable. Con la sabiduría que dan los años, sus comentarios de todo el mundo eran siempre positivos .

Un día murió un hombre, conocido por todos, que parecía reunir todas las miserias, defectos y desgracias: era un vago, un ladrón, un borracho pendenciero y había abandonado a su mujer y a sus hijos pequeños … ¡vamos! una verdadera calamidad, un auténtico estorbo para la comunidad.


 
La noche de su muerte, en el velatorio, llegó la viejecita a la sala donde se rezaba por el difunto. Todos se miraban y se decían para sí: “Seguro que de éste no dice nada bueno”.

La viejecita estuvo un momento callada. Estaba claro. Parecía que, efectivamente, no tenía nada que decir.

Pero mientras todos pensaban esto, al fin, habló:


“Sabía silbar …. la verdad es que daba gusto oirle cuando pasaba por debajo de mi ventana todas las mañanas. Lo echaré de menos”.



La Historia de la Semana

viernes, 22 de octubre de 2010

La unión hace la fuerza

Hemos escuchado incontables veces el dicho 'La unión hace la fuerza'. Hoy me toca repetirlo una vez más porque es totalmente cierto.

Seguro que todos podemos contar alguna experiencia personal en la que se pone de manifiesto esta afirmación. Y también hemos vivido situaciones en las que hemos añorado una ayuda especial para superar alguna dificultad.

La historia de esta semana es muy breve y trata precisamente de esto en el ámbito familiar, y se titula, como no podía ser de otro modo, La unión hace la fuerza

Espero que os guste.


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La unión hace la fuerza

Un anciano labrador, que tenía varios hijos enemistados, se valió del siguiente medio para darles una lección.

Los llamó a todos y mandó traer una porción de varas, que ató una a una hasta formar una sola gavilla.

Luego, pidió a cada uno de ellos que la rompiera, diciéndoles:

—Dejaré toda mi fortuna en herencia a aquel de vosotros que pueda quebrar esta gavilla.

Uno tras otro trataron de romper el mazo, ya apoyando el haz sobre sus rodillas, ya torciéndolo con fuerza. La gavilla se mostraba tan fuerte que era imposible deshacerla en dos partes.

Por fin, el padre pidió que se le entrega aquel haz que parecía inquebrantable y, sacando una por una las varas, fue quebrándolas fácilmente una tras otra.

Sus hijos, perplejos, le dijeron:

—Padre, así también podríamos haberlo hecho nosotros.

Y el anciano les replicó:

—Esta lección, hijos míos, es la mejor herencia que os dejo. Pensad en ella: Vosotros sois como esas varas. Si estáis unidos por el amor fraterno, seréis fuertes e invencibles, pero si os separáis, cualquiera os vencerá. Vuestra unión os hará fuertes.