Mostrando entradas con la etiqueta adulación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta adulación. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de junio de 2011

El guiso de lentejas

Diógenes Laercio fue un historiador griego de la filosofía clásica que vivió sobre el siglo III d.C. 

En sus escritos cuenta muchos relatos y chismes acerca de sus colegas contemporáneos, pero la historia de esta semana me ha parecido especialmente significativa y de fácil aplicación en nuestros tiempos.

Suele resultar más cómodo hacer el juego a los poderosos y adular a los que están por encima para obtener lo que interesa, que ser fieles a las propias convicciones y aceptar las consecuencias.

Esta historia de Diógenes, titulada El guiso de lentejas, trata precisamente de la adulación, y me ha parecido muy instructiva. ¡Espero que os guste!


==================

 El guiso de lentejas

Un día, hace muchos años, estaba  Diógenes comiendo un plato de lentejas sentado en el umbral de una casa cualquiera.

No había ningún alimento en toda Atenas más barato que el guiso de lentejas. 

Comer guiso de lentejas significaba que te encontrabas en una situación de máxima precariedad.

Pasó un ministro del Emperador y le dijo:
  
-¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y adular un poco más al Emperador, no tendrías que comer lentejas.

Diógenes dejó de comer, levantó la vista y, mirando intensamente al acaudalado interlocutor, le contestó:

-¡Ay de ti, hermano! Si aprendieras a comer lentejas, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al Emperador.


La Historia de la Semana

martes, 10 de mayo de 2011

El puente perfecto

De la historia de esta semana se pueden sacar muchas ideas prácticas para nuestra actividad cotidiana.

La primera que resalta son los efectos del afán de perfeccionismo. Está bien desear hacer las cosas de la mejor manera posible, pero cuando nos quedamos en la cosa en sí y nos olvidamos del objetivo final es muy fácil que nos ocurra como general de nuestra historia, que se queda 'a verlas venir'. 

Otra idea es lo bien que funciona con ciertas personas la adulación: basta que les digas lo quieren escuchar para que ya te hagan caso; y es un mecanismo de manipulación al que hay que estar atento.

Y otras ideas que seguro se os ocurren. Así que sin más, aquí va El puente perfecto.


===============================
El puente perfecto

Hace mucho tiempo, un simple soldado tenía la importante misión de guardar el paso existente en un río. 

Un día, al despertar, se encontró con todo un ejército al otro lado del río, dirigido por un gran general, orgulloso y de genio rápido. Con grandes voces el general le indicó sus intenciones de cruzar el río, tomar sus tierras y declararse dueño de todo el lugar.

El soldado miró las muy numerosas tropas y al orgulloso general y, tras meditar un rato, se inclinó ante el ejército. 

"Oh, gran general", dijo. "Veo vuestras tropas, valientes como ninguna otra. Veo vuestra nobleza, más allá de toda duda. Veo todas estas cosas". 

Entonces habló el general, complacido por haber sido correctamente juzgado. 

"¡Pues apártate y déjanos tomar lo que nos pertenece!". 

El soldado se inclinó ante el general, pero se negó pesaroso. 

"No podría, general. Mirad el río. Hay rocas, con las que podríais tropezar y caer. Hay barro, con el que podríais mancharos. Y fría está el agua. ¿Cómo podría dejaros cruzar de una manera tan poco noble, nada apropiada para vos?". 

El general meditó y vió que sufrir tales incomodidades estaba por debajo de lo que se merecía, por lo que asintió. 

"Dime entonces, soldado, qué propones".

El soldado se inclinó de nuevo. 

"Dejadme enviar mensaje a mi señor. Entenderá la situación como yo lo he hecho y enviará artesanos y materiales, los mejores de ambos, para que construyan un puente, el mejor que se haya construido jamás, para que vos y vuestras tropas, crucéis". 

El general asintió y acampó con sus tropas en su orilla del río. 

El señor del soldado entendió a su súbdito y, como éste había predicho, envió los mejores artesanos y materiales. 

Durante meses trabajaron con dedicacion y cuidado, de modo que el puente fuese perfecto. El puente tardó más de un año en ser construido y, cuando fue finalizado, era perfecto.

Pero también fueron perfectas las defensas que, en ese tiempo, el señor del soldado había erigido alrededor de su castillo, que jamás pudo ser tomado.

La Historia de la Semana