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miércoles, 31 de octubre de 2018

El médico experto

Seguramente todos tenemos algún amigo o conocido que 'se las da de listo', o sea que sabe siempre todo sobre cualquier tema, y no deja pasar la ocasión de demostrarlo.

La persona realmente experta sabe conjugar bien el hablar con el callar para dar su opinión cuando es necesaria, y siempre con una gran sencillez.
La historia de esta semana viene en clave de humor y nos recuerda que antes de aventurar una opinión 'de experto' tenemos que estar bien seguro de ello.

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El médico experto


El médico, tras examinar detenidamente al paciente, dijo: 


-Ha tenido usted un ataque de neumonía. Es usted músico. ¿No es cierto?

-Sí, respondió asombrado el paciente.

-Y toca usted un instrumento de viento...


-¡Exacto! ¿Cómo lo sabe?


-¡Elemental, mi querido amigo! Tiene usted una inconfundible lesión de pulmón, y su laringe está inflamada, debido, indudablemente, a que la ha sometido usted a una intensa presión. Dígame, ¿qué instrumento toca usted?


-El acordeón...



La Historia de la Semana 

viernes, 25 de noviembre de 2016

El astrólogo adivino

Un contravalor por desgracia muy frecuente es el de la envidia y los celos. ¡Cuántos problemas causan a las relaciones interpersonales!

Y además no revierten en disfrute individual sino en rencor y resentimiento. Decía un articulista que, de los siete pecados capitales, el más incomprensible es precisamente el de la envidia, pues mientras que en los demás al menos de momento se pasa bien, éste sólo reporta un entristecimiento interior cada vez mayor, que suele acabar en rencor y deseos de venganza.

La historia de esta semana, El astrólogo adivino,
trata precisamente este tema y cómo el protagonista lo resuelve con una gran dosis de astucia y elegancia.


La consecuencia para nosotros es clara: se requiere desarrollar la madurez personal primero para no dejarse llevar por la envidia y segundo para resolver las situaciones conflictivas. ¡¡Aunque estas cosas no se adquieren estudiando, sino con la experiencia!!

Aquí va a continuación El astrólogo adivino.

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El astrólogo adivino

Había una vez en un lejano país un astrólogo famoso por sus predicciones, admirado y respetado por las personas que allí vivían.
 
También había en el mismo país, un poderoso y presuntuoso rey que envidiaba la atención que el pueblo brindaba al adivino. Le molestaba enormemente no ser el protagonista, y la envidia y los celos le corroían las entrañas.

No soportando el que el adivino le quitara el lugar preferencial del reino, decidió mandarle matar. Pero antes pensó una estratagema para que en ello quedara patente ante el pueblo la ignorancia del astrólogo y la supremacía del rey.


El día señalado, en la plaza de la ciudad donde se había congregado el pueblo, ordenó a sus soldados que le llevaran ante él. El rey, sintiéndose dueño de la orden que daría a sus verdugos en cuanto a la fecha de la ejecución dijo irónicamente al adivino:

- Dime, amigo de los astros, tú que todo lo sabes, ¿podrías decirme que día vas a morir?

El astrólogo miró al pueblo reunido alrededor de la plaza, miró al rey y al verdugo … y pidió unos minutos para consultar a los astros.


Pasado su tiempo el rey preguntó:

- Y bien …. ¿qué te han respondido?

- Mi señor, no me atrevo a decirlo….

El rey, enfadado, le increpó:

- ¡Dilo ya! ¿o … acaso es que no lo sabes?

- Mi señor –contestó finalmente el astrólogo- los astros dicen que moriré exactamente un día antes que su majestad...




La Historia de la Semana

domingo, 2 de octubre de 2016

El rey y el arquero anciano

Siempre decimos que la experiencia es importante para afrontar las circunstancias que nos depara la vida. ¡Y es correcto!

Hay cosas que solamente se aprenden con los años, y aunque queramos transmitirlas a los más jóvenes se hace difícil que las acepten, pues tienen que experimentarlas por sí mismos.

La historia de esta semana, El rey y el arquero anciano, me ha traído a la mente la impaciencia del joven y la serenidad del anciano. Unos quieren tenerlo todo ya al instante y los otros saben hacer de la necesidad virtud para aceptar las situaciones que la vida nos va trayendo.

Esta idea está muy bien sintetizada en el proverbio de Fernando Rielo que dice: El joven es más ilusión que pensamiento; por eso necesita, más que amigos, un maestro.

Aquí va a continuación y espero que os guste.

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El rey y el arquero anciano 

Un rey quiso aprender el arte del tiro con arco.

Sus ministros convocaron a todos los campeones: los que lanzaban más flechas por minuto, los que llegaban más lejos, los que daban en el blanco con los ojos cerrados, los que cazaban pájaros en pleno vuelo, etc… Todos se jactaban de ser infalibles y ninguno erró una flecha. 


El rey consideró Maestros a esos guerreros que adornaban el real jardín con sus armas multicolores. Pero de pronto una brisa comenzó a corretear entre las hojas para hacerse cada vez más insidiosa. Volaron paños recamados, abanicos de marfil, trenzas empapadas en esencia de sándalo. ¡La juguetona serpiente se hizo ventarrón! Los arqueros cesaron sus ejercicios en espera de un tiempo más propicio.

El rey se sintió decepcionado: él quería un Maestro que no fallara nunca, aun en medio de un ciclón.

¡Le dijeron que eso era imposible!

El monarca suspendió la fiesta y cayó en un estado melancólico del que sólo pudieron sacarlo con la presentación de un séquito que lo acompañaría por el reino para ayudarlo a encontrar a tal hombre… Recorrieron las provincias sin obtener resultados, hasta que un día un campesino les dijo que conocía un arquero que no fallaba ni en medio de un huracán.

Reverente, llevó al rey a una aldea donde éste encontró a un luminoso anciano que manejaba un arco que un gigante no podría tensar. El arma brillaba, pulida por sus amorosas y arrugadas manos. Las flechas parecían joyas.

El rey le pidió su secreto y el arquero se lo dio: “¡Aún en medio de vientos furiosos, siempre doy en el blanco porque no tengo blanco! Me preocupo sólo de la flecha, la que lanzo con toda la dedicación y belleza que mi alma pueda obtener. El tiro es perfecto y, como no tengo finalidad, hacia donde quiera que lance la flecha y donde quiera que ella caiga, siempre da en el blanco.” El rey se arrodilló ante él y se hizo su discípulo.


La Historia de la Semana

jueves, 30 de junio de 2011

Ata tu camello

Uno de los refranes españoles más típicos es el famoso A Dios rogando y con el mazo dando.

La historia de esta semana cuenta la versión oriental de esta idea, que se podría resumir de forma sencilla en cuatro palabras: no eludir nuestras responsabilidades.

En efecto, suele resultar bastante fácil escudarse en otras cosas, y muchas veces en Dios mismo, para no acometer lo que debemos hacer, dejándolo para más adelante o simplemente olvidándolo.

Esta historia nos recuerda que Dios no actúa sin nosotros, que somos sus manos, y que, en última instancia, se va a cumplir su voluntad aunque a veces no la entendamos. O dicho de otra manera: es muy fácil decir que se confía en Dios y luego dormirse en los laureles.

Y sin más, aquí va el relato Confía en Dios pero ata primero el camello.

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Confía en Dios pero ata primero el camello

Un maestro estaba viajando con uno de sus discípulos. El discípulo era el encargado de cuidar del camello.

Llegaron de noche, cansados, a la posada para caravanas. Era obligación del discípulo atar el camello, pero no se molestó en hacerlo y lo dejó fuera. En cambio, se dedicó a rezar. Le dijo a Dios: Encárgate del camello, y se durmió.

Por la mañana el camello no estaba: había sido robado, se había ido... podía haberle ocurrido cualquier cosa.
 

El maestro preguntó: 

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el camello?

-No lo sé -dijo el discípulo-. Pregúntaselo a Dios, porque yo le dije a Él que lo cuidara ; y como yo estaba cansado, no tengo la menor idea. Yo no soy el responsable porque se lo dije muy claramente. No hay forma de que no lo entendiera: se lo repetí tres veces. Y como siempre enseñas que debemos confiar en Dios, he confiado. Ahora no te enfades conmigo.

El maestro dijo: 

-Confía en Dios, pero primero ata el camello, porque Dios no tiene otras manos que las tuyas. 

Si quiere atar el camello, tendrá que usar las manos de alguien; pues no tiene otras que las tuyas. ¡Y es tu camello! La mejor forma de hacerlo, el camino más sencillo y más fácil es usar tus manos. 

Y confía en Dios. No confíes sólo en tus manos; de otro modo estarás intranquilo. Ata el camello y después confía en Dios.

Preguntarás: ¿Para qué confiar en Dios si ya he atado el camello?; pues porque, aunque esté atado, el camello puede ser robado. 


Haz todo lo que puedas, pero eso no garantiza el resultado. Haz todo lo que puedas, y después acepta lo que ocurra.


La Historia de la Semana  

miércoles, 4 de mayo de 2011

Con el tiempo....

Una idea que en ocasiones pasa por la cabeza es lo bueno que sería tener la experiencia que dan los años pero con la edad de cuando se era joven. Sin embargo, no es posible....

El joven tiene que adquirir esa experiencia de la vida poco a poco, ¡viviendo!, no sin equivocarse muchas veces, darse cuenta, y rectificar las decisiones. 

Lo que resulta más triste es llegar a mayor sin haber aprovechado las circunstancias de la vida para madurar y extraer lo esencial en las relaciones humanas. 

La historia de esta semana es un texto de Jorge Luis Borges en el que alerta precisamente de que hay situaciones que sólo se aprenden con el tiempo... y que lo dejamos pasar sin darnos cuenta.

Se titula Con el tiempo... El texto es un extracto de la versión completa, que está en el video que va al final.


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Con el tiempo...

Con el tiempo aprendes la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar un alma.

Con el tiempo aprendes que el amor no significa apoyarse en alguien y que la compañía no significa seguridad.

Con el tiempo... empiezas a entender que los besos no son contratos, ni los
regalos promesas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.


Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que el dinero.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.


Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes...


Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.


Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.


Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.


Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo.... ante una tumba..., ya no tiene ningún sentido...
 
Pero desafortunadamente.... esto sólo lo entendemos con el tiempo.
 
Y recuerda estas palabras: "El hombre se hace viejo muy pronto y sabio demasiado tarde"... justamente cuando ya no hay tiempo.


viernes, 23 de enero de 2009

La Sabiduría

La historia de esta semana me encanta. Es un cuento que he narrado en algunas ocasiones.

¿Dónde radica la auténtica sabiduría? ¿Se aprende en la universidad o en la experiencia? ¿Cómo vivenciar lo cotidiano? Aquí os va. Espero que os guste tanto como a mí.



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LA SABIDURÍA



Erase una vez un anciano muy sabio. Tan sabio era que todos decían que en su cara se podía ver la sabiduría. Un buen día ese hombre sabio decidió hacer un viaje en barco, y en ese mismo viaje iba un joven estudiante. El joven estudiante era arrogante y entró en el barco dándose aires de importancia, mientras que el anciano sabio se limitó a sentarse en la proa de barco a contemplar el paisaje y ver cómo los marineros trabajaban.


Al poco el estudiante tuvo noticia de que en el barco se encontraba un hombre sabio y fue a sentarse junto a él. El anciano sabio permanecía en silencio, así que el joven estudiante decidió sacar conversación:


- ¿Ha viajado mucho usted?


A lo que el anciano respondió: - Sí .



- ¿Y ha estado usted en Damasco?


Y al instante el anciano le habló de las estrellas que se ven desde la ciudad, de los atardeceres, de las gentes y sus costumbres. Le describió los olores y ruidos del zoco y le habló de las hermosas mezquitas de la ciudad.


- Todo eso está muy bien. - dijo el estudiante - Pero... habrá estado usted estudiando en la Escuela de Astronomía.


El anciano se quedó pensativo y como si aquello no tuviese importancia le dijo: - No.


El estudiante se llevó las manos a la cabeza sin poder creer lo que estaba oyendo: - ¡Pero entonces ha perdido media vida!


Al poco rato el estudiante le volvió a preguntar: - ¿Ha estado usted en Alejandría?



Y acto seguido el anciano le empezó a hablar de la belleza de la ciudad, de su puerto y su faro. Del ambiente abarrotado de sus calles. De sus tradiciones y de otras tantas cosas.



- Sí, ya veo que ha estado usted en Alejandría -repuso el estudiante-. Pero, ¿estudió usted en la Biblioteca de Alejandría?



Una vez más el anciano se encogió de hombros y dijo: - Pues no.



De nuevo el estudiante se llevó las manos a la cabeza y dijo: - Pero cómo es posible, ¡Ha perdido usted media vida!



Al rato el anciano vio que en la otra punta del barco comenzaba a entrar agua entre las tablas. Entonces el anciano preguntó:


- Tú has estudiado en muchos sitios, ¿verdad?



Y el estudiante, orgulloso, enhebró una retahíla de escuelas, bibliotecas y lugares de sabiduría que parecía no tener fin. Cuando por fin terminó, el viejo le preguntó: -¿Y en alguno de esos lugares has aprendido natación?


El estudiante repasó las decenas de asignaturas que había cursado en los diferentes lugares, pero en ninguna de ellas estaba incluida la natación. - No. - respondió.


Entonces el anciano, arremangándose y saltando por encima de la borda, le dijo antes de tirarse al agua:


- ¡Pues has perdido la vida entera!

sábado, 18 de octubre de 2008

Llámale...

Para pensar un poco y situar las cosas en su justo sitio.


Abrazos y feliz finde,


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LLAMALE...



A eso de caer y volver a levantarte,


de fracasar y volver a comenzar,


de seguir un camino y tener que torcerlo,


de encontrar el dolor y tener que afrontarlo,


a eso, no le llames adversidad,


llámale SABIDURIA.



A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente,


de fijarte una meta y tener que seguir otra,


de huir de una prueba y tener que encararla,


de planear un vuelo y tener que recortarlo,


de aspirar y no poder,


de querer y no saber,


de avanzar y no llegar,


a eso, no le llames castigo,


llámale ENSEÑANZA.



A eso, de pasar días juntos radiantes,


días felices y días tristes,


días de soledad y días de compañía,


a eso, no le llames rutina,


llámale EXPERIENCIA.



A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan,


y tu cerebro funcione y tus manos trabajen,


y tu alma irradie y tu sensibilidad sienta,


y tu corazón ame,


a eso, no le llames poder humano,


llámale MILAGRO.