En este último mes he participado en varios bautizos y comuniones, y he tenido ocasión de hablar ampliamente con padres y madres.
He podido constatar que una de sus mayores preocupaciones en la educación de los hijos es el futuro que les aguarda en esta sociedad.
Y por extensión, es también una preocupación de los educadores que quieren transmitir lo mejor a sus educandos.
El texto que comparto esta semana es un poema de Khalil Gibran, poeta libanés de principios del siglo XX, titulado Tus hijos, en el que recuerda que la misión de educar no es hacer 'copias' de los padres, sino enseñarles a ser ellos mismos y darles todo lo mejor que uno tiene.
La idea es similar a la que ya salió en el blog con el título de Enseñarás a volar, de la madre Teresa de Calcuta.
Aquí va a continuación, dedicado especialmente a algunas madres con todo cariño... ¡Espero que os guste!
He podido constatar que una de sus mayores preocupaciones en la educación de los hijos es el futuro que les aguarda en esta sociedad.
Y por extensión, es también una preocupación de los educadores que quieren transmitir lo mejor a sus educandos.
El texto que comparto esta semana es un poema de Khalil Gibran, poeta libanés de principios del siglo XX, titulado Tus hijos, en el que recuerda que la misión de educar no es hacer 'copias' de los padres, sino enseñarles a ser ellos mismos y darles todo lo mejor que uno tiene.
La idea es similar a la que ya salió en el blog con el título de Enseñarás a volar, de la madre Teresa de Calcuta.
Aquí va a continuación, dedicado especialmente a algunas madres con todo cariño... ¡Espero que os guste!
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Tus hijos
Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos pero no sus almas,
porque ellas viven en la casa de mañana,
que no puedes visitar, ni siquiera en sueños.
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación, en tu mano de arquero,
Deja que la inclinación, en tu mano de arquero,
sea para la alegría y felicidad.
Khalil Gibran
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