Mostrando entradas con la etiqueta generosidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta generosidad. Mostrar todas las entradas

viernes, 13 de abril de 2012

El zorro inválido

Suele ser más fácil y mucho más cómodo ir por la vida aprovechándose de los demás en lugar de tomar la iniciativa e ir por delante ayudando al que lo necesita.

Seguramente todos conocemos personas de este tipo, que son incapaces de ver más allá de sus egoísmos  y se piensan el centro del mundo, a veces con exigencias que no vienen a cuento.

La historia de esta semana, titulada El zorro inválido, plantea la idea de no dejarse llevar imitando lo negativo, sino tener la valentía y el coraje para afrontar las situaciones aunque requieran un trabajo adicional.  

El amor a los demás y la actitud de ayuda es ciertamente más exigente que el egoísmo,  pero también es cierto que da una felicidad mucho más profunda y verdadera.

Aquí va a continuación.

============
El zorro inválido

Una vez un hombre vio a un zorro inválido y se preguntó cómo haría para estar tan bien alimentado.


 Decidió, pues, seguirlo y descubrió que se había instalado en un lugar donde solía ir un gran león a devorar a sus presas. Cuando el león terminaba de comer, se alejaba y entonces el zorro iba y se alimentaba a placer.



El hombre se dijo:


- Yo también quiero que el destino me trate de igual manera.


Y se marchó a un pueblo y se sentó en una calle cualquiera a esperar. Pasó el tiempo y no sucedió nada, excepto que cada vez estaba más hambriento y débil. 


Entonces, en su debido momento, escuchó una voz interior que le dijo:


- ¿Porqué quieres ser como un zorro que busca la manera de beneficiarse de otros?, ¿por qué no ser como un león para que otros se beneficien de ti?


La Historia de la Semana

martes, 27 de marzo de 2012

Mariposas

Con la llegada de la primavera aparecen las mariposas revoloteando por la ciudad. ¿Alguien se ha preguntado por qué?

Pues en el video de esta semana va la respuesta. 

Es una tierna historia sobre una niña que da una limosna a una abuelita... ¡pero no adelanto más!

Siempre he pensado que es muy educativo enseñar a los niños a hacer este tipo de acciones de ayuda, como dar una limosna, compartir sus cosas con los demás,... ¡Ya tendrá tiempo más adelante de discernir si es realmente necesaria o no, o de pensar en cómo ayudar mejor a los demás! Pero si no lo ha hecho de niño, es más difícil que lo haga de mayor.

Cada mariposa es un sueño de una buena acción en el corazón de los niños, pues toda obra buena tiene su fruto de amor.

¡Espero que os guste! ¡Y que a partir de ahora veamos las mariposas con otros ojos!




La Historia de la Semana

martes, 20 de marzo de 2012

Cómo decir 'Te quiero'

Llega la primavera y parece que los buenos sentimientos, al igual que el polen y las flores, afloran más fácilmente.

Y uno de los sentimientos más repetidos y expresados en esta época es el del 'te quiero'...

En la historia de esta semana propongo varias formas de decir 'te quiero' en el lenguaje más universal: el del ejemplo y el amor de verdad hacia el ser amado, el que piensa tanto en esa otra persona que no le importa hacer los esfuerzos que hagan falta para tenerla contenta y feliz.

Pero estoy seguro que se os ocurren muchas más formas de decir 'te quiero'. 

Aquí va mi propuesta:

===================
Cómo decir ¡Te quiero!

A tu madre: ¡Hoy ayudo yo! 
 
Al amigo que te traicionó: ¡No pasa nada, perdonado y olvidado! 
 
Al anciano parlanchín del parque: ¡Cuénteme, que no tengo prisa! 
 
Al emigrante que necesita regularizar sus papeles: ¡Vente conmigo, yo te ayudaré! 
 
Al enfermo hospitalizado: ¡Hoy hago noche a tu lado! 
 
Al desempleado: ¡Hacemos juntos tu currículum! 
 
Al compañero con varios suspensos: ¡Seré tu profe particular! 
 
Al anciano con demencia: ¡Pase y siéntese, ya después llamo a su hija! 
 
A la pareja con problemas: ¡Esta noche cenamos los tres juntos en mi casa! 
 
Al vecino con depresión: ¡Vamos al cine y después tomamos algo! 
 
Al amigo internauta: ¡Tan sólo una línea para que sepas que me acuerdo de ti! 
 
Al compañero de trabajo con la mujer enferma: ¡Vete sin problemas, te hago yo el turno! 
 
A la dependienta con su negocio a punto de cerrar: ¡Espera, yo te haré propaganda! 
 
A Dios: ¡Cuenta conmigo! 

La Historia de la Semana

jueves, 16 de febrero de 2012

El granjero y el éxito

Uno de los rasgos de nuestra sociedad es la competitividad exagerada que existe en todos los ámbitos de la vida, desde el escolar al laboral.

Desear sobresalir en alguna especialidad, anhelar destacar sobre los demás, ser el primero en mi campo,... es un sentimiento natural de todas las personas, acorde con nuestra definición más profunda de ser +, y constituye por tanto una aspiración legítima.

Pero cuando esto se hace a costa de hundir a los demás, a veces incluso de humillarlos o de quitarles oportunidades, entonces en lugar de ser una oportunidad para engrandecerse por dentro ocurre todo lo contrario: se va reduciendo el horizonte personal.

La historia de esta semana trata precisamente de un caso práctico en el que esto se manifiesta de forma clara y evidente. Se titula El granjero y el éxito, y espero que os guste.

===================
El granjero y el éxito

Había un agricultor que producía un maíz de altísima calidad, reconocido en su zona por ser ganador de varios premios. Cada año concursaba con su maíz en la feria del estado, en la que ganaba honores y premios.

En una ocasión lo entrevistó un periodista y aprendió algo interesante acerca de cómo crecía el maíz. El reportero descubrió que el agricultor compartía su semilla de maíz con sus vecinos.

- "Pero, ¿cómo puede darse el lujo de compartir sus mejores semillas de maíz con sus vecinos cuando están poniendo a competir el maíz de ellos con el suyo cada año?" -preguntó el reportero.

-"¿Por qué, señor?" -dijo el granjero- "¿usted no lo sabe?: el viento levanta el polen del maíz maduro y lo transporta de un campo a otro. Si mis vecinos cultivan un maíz de calidad inferior, sub-estándar o de mala calidad, la polinización cruzada paulatinamente degradará la calidad de mi maíz. Si quiero recoger un buen maíz, debo ayudar a mis vecinos a que cultiven también un buen maíz".

El granjero le dio una maravillosa visión sobre la conexión de la vida: su maíz no puede mejorar a menos que el maíz de su vecino también mejore; el éxito personal es el éxito colectivo.   

Y lo mismo ocurre en todas las dimensiones de la vida: para estar en paz con uno mismo hay que estar en paz con los demás, para ser feliz uno mismo hay que hacer felices a los demás...

Y por eso es tan importante compartir con los amigos, compañeros,... todo lo que somos y sabemos. 


martes, 7 de febrero de 2012

Experimento comparte

Uno de los valores humanos más visibles y llamativos es la generosidad. En cualquier reunión siempre se suelen apreciar las personas que están atentas a lo que haga falta, ofreciendo su tiempo o su conocimiento a quien lo precisa.

Y, aunque toda edad es buena, la mejor edad para aprender a ser generoso en desde la infancia, sin esperar a tener muchas cosas para poder desprenderse de ellas. 

El video de esta semana resume un experimento con niños pequeños para compartir algo tan sencillo y habitual como la comida, realizado para una campaña de Acción contra el Hambre. Es parecido al Test de Marshmallow sobre la resistencia al dulce.

La idea es sencilla: cada niño recibe un plato sorpresa; en uno no hay nada y en otro un sandwich. ¿Cómo reaccionan cuando lo descubren?

Adelanto mi conclusión personal: ¡cuanto tenemos que aprender de los pequeños! 

Aquí va a continuación:




La Historia de la Semana

viernes, 3 de febrero de 2012

La Casa

¿La vida es fácil o complicada? ¿Es triste o es alegre? ¿Cómo vivo las situaciones que se me van presentando? ¿Cómo las asumo en mi interior?

Hay respuestas para todos los gustos, y, al final, como dijo el poeta: nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.

Efectivamente, la vida está llena de sorpresas y cada persona las interpreta según su modelo. Por eso es tan importante saber afrontar con coraje las vicisitudes que se nos van presentando en el día a día, desde un modelo que ayude a crecer y sacar de nuestro corazón todo lo bueno que hay en él.

Conozco personas muy enfermas pero con una actitud ante la enfermedad que contagian alegría y esperanza a su alrededor; y personas sanas que sólo ven problemas y dificultades.

La historia de esta semana, titulada La Casa, trata precisamente de cómo con una actitud positiva ante la vida las situaciones se vuelven mucho más llevaderas.

Y es que, casi siempre en esta vida... todo es según el color del cristal con que se mira.

==========
La Casa
 
Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada, y cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.
 
El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir las escaleras se topó con una puerta entreabierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1.000 perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. 

El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1.000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1.000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo: 

-¡Qué lugar tan agradable! ¡Voy a venir a visitarlo más a menudo!
 
Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1.000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; y vio cómo los 1.000 perritos le gruñían a él. 

Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1.000 perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: 

-'¡Qué lugar tan horrible es este! ¡Nunca más volveré a entrar allí!'

En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: 'La Casa de los 1.000 Espejos'.

miércoles, 18 de enero de 2012

Algún día...

He tomado prestado del blog de mi buen amigo Raúl que lleva por título Pensamientos en la Noche el video de esta semana, que me ha encantado por su temática y contenido.

El tema de la cadena de favores como incentivo y motivación personal ya ha aparecido otras veces, pero por muchas veces que se repita siempre aporta una novedad: 
no olvidarnos de que cada pequeño favor que hacemos, cada detalle que tenemos con los demás, tiene un valor enorme para la persona que lo recibe y prácticamente no nos cuesta nada cuando lo hacemos.

Sólo así será posible que, como el título de este corto, Algún día... veamos una sociedad más justa y más centrada en lo realmente importante: la persona y sus valores; y no el dinero y el poder.

Aquí va el video: 



La Historia de la Semana 

lunes, 21 de noviembre de 2011

Voy a seguir

Estoy plenamente convencido de que la mayoría de las personas tienen lo que se dice un buen corazón: anhelan hacer el bien y ser una ayuda para los demás.

Las dificultades llegan cuando hay que poner en práctica esas buenas ideas, pues en ocasiones las dificultades y desengaños de la vida frenan las iniciativas y van endureciendo poco a poco el corazón.

La personalidad de cada uno se va forjando en los momentos difíciles que es cuando más falta hace. Por eso me gustaría dedicar la entrada de esta semana a todos los que perseveran día a día en hacer el bien a los demás, muchas veces de forma anónima y a pesar de que no sea reconocido ni correspondido.  

Se titula Voy a seguir y me ha parecido muy interesante para no desfallecer en esta tarea tan bonita de "pasar por la vida haciendo el bien".
===================  
Voy a seguir

Voy a seguir creyendo, aun cuando la gente pierda la esperanza.
Voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio.
Voy a seguir construyendo, aun cuando otros destruyan.
Voy a seguir hablando de paz, aun en medio de la guerra.
Voy a seguir iluminando, aun en medio de la oscuridad.

Y seguiré sembrando, aunque otros pisen la cosecha.
Y seguiré gritando, aun cuando otros callen.
Y dibujaré sonrisas en rostros con lágrimas.
Y transmitiré alivio cuando vea dolor.
Y regalaré motivos de alegría donde sólo haya tristezas.


Invitaré a caminar al que decidió quedarse.
Y levantaré los brazos a los que se han rendido.


Porque en medio de la desolación, 
siempre habrá un niño que nos mirará esperanzado,
esperando algo de nosotros.

Porque, aun en medio de la tormenta, 

por algún rinconcito sale el sol
y aun en medio del desierto crece una planta,
simplemente para demostrarnos
que para Dios nada es imposible ni definitivo.

Siempre habrá un pájaro que nos cante,
un niño que nos sonría 
y una mariposa que nos brinde su belleza.


La Historia de la Semana

jueves, 29 de septiembre de 2011

Change For A Dollar

¿Qué valor damos a las cosas pequeñas? Casi seguro que en numerosas ocasiones nos pasan completamente desapercibidas porque no nos parecen importantes.

Pero a veces los gestos sencillos adquieren gran trascendencia para otras personas.

El video de esta semana es un corto que ha ganado varios premios y me ha impresionado porque muestra de manera muy simple dos cosas: cuánto se puede hacer con muy poco, y cómo la generosidad de un buen corazón antepone los demás a uno mismo.

Se titula Change For A Dollar (de fácil traducción: cambio de un dólar), pero sugiere la pregunta: ¿cambio de monedas o cambio de vida? 

La respuesta la tiene cada uno...





La Historia de la Semana

jueves, 15 de septiembre de 2011

La sopa de piedra

Una de las características más notables de las personas es la respuesta a las situaciones adversas que se presentan en la vida.

Cuando las cosas van bien y todo sale como queremos es muy fácil tener una visión positiva de la vida. Pero, ¿y cuando las cosas no son como nos gustaría que fueran?

Estamos inmersos en las diferentes situaciones de la vida, unas buenas otras no tanto, y son iguales para todas las personas. Lo que marca la diferencia entre unas y otras es cómo manejamos la situación y si somos capaces de superarnos en los momentos de dificultad.

El cuento de esta semana trata precisamente de cómo afrontar con creatividad una situación complicada y las consecuencias que se derivan para los que están a nuestro lado.

Se titula La sopa de piedra y aquí va.

===============================
La sopa de piedra

Hubo una vez hace muchos años, un país que acababa de pasar una guerra muy dura. Como ya es sabido, las guerras traen consigo rencores, envidias, muchos problemas, muchos muertos y mucha hambre. La gente no puede sembrar ni segar, no hay harina ni pan. 

Cuando se acabó la guerra, llegó a un pueblecito un soldado agotado, harapiento y muerto de hambre. Era muy alto y delgado. Golpeó la puerta de una casa y cuando vio a una dueña le dijo: 

-"Señora, ¿no tendría un pedazo de pan para un soldado que viene muerto de hambre de la guerra?" 

La mujer lo miró de arriba a abajo y respondió: 

-"Pero ¿estás loco? ¿No sabes que no hay pan y que no tenemos nada?, ¿cómo te atreves?" -Y a empujones, con un portazo, lo sacó fuera de la casa.
 
El soldado siguió probando fortuna en una y otra casa, haciendo la misma petición y recibiendo a cambio peor respuesta y peor trato. Pero el soldado, casi desfallecido, no se dio por vencido.

Cruzó el pueblo de punta a punta y llegó al final, donde estaba el lavadero público. Halló a unas cuantas muchachas y les dijo: 

-"¡Eh, muchachas! ¿No habéis probado nunca la sopa de piedras que hago?" 

Las muchachas se rieron de él diciendo: "¿Una sopa de piedras?; no hay duda de que estás loco".

Pero había unos chicos que estaban espiando y se acercaron al soldado cuando éste marchaba decepcionado: "Soldado, ¿Te podemos ayudar?", le dijeron.

¡Claro que sí! Necesito una olla muy grande, un puñado de piedras, agua y leña para hacer fuego". Rápidamente los chicos fueron a buscar lo que el soldado había pedido. Encendieron el fuego, pusieron la olla, la llenaron de agua y echaron las piedras. El agua comenzó a hervir. "¿Podemos probar la sopa?", preguntaron impacientes los chicos. 

-"¡Calma, calma!" El soldado la probó y dijo: "Mmmm... ¡qué buena, pero le falta un poco de sal!". "En mi casa tengo sal", dijo un chico. Y salió corriendo por ella. La trajo y el soldado la echó en la olla.

Al poco tiempo volvió a probar la sopa y dijo: "Mmmm... ¡Qué rica!, pero le falta un poco de tomate". Daniel, uno de los chicos fue a buscar unos tomates y los trajo enseguida. En un momento los chicos fueron trayendo cosas: patatas, lechuga, arroz y hasta un trozo de pollo. La olla se llenó; el soldado removió una y otra vez la sopa hasta que de nuevo la probó y dijo: 

-Mmmm... es la mejor sopa de piedras que he hecho en toda mi vida. ¡Venid, venid; avisad a toda la gente del pueblo que venga a comer! ¡Hay para todos! ¡Que traigan platos y cucharas!" 

Y repartió la sopa. Hubo para todos los del pueblo que, avergonzados, reconocieron que si bien era verdad que no tenían pan; juntos podían tener comida para todos.

Y desde aquel día gracias al soldado hambriento, aprendieron a compartir lo que tenían.



La Historia de la Semana 

viernes, 29 de abril de 2011

La lámpara del ciego

La historia de esta semana es breve, pero me ha encantado porque refleja muy bien la actitud de ayuda desinteresada y la generosidad de las personas.

Podemos pensar que tenemos poco que ofrecer a los demás, pero aun siendo poco para nosotros, puede ser mucho para otros, ya que desconocemos lo que realmente necesita. 

Y todavía se puede hacer más, como el protagonista del cuento, que aporta su luz para los demás cuando para él no es necesaria.

Se titula La lámpara del ciego, y seguro que encontraréis más sugerencias interesantes.

=====================
La lámpara del ciego

Había una vez, hace muchos años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.

La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En un determinado momento, se encuentra con un amigo.

El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo.

Entonces, le dice: 
- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves...

Entonces, el ciego le responde: 
- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. No la necesito. Me conozco de memoria las calles de la ciudad aun en la mayor oscuridad.

Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí...



lunes, 14 de febrero de 2011

Una historia de amor

Aprovecho el día de San Valentín para felicitar a todos los enamorados que se asoman a este rinconcito de la web.

Y como no podía ser menos, hoy comparto una historia de amor sencilla y muy ilustrativa de una cualidad del amor auténtico: la donación generosa. Una relación en la que no haya generosidad y desprendimiento personal se podrá llamar de muchas maneras, pero nunca amor.

Y además, cuando se es generoso, de forma inexplicable, al final se recibe más de lo que se entrega.

De esto trata precisamente la historia de esta semana, Una historia de amor.

===============
Una historia de amor

Renato casi no vio a la señora en el auto parado al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero se dio cuenta que necesitaba ayuda.

Así que paró su auto y se acercó. El coche de la señora olía a pintura, de tan nuevo. La señora pensó que pudiera ser un asaltante, pues no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento.

Renato percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: "Estoy aquí para ayudarla madame, no se preocupe. ¿Porque no espera en el auto que está más calientito? A propósito, mi nombre es Renato"...

Bueno, lo que pasaba es que ella tenía una rueda pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada, algo bastante incómodo. Renato se agachó, colocó el gato mecánico y levantó el auto. Y con esfuerzo cambió la rueda. Pero quedó un poco sucio y con una herida en una de las manos.

Cuando apretaba las tuercas de la rueda ella abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que sólo estaba de paso por allí y que no sabía cómo agradecer por la preciosa ayuda presatada. Renato apenas sonrió mientras se levantaba.

Ella preguntó cuanto le debía. Ya había imaginado todas las cosas terribles que podrían haber pasado si Renato no hubiese parado para socorrerla. Pero Renato no pensaba en dinero, le gustaba ayudar a las personas.

Este era su modo de vivir. Y respondió: "Si realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encuentre a alguien que precise de ayuda, déle a esa persona la ayuda que precise y acuérdese de mí"...

Algunos kilómetros después la señora se detuvo en un pequeño restaurante, la camarera vino hasta ella y le trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una dulce sonrisa.

La señora notó que la camarera estaba con casi ocho meses de embarazo, pero no dejaba que la tensión y los dolores le cambiaran su actitud.

La señora se preguntaba con curiosidad cómo alguien que tenía tan poco podía tratar tan bien a un extraño. Entonces se acordó de Renato. Después que terminó su comida, y mientras la camarera buscaba cambio, la señora se fue.

Al volver la camarera con el cambio y no verla se extrañó, y descubrió algo escrito en una servilleta, sobre la cual tenía 10 billetes de 100 dólares.

Le cayeron las lágrimas de sus ojos cuando leyó lo que la señora había escrito. Decía: "Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma te estoy ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien..."

Aquella noche, cuando fue a casa, cansada se acostó en la cama, su marido ya estaba dormido y ella quedó pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito.

¿Cómo pudo esa señora saber cuanto ella y el marido precisaban de aquel dinero? Con el niño que estaba por nacer el próximo mes todo se estaba complicando.

Quedo pensando en la bendición que había recibido, y esbozó una gran sonrisa. Le dio las gracias a Dios y se volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dió un beso suave y susurró: 

"Todo estará bien; te amo Renato!"


viernes, 24 de septiembre de 2010

El racimo de uvas

¡Las vueltas que da la vida! Seguramente casi todos hemos utilizado alguna vez esta exclamación cuando nos sorprende un acontecimiento actual al relacionarlo con otro acaecido tiempo atrás.

Y es que muchas veces, las consecuencias de nuestros actos se manifiestan tiempo después de tomadas las decisiones. Por eso hay que sembrar siempre con amor y generosidad, para que la cosecha futura sea buena y abundante. Como dice el refrán: ¡se recoge lo que se siembra!


Esto es lo que me ha recordado la historia de esta semana, en la que de forma simpática se pone de manifiesto que las buenas acciones siempre se ven recompensadas. 

Se titula El racimo de uvas, y espero que os guste.

==================
El racimo de uvas

Un día llamaron a la puerta de un convento, y abrió como siempre el hermano portero. Éste vio con asombro que un hortelano de las tierras de al lado le entregaba un hermoso racimo de uvas tan grande que le causó admiración, diciéndole:

-Hermano: te regalo este racimo de uvas en agradecimiento por la buena atención que me prestas cada vez que vengo al convento.

Sin pensarlo dos veces el hermano portero le dio las gracias por tan precioso regalo y le dijo que no tardarían mucho en dar cuenta de él. Pero apenas salió el hortelano del convento, ya se relamía pensando en que se lo comería él solo sin dejar nada a los demás, ¡al fin y al cabo se lo habían regalado para él! Así que lo lavó y dejó escurrir en un clavo que había colgado en la pared, mirándolo con alegría por el gran festín que le esperaba. 

Pero su viva conciencia le hizo recordar que en el convento había un hermano enfermo que no gustaba de comer nada, debido a su enfermedad. Y pensó para sí que sería una buena obra alegrarle el día al enfermo y de paso llenarle el estómago, tan necesitado de alimento.  Sin pensarlo mucho, descolgó el racimo de uvas y se fue a la enfermería a regalárselo.

El enfermo, al ver el racimo abrió los ojos sobresaltado al ver su gran tamaño, y el portero le dijo:

- Hermano Matías, me han regalado este racimo, pero pensando en tu enfermedad y sabiendo que no te apetece comer nada, quizás estas uvas te abran el apetito.

El hermano Matías le agradeció de corazón que se hubiese acordado de él, diciéndole que si se moría le tendría muy presente cuando estuviera en el cielo con Nuestro Señor.

El portero le buscó una fuente donde colocó el racimo para que fuera picando cuando gustara. Dejándolo solo se fue para la portería pensando en la obra de caridad que había hecho por su hermano Matías.

El enfermo cogió el racimo como pudo e iba a dar buena cuenta de él, pero pensó que si lo dejaba haría un buen sacrificio para la remisión de sus pecados y el bien de su alma y decidió no comerlo y dárselo al hermano enfermero, que le atendía con tanta caridad y se desvivía por él todas las noches.

Así que llamó a gritos al hermano enfermero y éste, pensando que le sucedía algo grave, acudió rápidamente.

- Hermano Esteban, el hermano portero me ha traído este racimo de uvas para que lo degustara pensando en mi enfermedad, pero dado que no me entra nada en el estómago y puede que me haga daño, he pensado que te lo comas tú, que te portas tan bien conmigo.

El hermano Esteban insistía en que intentara comérselo, pero cuanto más insistía el enfermero más lo rechazaba el enfermo. Al final lo tomó y decidió comérselo en su celda, dándole las gracias por tan precioso regalo. Pero mientras caminaba hacia su celda, pensó que mejor que comérselo él, se lo daría al hermano cocinero que tanto se esforzaba para que todos lo frailes comieran lo poco que les llegaba de la huerta y de los donativos.

Bajó a la cocina, y encontrándose con Buenaventura le mostró el racimo y le dijo:

- Mira lo que me han regalado, pero te lo regalo a ti, para que saborees estas uvas tan hermosas, como hermoso y generoso es tu corazón con la comunidad.

El hermano Buenaventura, quitándole importancia a lo que decía, le insistió en que se lo diera mejor al prior, ya que era muy atento y responsable con la comunidad.

Y así fue pasando el racimo de hermano en hermano por todo el convento, hasta que llegó de nuevo a la portería, donde el hermano portero, extrañado y perplejo por el suceso, decidió que no diera más vueltas el dichoso racimo de uvas.

Y ni corto ni perezoso se lo comió con tal gusto, que le pareció el racimo con las uvas más sabrosas que jamás hubiera comido.