Aprovecho el día de San Valentín para felicitar a todos los enamorados que se asoman a este rinconcito de la web.
Y  como no podía ser menos, hoy comparto una historia de amor sencilla y  muy ilustrativa de una cualidad del amor auténtico: la donación  generosa. Una relación en la que no haya generosidad y desprendimiento personal se podrá llamar de  muchas maneras, pero nunca amor.
Y además, cuando se es generoso, de forma inexplicable, al final se recibe más de lo que se entrega.
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 Una historia de amor
Renato casi no vio a la señora en el auto  parado al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero se  dio cuenta que necesitaba ayuda.
Renato percibió que ella tenía mucho miedo y  le dijo: "Estoy aquí para ayudarla madame, no se preocupe. ¿Porque no  espera en el auto que está más calientito? A propósito, mi nombre es  Renato"...
Bueno, lo que pasaba es que ella tenía una  rueda pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada, algo  bastante incómodo. Renato se agachó, colocó el gato mecánico y levantó  el auto. Y con esfuerzo cambió la rueda. Pero quedó un poco sucio y con  una herida en una de las manos. 
Cuando apretaba las tuercas de la rueda  ella abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era  del lugar, que sólo estaba de paso por allí y que no sabía cómo  agradecer por la preciosa ayuda presatada. Renato apenas sonrió mientras  se levantaba.
Ella preguntó cuanto le debía. Ya había  imaginado todas las cosas terribles que podrían haber pasado si Renato  no hubiese parado para socorrerla. Pero Renato no pensaba en dinero, le  gustaba ayudar a las personas.
Este era su modo de vivir. Y respondió: "Si  realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encuentre a alguien que  precise de ayuda, déle a esa persona la ayuda que precise y acuérdese de  mí"...
Algunos kilómetros después la señora se  detuvo en un pequeño restaurante, la camarera vino hasta ella y le trajo  una toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una  dulce sonrisa.
La señora notó que la camarera estaba con  casi ocho meses de embarazo, pero no dejaba que la tensión y los dolores  le cambiaran su actitud.
La señora se preguntaba con curiosidad cómo alguien que tenía tan poco podía tratar tan bien a un extraño.  Entonces se acordó de Renato. Después que terminó su comida, y mientras  la camarera buscaba cambio, la señora se fue.
Al volver la camarera con el cambio y no  verla se extrañó, y descubrió algo escrito en una servilleta, sobre la  cual tenía 10 billetes de 100 dólares.
Le cayeron las lágrimas de sus ojos cuando  leyó lo que la señora había escrito. Decía: "Tú no me debes nada, yo  tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma te estoy  ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes  que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien..." 
Aquella noche, cuando fue a casa, cansada  se acostó en la cama, su marido ya estaba dormido y ella quedó pensando  en el dinero y en lo que la señora dejó escrito. 
Quedo pensando en la bendición que había  recibido, y esbozó una gran sonrisa. Le dio las gracias a Dios y se  volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dió un beso  suave y susurró: 
"Todo estará bien; te amo Renato!"
1 comentario:
Bellísima historia de amor.Tierna, cándida, pero sobre todo, cierta si setiene el corazón abierto para recibir de los otros aquellas expresiones de amor que a veces parecen imposibles de cree. Es que el amor es muy sensible, sensato y colma en la mayor necesidad y anhelo al otro.
Abrazos.
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