Comparto esta semana un texto que me ha llegado de la Madre Teresa de Calcuta que nos recuerda la importancia de perseverar en lo realmente importante y no desfallecer ante las adversidades.
En nuestra vida van pasando los días, se suceden los acontecimientos, y es fácil caer en actitudes rutinarias, con el riesgo de cambiar los ideales y las metas que nos ilusionaron en su momento y que nos propusimos alcanzar.
Y al final vemos que es relativamente fácil terminar amoldándose al entorno que nos envuelve, siguiendo la ley del mínimo esfuerzo.
Y al final vemos que es relativamente fácil terminar amoldándose al entorno que nos envuelve, siguiendo la ley del mínimo esfuerzo.
Este texto me ha gustado porque me recuerda que, aunque pase el tiempo, lo importante de verdad son las convicciones personales y el futuro que se extiende ante nosotros, que podemos ir forjando con nuestra voluntad en el caminar diario, ya sea corriendo, andando, con bastón o en silla de ruedas si es preciso.
Pero siempre con la convicción de que lo que se hace con amor y con el corazón tiene esencia de eternidad.
Aquí va a continuación.
Pero siempre con la convicción de que lo que se hace con amor y con el corazón tiene esencia de eternidad.
Aquí va a continuación.
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Siempre ten presente...
el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años...
Pero lo importante no cambia,
Pero lo importante no cambia,
tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
No vivas de fotos amarillas...
Sigue, aunque todos esperen que abandones.
Sigue, aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
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