domingo, 25 de marzo de 2012

Señor, haz de mí una parábola viva

El género literario de la parábola lo inició Jesús en el Evangelio y ha marcado una pauta a seguir muy educativa y asequible para todas las personas, independientemente de sus conocimientos.

En esencia consiste en un relato que se basa en una observación verosímil y cotidiana cuya finalidad es transmitir una enseñanza espiritual, utilizando un lenguaje sencillo y entendible.

La historia de esta semana, titulada Señor, haz de mí una parábola viva, es una sencilla oración en la que uno le pide a Dios precisamente ser parábola viva, esto es, que nuestra vida transmita una enseñanza clara de compromiso, de amor, de entrega generosa, para todos los que están a nuestro lado.

Y como quedan pocos días para la celebración de la Semana Santa me ha parecido una buena manera de irla preparando.

¡Espero que os guste!

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Señor, haz de mí una parábola viva

Señor, haz de mí…

Sal del mundo: que me convierta en gourmet del reino, añadiendo a la vida de cada día el único ingrediente que conserva en su totalidad todas sus propiedades: Dios. (Mt 5, 13)

Luz de las gentes: que nadie pase por mi vida sin contemplar el enorme voltaje de paz, amistad y amor que Tú has encendido en mí. (Mt 5, 14-16)

Cimiento sólido: que las inclemencias y las adversidades de cada día no permitan echar abajo la gran obra que Tú estás construyendo en mi vida. (Mt 7, 24-27)

Semilla que cae en tierra buena: que tu palabra cale profundamente en mi corazón y pueda dar fruto y fruto abundante. (Mt 13, 3-8.18-23)

Trigo en medio de la cizaña: que combata el mal a base de bien, sin violencia, sin críticas destructivas, sin puñetazos encima de la mesa…, dejando que el Sembrador se encargue de la cosecha. (Mt 13, 24-30.36-43)

Grano de mostaza: que, desde el anonimato y los últimos puestos, pueda contribuir a acercar tu reino entre mi gente creciendo en sabiduría, prudencia y amor de Dios. (Mt 13, 31-32)

Levadura en medio de la masa: que mi vida sea un fermento de buenas obras en medio de mis hermanos. (Mt 13, 33)

Tesoro a la vista de todos: que sean muchos los que me encuentren y puedan adquirir, a precio de hermano agradecido, las maravillas que Tú depositas en mí. (Mt 13, 44)

Talento productivo: que jamás entierre los dones que Tú me entregas cada día, y tenga la valentía y la generosidad suficientes para compartirlos con mis hermanos (Mt 25, 14-30)

Señor, haz de mi vida una parábola de carne y hueso,
capaz de transmitir tus enseñanzas a mis hermanos,
y haz de mi corazón escuela de tu paz,
abierto las 24 horas del día, los 365 días del año.


La Historia de la Semana

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