El género literario de la parábola lo inició Jesús en el Evangelio y ha marcado una pauta a seguir muy educativa y asequible para todas las personas, independientemente de sus conocimientos.
En esencia consiste en un relato que se basa en una observación verosímil y cotidiana cuya finalidad es transmitir una enseñanza espiritual, utilizando un lenguaje sencillo y entendible.
La historia de esta semana, titulada Señor, haz de mí una parábola viva, es una sencilla oración en la que uno le pide a Dios precisamente ser parábola viva, esto es, que nuestra vida transmita una enseñanza clara de compromiso, de amor, de entrega generosa, para todos los que están a nuestro lado.
Y como quedan pocos días para la celebración de la Semana Santa me ha parecido una buena manera de irla preparando.
¡Espero que os guste!
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Señor, haz de mí una parábola viva
Señor, haz de mí una parábola viva
Señor,
haz de mí…
Sal
del mundo: que me convierta en
gourmet del reino, añadiendo a la vida de cada día el único
ingrediente que conserva en su totalidad todas sus
propiedades: Dios. (Mt 5, 13)
Luz
de las gentes: que nadie pase
por mi vida sin contemplar el enorme voltaje de paz, amistad y amor que Tú has encendido en mí. (Mt 5, 14-16)
Cimiento
sólido: que las inclemencias y
las adversidades de cada día no permitan echar abajo la gran obra que Tú estás construyendo en mi vida. (Mt 7, 24-27)
Semilla
que cae en tierra buena: que
tu palabra cale profundamente en mi corazón y pueda dar fruto y fruto abundante. (Mt 13, 3-8.18-23)
Trigo
en medio de la cizaña: que
combata el mal a base de bien, sin violencia, sin críticas destructivas, sin
puñetazos encima de la mesa…, dejando que el Sembrador se encargue de la
cosecha. (Mt 13, 24-30.36-43)
Grano
de mostaza: que, desde el
anonimato y los últimos puestos, pueda contribuir a acercar tu reino entre mi
gente creciendo en sabiduría, prudencia y amor de
Dios. (Mt 13, 31-32)
Levadura
en medio de la masa: que mi
vida sea un fermento de buenas obras en medio de mis hermanos. (Mt 13, 33)
Tesoro
a la vista de todos: que sean
muchos los que me encuentren y puedan adquirir, a precio de hermano
agradecido, las maravillas que Tú depositas en mí. (Mt 13, 44)
Talento
productivo: que jamás entierre
los dones que Tú me entregas cada día, y tenga la valentía y la generosidad
suficientes para compartirlos con mis hermanos (Mt 25, 14-30)
Señor, haz
de mi vida una parábola de carne y hueso,
capaz de
transmitir tus enseñanzas a mis hermanos,
y haz de
mi corazón escuela de tu paz,
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