La historia de esta semana está ambientada en el antiguo Egipto y lleva por título La canasta vacía.
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En esas ocasiones se echa en falta una persona que tome las riendas y fije criterios claros y evaluables para poder 'pasar a la acción'.
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La canasta vacía
... La esposa del Faraón de Egipto había perdido muchos hijos en su vientre... Este parto, seguramente, era su última oportunidad para darle un heredero al Faraón. Rodeada de médicos y sirvientas el dolor de su vientre fue en aumento hasta que explotó en un grito de dolor liberador y, simultáneamente a su muerte, dio un parto de cinco hijos, cuatro de ellos varones y una niña.
- "¿Qué debo hacer?, ¿cómo elegir a mi sucesor ?, ¿quizás deba dividir el Imperio en cuatro reinos para ser justo con todos ellos ?"
Los sabios respondieron:
Satisfecho con la sabiduría del consejo recibido, el Faraón citó a sus hijos -incluida la hija- y les dijo:
- "Tenéis seis meses para plantear el Proyecto más beneficioso para Egipto, quién así lo haga será elegido mi sucesor".
El Faraón escuchó por turno los Proyectos. Cada cual superaba al anterior: que si un Sistema de Caminos para el Reino, que si un Sistema de Canales de Riego, que si un Sistema de Silos para las Cosechas, que si un Sistema de Puertos para el comercio.. Era realmente difícil pensar en uno que superase a los demás. La discusión para analizar el valor de cada uno, sin duda sería ardua, problemática y difícil.
- "Padre, yo traigo una canasta vacía que hoy vale tanto como las maquetas que has visto. Nadie puede decir qué obra es la mejor hasta no verla hecha y, para ese entonces el contenido de mi canasta podría superar en valor a cualquiera de ellos."
Todos quedaron sorprendidos por el enunciado, pero el Faraón y el Consejo de Sabios estuvieron de acuerdo en que discutir el valor de los Proyectos no tenía más sentido que discutir el valor del contenido de una canasta vacía. Entonces la solución fue obvia: los recursos del reino se afectarían al desarrollo de los Proyectos durante dos años y al cabo de ese tiempo se analizaría el beneficio real de cada obra para el Reino.
A su turno cada hijo expuso el valor de las obras hechas: de cómo ahora el sistema de riego había aumentado las cosechas, de cómo ahora el sistema de caminos permitían que esas cosechas llegasen hasta el último rincón del Reino, de cómo ahora el sistema de silos permitía almacenarlas de modo limpio y seguro, de cómo ahora los nuevos puertos eran fuente de comercio y prosperidad.
Al llegar el turno de la hija, ésta señaló su canasta y dijo:
- "Padre, tal como lo anuncié, el tiempo me permitiría dar valor al contenido de esta canasta... ahora lo ves, gracias a mi canasta vacía el Reino tiene canales, caminos, silos y puertos... Sin ella sólo hubiésemos tenido Proyectos y una larga discusión para ver cual era el mejor sin que nunca ocurriese nada..."
Los cuatro hermanos se dieron vuelta sorprendidos y azorados y, tras un momento de vacilación se arrodillaron frente a su hermana...
1 comentario:
Gracias por tu historia una vez más :)
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