domingo, 27 de septiembre de 2020

Los dos halcones

Creo que es en una obra de Shakespeare donde un protagonista dice: Sabemos lo que somos, pero ignoramos lo que podríamos ser.

Siempre he pensado que es una frase acertadísima y que se puede aplicar a todas las personas. Tenemos un futuro por delante que depende en gran medida de nuestra capacidad de superación y fuerza de voluntad. 


La actitud de conformismo, el resignarse sin más a la situaciones que nos vienen y adoptar una postura acomodaticia cierra muchas oportunidades de crecimiento que se abren a otras realidades.

La historia de esta semana, titulada El halcón, recuerda que en los momentos de dificultad somos capaces de sacar lo mejor de uno mismo, que muchas veces ignoramos, y superar los problemas, siempre que 'cortemos nuestra rama'.

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El halcón

Un rey recibió, como obsequio, dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería, para que los entrenara. Pasados unos meses, el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente adiestrado, pero que al otro no sabía qué le sucedía: no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día en que llegó.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar. Al día siguiente, el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón. 

A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte:

- Traedme al autor de ese milagro. 

Su corte le llevó a un humilde campesino. El rey le preguntó: 

¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago? 

Intimidado, el campesino le dijo al rey: 

- Fue fácil, mi Señor, sólo corté la rama, y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y empezó a volar.




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