La historia de esta semana, como bien indica el título, tiene dos protagonistas: una rosa y un sapo. ¿Qué papel desempeña cada uno?
A primera vista es mucho más llamativa y deseable la rosa, pero eso no significa que el sapo sea menos importante en la relación entre ambos.
Para mí, el texto es una parábola sobre la humildad: nunca nos podemos considerar superiores a los demás simplemente por nuestro aspecto o nuestros logros.
O dicho de otra manera: nos hace ser conscientes de que vivimos en un mundo de relaciones y, aunque no nos demos cuenta de muchas de ellas, nos ayudan enormemente en nuestra vida diaria.
Y también me recuerda la importancia de saber acompañar a las personas que nos rodean. Pero seguro que se os ocurren muchas más ideas.
Aquí está La rosa y el sapo.
La rosa y el sapo
Había una vez una rosa roja
muy bella; se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del
jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos.
Notó que al lado de ella
siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba
a verla de cerca.
Indignada ante lo
descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente
dijo:
- Está bien, si así lo quieres, me iré.
Poco tiempo después, el
sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente
marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:
- ¡Vaya que te ves mal!
¿Que te pasó?
La rosa contestó:
La rosa contestó:
- Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo sólo contestó:
- Pues claro, cuando yo
estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del
jardín.
La Historia de la Semana
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