La historia de esta semana me ha hecho caer en la cuenta de una observación de la realidad: cuando nos enfadamos solemos alzar la voz.
Parece que si gritamos más alto que la otra persona vamos a tener más razón, lo cual es evidentemente falso.
Pero lo que sí es cierto es que se produce una separación interior y se resquebrajan los puntos de unión con el otro.
Por eso hay que tener mucho cuidado en esos momentos para no romper los puentes definitivamente: cuando se produce una separación de los corazones es muy difícil acercarlos de nuevo.
Esto es lo que me ha sugerido el relato ¿Por qué la gente grita?, pero seguro que a los lectores les sugiere muchas más ideas...
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¿Por qué la gente grita?
Un día un sabio preguntó a sus discípulos lo siguiente:
- ¿Por qué las personas gritan cuando están enojadas?
- Porque perdemos la calma –dijo uno– por eso gritamos.
-
Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? –preguntó
una vez más- ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una
persona cuando estás enojado?
Los discípulos dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al maestro, así que finalmente
explicó:
– Cuando dos personas están enojadas sus corazones se
alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar para poder
escucharse. Mientras más enojadas estén, más fuerte tendrán que gritar
para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego
preguntó:
– ¿Pero qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se
gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué?: sus corazones están muy
cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
Y cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede?: no hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cercanos en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuán cerca están dos personas cuando se aman.
Y cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede?: no hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cercanos en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuán cerca están dos personas cuando se aman.
Luego el sabio concluyó:
- Cuando discutan no dejen que
sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más,
llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el
camino de regreso.
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