Un toque de humildad en el trato cotidiano es muy conveniente en la vida para poder desarrollar una convivencia normal, capaz de hacer amigos allí donde nos encontremos.
La historia de esta semana es ilustrativa de cómo hay personas que se creen importantes y poderosas por el único hecho de estar en una situación de superioridad simplemente física.
Se da también con frecuencia en las relaciones laborales, donde el jefe ejerce su superioridad sin más contemplaciones o sin tener en cuenta a las personas que dependen de él.
Está comprobado que lo contrario de la humildad (el orgullo, la prepotencia, la soberbia,...) no lleva a ninguna parte. Sólo al aislamiento y la soledad.
Se titula El poderoso y va a continuación.
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En cierta ocasión un sencillo eremita se vio amenazado de muerte por un bandido cruel y poderoso que llegó donde aquél vivía.
- Sé bueno, -le dijo el eremita- y ayúdame a cumplir mi último deseo: corta una rama de ese árbol.
Con un golpe de su espada, el bandido hizo lo que le pedía.
- ¿Y ahora, qué?, le preguntó a continuación.
- Ponla de nuevo en su sitio, dijo el monje.
El bandido soltó una carcajada:
-¡Debes de estar loco si piensas que alguien puede hacer semejante cosa!
-Al contrario -le respondió el monje-. Eres tú el loco al pensar que eres poderoso porque puedes herir y destruir.
Eso es cosa de niños. El verdaderamente poderoso es el que sabe crear y curar.
La Historia de la Semana
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