Del 19 al 26 de octubre pasados tuve la inmensa gracia de acompañar a la parroquia de San José de Las Matas (Madrid) a una peregrinación a Tierra Santa para visitar los lugares más emblemáticos de nuestra fe cristiana y revivir íntimamente en nuestro corazón el caminar de Jesús por tierras de Palestina.
Fruto de ello es esta serie de artículos del blog en los que quiero dejar constancia de la vivencia personal de este viaje, si bien estará muy lejos de la realidad vivida in situ, ya que resulta difícil condensar en unas líneas toda la riqueza de sentimientos que se viven en esos instantes. Y será forzosamente una visión muy personal: cada peregrino lleva su alma preparada para unas expectativas y acoge la realidad acorde a ellas.
La primera dificultad ha sido seleccionar algunas fotos para compartir. A uno le gustaría poner todo el reportaje completo (casi 400 instantáneas) pero necesariamente hay que poner un filtro para no abusar de la paciencia de los lectores. Así que, una vez seleccionadas, iré comentándolas con las impresiones que me causaron.
Día 19. Y como de una peregrinación se trataba, nada mejor que iniciarla con una visita a la capilla de la terminal T4 de Barajas antes de comenzar el viaje, donde nuestro incansable guía Francisco Puértolas nos habló del sentimiento de alegría, recordando el versículo de la Anunciación: Alégrate llena de gracia...
Por imponderables de la logística no pudimos hacer el recorrido en sentido cronológico (desde la Anunciación del ángel a la Virgen hasta la Ascensión de Jesús a los cielos), pero creo que fue un inconveniente menor a la hora de saborear cada lugar. Así, tras los correspondientes trámites aduaneros llegamos al hotel en Jesusalén donde pasamos las primeras noches, catalogado por todos como el mejor hotel de los que nos hospedamos. En la foto, una vista de la muralla de la ciudad vieja de Jerusalén desde la terraza del hotel.
Día 20. Iniciamos la jornada en la iglesia de Betfagé donde se recuerda el comienzo de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Iglesia situada en un barrio mayoritariamente musulmán y a cargo de un franciscano que llevaba en Tierra Santa 30 años. Casi todos hemos oído hablar de la Custodia de Tierra Santa, encomendada a los franciscanos en el siglo XIV. Pero una cosa es haberlo oído y otra muy distinta ver con los propios ojos la inmensa labor de mantenimiento y restauración de los Santos Lugares que han llevado a cabo desde entonces, en medio de grandes dificultades y con numerosos mártires que han entregado allí su vida.
Cerca se encuentra el Monte de la Ascensión. Primera sorpresa: todo el entorno pertenece a una comunidad islámica y para visitarlo hay que pagarles a ellos.
En la foto, en primer plano, el lugar donde se venera la huella que Cristo dejó al subir al cielo, y en segundo plano la mezquita musulmana (que no dejan visitar). En la época de los cruzados, estaba dentro de un templo y carecía de cúpula. Los otomanos derribaron el templo, tapiaron los arcos, lo cerraron con la cúpula y dejaron una pequeña puerta por la que se accede actualmente.
En la foto, en primer plano, el lugar donde se venera la huella que Cristo dejó al subir al cielo, y en segundo plano la mezquita musulmana (que no dejan visitar). En la época de los cruzados, estaba dentro de un templo y carecía de cúpula. Los otomanos derribaron el templo, tapiaron los arcos, lo cerraron con la cúpula y dejaron una pequeña puerta por la que se accede actualmente.
La siguiente visita es a la gruta del Pater Noster, donde según la tradición Jesús enseñó a rezar el Padrenuestro a los discípulos. En la actualidad está dirigido por una comunidad de religiosas carmelitas de clausura. En las paredes del claustro hay cerámicas con el Padrenuestro en casi 200 lenguas (¡incluida el gallego!).
Esta foto corresponde a una vista general de Jerusalén desde el lugar denominado Dominus Flevit, donde se recuerda que Cristo lloró por la ciudad y profetizó su destrucción. Aunque no se aprecia bien, todas las casas están recubiertas de piedra blanca típica de la zona, lo que de la un sabor especial a la ciudad.
En el lugar ocupado actualmente por la Mezquita de la Roca, como se conoce a la de la cúpula dorada, estaba el Templo de Jerusalén, y lo que se ve en primer término es la muralla que rodeaba la ciudad. Al pie de la muralla hay un cementario musulmán (lugar impuro para un judío y por tanto no se pueden acercar) y cerca del lugar donde está tomada la foto, un cementerio judío.
Toda la zona que estamos visitando se encuentra enclavada en el Monte de los Olivos, desde donde se tiene una vista general de la ciudad y Jesús paseaba con sus discípulos. Dentro de él está Getsemaní, donde Cristo oró y sudó sangre la noche de su pasión. En el jardín de la basílica que lo conmemora, conocida como Basílica de la Agonía o de Todas las Naciones, hay unos olivos milenarios, que datan de aquella época y son los más antiguos de los alrededores.
La siguiente visita es a una basílica griega ortodoxa donde se venera el lugar donde estuvo el cuerpo de la Virgen María antes de su Asunción. Nos resulta muy llamativa la abigarrada decoración bizantina de la iglesia y el anciano monje que te hace pasar a toda prisa por el lugar concreto y no te deja tomar fotos del mismo.
Después de comer nos disponemos a realizar el Via Crucis camino del Calvario, comenzando en la Basílica del Ecce Homo, donde están las hermanas de Nuestra Señora de Sión. Y tras recorrer la Via Dolorosa llegamos a la Basílica del Santo Sepulcro.
Después de comer nos disponemos a realizar el Via Crucis camino del Calvario, comenzando en la Basílica del Ecce Homo, donde están las hermanas de Nuestra Señora de Sión. Y tras recorrer la Via Dolorosa llegamos a la Basílica del Santo Sepulcro.
La basílica está compartida por seis confesiones cristianas: católicos (representados por los franciscanos), ortodoxos griegos, armenios, coptos, siríacos y abisinios. Debido a la gran cantidad de peregrinos de todo el mundo no pudimos disfrutar totalmente de la visita ni hacernos una idea de la magnificencia de la basílica.
La foto corrresponde al lugar en cuyo interior se venera el sitio donde fue sepultado Jesús. Se accede únicamente por una pequeña puerta y como éramos tantos tuvimos que hacer la visita muy deprisa.
La basílica está construida sobre el Gólgota, y engloba el lugar de la crucifixión y el lugar de la sepultura. Esta foto es del lugar donde estuvo clavada la cruz. Cuenta la historia que durante unas excavaciones apareció una estancia con cruces de la época romana utilizadas para crucificar a los reos, y que al pasar delante de una de ellas en particular los enfermos quedaban curados, por lo que se identificó como la cruz de Cristo, dando lugar al Lignum Crucis.
La foto oficial del grupo de peregrinos de la parroquia de San José:
(Viaje a Tierra Santa - 2)
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