La historia de esta semana recuerda que lo mejor es tener una visión universal de las cosas, sin quedarnos en la mirada corta y los juicios preconcebidos. Aquí va Las cuatro estaciones.
Y un fuerte abrazo con mis mejores deseos para este finde.
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LAS CUATRO ESTACIONES
Había un hombre que tenía cuatro hijos.
Buscaba con tesón que aprendieran a no juzgar las cosas rápidamente y a la ligera. Así que un día se le ocurrió enviar a cada uno de ellos por turnos a ver un peral que estaba a una gran distancia.
El primer hijo fue en el Invierno, el segundo en Primavera, el tercero en Verano y el hijo más joven en el Otoño. Cuando todos ellos habían ido y regresado, los llamo y les pidió que describieran lo que habían visto.
El primer hijo menciono que el árbol era horrible, doblado y retorcido.
El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.
El tercer hijo no estuvo de acuerdo. Dijo que estaba cargado de flores, que tenía un aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa mas llena de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos. Dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto, lleno de vida y satisfacción.
Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían razón, porque sólo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
Les dijo que nunca se debe juzgar a un árbol, o a una persona, por sólo ver una de sus temporadas, y que la esencia de lo que son, la felicidad y el amor que viene con la vida sólo puede ser medido al final, cuando todas las estaciones han pasado.
Por eso, si uno se da por vencido en el invierno, habrá perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño.
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