Día 19. Iniciamos nuestra andadura en la capilla de la terminal T4 de Barajas, encomendándonos a la Virgen. Con un poco de retraso llegamos a Venecia donde tomamos el autobús hacia nuestro primer destino: Opatija, en la península de Istria, donde llegamos ya entrada la tarde.
Hoy es una ciudad turística llena de hoteles de finales del XIX y principios del XX que le dan un aire característico.
Se ha hecho famosa la historia de la joven enamorada que cada día iba al puerto a esperar a su marido embarcado... pero que nunca regresó, y se ha convertido en el símbolo de la ciudad.
Pula representa bastante bien la historia de esta parte de Europa. Debido a su estratégica posición han pasado romanos, eslavos, italianos,..., ha formado parte de Italia, del imperio austro-húngaro,de Yugoslavia, de Croacia,... y en cada ocasión los cambios han significado guerra y devastación.
Antes de la Primera Guerra Mundial el imperio austro-húngaro fijó en esta ciudad la sede de su fuerza naval, forzando a todos sus habitantes a emigrar a otros lugares.
El arco de la foto recuerda la victoria de las tropas de Cesar Augusto sobre las de Marco Antonio, en una batalla decisiva entre ambos.
Esto ha dado lugar a un sitio muy abigarrado de calles estrechas y a un aprovechamiento increíble de todos los espacios habitables disponibles.
Pasear por esas calles y admirar su arquitectura es una delicia. Poco a poco fueron rellenando el canal que la separaba del continente y ahora ya está unida a él. La catedral, en lo más alto de la isla, está dedicada a Santa Eufemia.
No podía faltar un momumento de la época comunista que llama mucho la atención por la estética moderna comparada con el entorno.
Eso sí, los atardeceres sobre el Adriático son impresionantes!!
Día 21. Visita a la ciudad de Varazdin, en el norte de Croacia.
Un paseo obligado es al cementerio de la ciudad, del que sus habitantes se sienten particularmente orgullosos por su originalidad y por cómo plasma mediante la jardinería la idea tan real y clara de que todos somos iguales a la hora de la muerte.
Una tradición simpática dice que en esta ciudad iban los ángeles a descansar (están en el escudo de la ciudad) y en un rincón al lado de la iglesia se pueden ver a unos cuantos ángeles cuidándola.
A última hora de la tarde llegamos a Zagreb, la capital actual de Croacia. Sentimos mucho tener poco tiempo para visitarla pues merece enormemente la pena.
La catedral gótica es del siglo XIV, y conserva todo su espendor y tamaño.
Desde el autobús se aprecian dos Zagreb: la nueva, de la época comunista con edificios grises y todos iguales, y la antigua, con una riqueza monumental considerable, tanto que se le llegó a llamar la 'pequeña Viena'. Aquí vemos la catedral y el hotel donde pasamos la noche.
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