sábado, 5 de septiembre de 2009

El sastre, el zar y su oso

Siempre se dice que la esperanza es lo último que se pierde.  Y seguramente todos tenemos experiencia de ello en nuestra vida.

La historia de esta semana es un cuento de Jorge Bucay que desde que lo leí me encantó y lo he utilizado algunas veces. Trata sobre la esperanza en las situaciones más comprometidas, pero no sólo: también hay que añadir unas pinceladas de creatividad e imaginación para que todo vaya sobre ruedas.

Se titula El sastre, el Zar y su oso. Y hablando de esperanza, espero que os guste tanto como a mí.

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El sastre, el zar y su oso

Esta es la historia de un sastre, un zar y su oso.
Un día el zar descubrió que uno de los botones de su chaqueta preferida se había caído. El zar era caprichoso, autoritario y cruel (como todos los que se enmarañan por demasiado tiempo en el poder), así que, furioso por la ausencia del botón mandó a buscar al sastre y ordenó que a la mañana siguiente fuera decapitado por el hacha del verdugo.
Nadie contradecía al emperador de todas las Rusias, así que la guardia fue hasta la casa del sastre y arrancándolo de entre los brazos de su familia lo llevó a la mazmorra del palacio para esperar allí a su muerte.
Al atardecer, cuando el guarda de la cárcel le llevó al sastre la última cena, éste meneó la cabeza y musitó:
- Pobre Zar.
El guardia no pudo evitar la carcajada:
- ¿Pobre del Zar? Pobre de tí. Tu cabeza quedará bastante lejos de tu cuerpo mañana mismo.
- Tú no entiendes -dijo el sastre- ¿qué es lo más importante para nuestro zar?
- ¿Lo más importante?, contestó el guardia. No sé... su pueblo.
- No seas estúpido. Digo algo realmente importante para él.
- ¿Su esposa?
- ¡Más importante!
- ¡Los diamantes!, creyó adivinar el carcelero.
- ¿Qué es lo que más le importa al zar en el mundo?
- ¡Ya sé!... su oso.
- Eso. Su oso.
- ¿Y?
- Mañana, cuando el verdugo termine conmigo, el zar perderá su única oportunidad para conseguir que su oso hable.
- ¿Tú eres entrenador de osos?.
- Un viejo secreto familiar..., -dijo el sastre- en fin, pobre Zar...
Deseoso de ganarse los favores del zar, el pobre guardia corrió a contarle al soberano su descubrimiento. El zar estaba encantado. Mandó a buscar inmediatamente al sastre y cuando lo tuvo frente a sí le ordenó:
- ¡Enséñale a mi oso nuestro lenguaje!
El sastre bajó la cabeza y dijo:
- Me encantaría complacerte ilustrísima, pero enseñar a hablar a un oso es una tarea árdua y lleva tiempo... y, lamentablemente, tiempo es lo que menos tengo.
- ¿Cuánto tiempo llevaría el aprendizaje?, preguntó el zar.
- Depende de la inteligencia del oso...
- ¡El oso es muy inteligente! -interrumpió el zar. De hecho es el oso más inteligente de todos los osos de Rusia.
-Bien, si el oso es inteligente... y siente deseos de aprender... yo creo... que el aprendizaje duraría... duraría... no menos de... DOS AÑOS.
El zar pensó un momento y luego ordenó:
- Bien, tu pena será suspendida por dos años, mientras tú entrenas al oso. ¡Mañana empezarás!
- Alteza -dijo el sastre- si tú mandas al verdugo a ocuparse de mi cabeza, mañana estaré muerto, y mi familia se las ingeniará para sobrevivir. Pero si me conmutas la pena, ya no tendré tiempo para dedicarme a tu oso... deberé trabajar como sastre para mantener a mi familia.
- Eso no es problema -dijo el zar. A partir de hoy y durante dos años tú y tu familia estarán bajo la protección real. Serán vestidos, alimentados y educados con el dinero del zar y nada que necesiten o deseen les será negado... Pero, eso sí... si dentro de dos años el oso no habla... te arrepentirás de haber pensado en esta propuesta... rogarás haber sido muerto por el verdugo... ¿entiendes, verdad?.
- Sí, alteza.
- Bien... ¡Guardias! -gritó el zar- que lleven al sastre a su casa en el carruaje de la corte, denle dos bolsas de oro, comida y regalos para sus niños. ¡Ya!... ¡fuera!. El sastre, en reverencia y caminando hacia atrás, comenzó a retirarse mientras musitaba agradecimientos.
- No olvides- le dijo el zar apuntándolo con el dedo directamente a la frente. Si en dos años el oso no habla...
Cuando todos en la casa lloraban por la pérdida del padre de familia, el sastre apareció en la casa en el carruaje del zar, sonriente, eufórico y con regalos para todos. La esposa del sastre no salía de su asombro. Su marido que pocas horas antes había sido llevado al calabozo volvía ahora, exitoso, acaudalado y exultante... Cuando estuvieron solos el hombre le contó los hechos.
- Estás LOCO -chilló la mujer- enseñar a hablar al oso del zar. Tú, que ni siquiera has visto un oso de cerca. Estás loco... enseñar a hablar a un oso... Loco, estás loco.
- Calma mujer, calma. Mira, me iban a cortar la cabeza mañana al amanecer, y ahora tengo dos años más... En dos años pueden pasar tantas cosas...
- En dos años. siguió el sastre- se puede morir el zar, me puedo morir yo... y lo más importante: ¡Puede que hable el Oso!

Jorge Bucay

jueves, 3 de septiembre de 2009

Regresando

Ya estamos de regreso de las vacaciones. El mes de agosto se me ha pasado muy rápido y de nuevo me encuentro frente al teclado con renovada ilusión, renovado entusiasmo y un montón de ganas de seguir estrechando lazos de amistad con todos vosotros.

Hace un año que comenzó esta aventura de la Historia de la Semana (según el archivo del blog, el 19 de septiembre exactamente) y poco a poco se ha ido consolidando casi sin darnos cuenta. Al cabo del año se han publicado 66 historias y la lista de correo cuenta con 130 direcciones.

Lo que comenzó como un entretenimiento para amigos y familiares se ha ido extendiendo paulatinamente a otras personas que se han apuntado, de las que sólo conozco su dirección y su interés por la educación en valores y el crecimiento personal espiritual. A todos: ¡muchísimas gracias de todo corazón! Sin vuestra presencia y aliento no saldría adelante esta sencilla historia que estamos contruyendo entre todos.

Os invito a daros un paseo por el blog  para ver el nuevo diseño, que espero sea de lectura más sencilla, con la recopilación de todas las historias enviadas. Aún no tiene muchas visitas pero van subiendo poco a poco. El reto para este curso es encontrar nuevas historias con nuevas pinceladas para nuestra reflexión personal. ¡A ver si lo conseguimos!  Gracias de antemano por vuestras sugerencias e ideas. Por supuesto, si a alguien le resulta pesado y quiere que lo borre de la lista, no tiene más que decirlo.

Decir que estoy a vuestra entera disposición para lo que pueda hacer por vosotros está de más, pero ahí queda dicho.

domingo, 26 de julio de 2009

La mariposa azul

Termina el mes de julio y llega el período vacacional (¡aunque ya me han recordado que en América Latina no funciona igual :-) ! O sea que ésta será la última historia de la semana de este curso. Durante el mes de agosto 'cerraremos por vacaciones' a la espera de que llegue el nuevo curso con nuevas ideas y renovada ilusión. ¡Y de paso descansáis un poco de las historias!!

Mientras tanto, yo estaré de 'relax' participando en los campamentos de Quintanabaldo y en el campo de trabajo (http://www.juventudidente.net/spip/recherche.php3?recherche=quintanabaldo ), al que estáis invitados (será entre el 23 y el 27 de agosto). ¿Alguien valiente se anima?

La historia de esta semana se titula 'La mariposa azul' y viene a recordar algo que a mí me parece importante: nuestra vida está en nuestras manos. Nos toca gobernar la nave y dirigirla hacia donde nos va indicando nuestro corazón, sin dejarse llevar por otras circunstancias. ¡Espero que os guste!

Con mis mejores deseos para estos días de asueto, me despido con un abrazo muy fuerte. Muchas gracias a tod@s por vuesta paciencia y amistad. ¡Y seguiremos en septiembre si Dios quiere!!
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La mariposa azul

Había un señor viudo que vivía con sus dos hijas, que eran muy curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A algunas de ellas él sabía responder, a otras no.

Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.

El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ni siquiera dudar. Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no supiera responder.

Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio.

"¿Qué vas a hacer?" –preguntó la hermana.

"Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta"

"Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta equivocada!"

Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.

- "Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?"

Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:

"Depende de ti... Ella está en tus manos."

miércoles, 22 de julio de 2009

El reflejo de la vida

Se acaba el mes de julio y todo el mundo está ya pensando en las vacaciones. ¡Yo también para no ser menos! O sea que el finde que viene enviaré la última historia de este curso (así podréis descansar un poco de este amigo tan pesado :-))



Muchas veces me he hecho la pregunta de cómo es posible que ante la misma situación externa cada uno reaccionemos de manera diferente. Hay quien se enfada, quien sonríe, quien pasa olímpicamente o se preocupa como si fuera vital,... De esto trata la historia de este semana, que lleva por título El reflejo de la vida, aplicado a la amistad.
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El reflejo de la vida

 
Había una vez un anciano que pasaba los días pescando, sentado junto al río, a la entrada de un pueblo. Un día pasó por allí un joven, se acercó y le dijo:


- Disculpe señor, soy nuevo aquí, nunca antes había venido por estos lugares. ¿Cómo es la gente de esta ciudad?

 
El anciano le respondió con otra pregunta:


-¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?

 
-Egoístas y malvados, por eso estoy contento de haberme marchado de allí.

 
- Pues precisamente así son los habitantes de esta ciudad -le respondió el anciano.


Un poco después pasó otro joven, se acercó al anciano y le expuso la misma cuestión:


-Perdone, justamente acabo de mudarme y es la primera vez que voy a entrar en esta ciudad, ¿podría decirme cómo son sus habitantes?

 
El anciano le respondió de nuevo con la misma pregunta:


-¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?

 
-Eran buenos y generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores. Tenía tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos.

 
-Pues también los habitantes de esta ciudad son así -respondió el anciano.


Un hombre que había llevado a sus animales a beber agua al río y que había escuchado ambas conversaciones, en cuanto el segundo joven se alejó le preguntó al anciano:


-¿Cómo puede dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta realizada por dos personas?

 
-Mira -respondió el anciano-, es muy sencillo. Cada persona lleva el universo en su corazón. Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí. En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, también aquí encontrará amigos fieles y leales.

La Historia de la Semana

sábado, 11 de julio de 2009

Corazón de cebolla

Escribo desde Roma, donde me encuentro esta semana participando en un curso para misioneros. Tiempo de convivencia, tiempo de compartir; tiempo de reencuentro con amigos de siempre, tiempo de aprender,.... y tiempo de recuperar fuerzas para el curso que viene.


Decimos a veces que las personas 'en el fondo son buenas'. Yo estoy convencido que es un aserto plenamente real. Son las circunstancias que nos rodean las que hacen que se tengan que autoproteger, cubriendo los verdaderos y auténticos sentimientos en capa tras capa para no resultar vulnerable y poder defenderse frente a la adversidad.


Por eso es bueno aprender a ver el corazón de las personas a través de sus manifestaciones y libres de prejuicios. Por cierto, ¿sabéis porque lloramos al pelar una cebolla? Pues seguid leyendo y lo sabréis ...
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Corazón de cebolla


Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda clase de plantas.


Como todos los huertos, tenía mucha frescura y agrado. Por eso daba gusto sentarse a la sombra de cualquier árbol a contemplar todo aquel verdor y a escuchar el canto de los pájaros.


Pero de pronto, un buen día empezaron a nacer unas cebollas especiales. Cada una tenía un color diferente: rojo, amarillo, naranja, morado... El caso es que los colores eran deslumbradores, centelleantes, como el color de una sonrisa o el color de un bonito recuerdo.


Después de sesudas investigaciones sobre la causa de aquel misterioso resplandor, resultó que cada cebolla tenía dentro, en el mismo corazón (porque también las cebollas tienen su propio corazón), un piedra preciosa. Una tenía un topacio, la otra un aguamarina, aquélla un lapislázuli, la de más allá una esmeralda ... ¡Una verdadera maravilla!


Pero por una incomprensible razón se empezó a decir que aquello era peligroso, intolerante, inadecuado y hasta vergonzoso. Total, que las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a esconder su piedra preciosa e íntima con capas y más capas, cada vez más oscuras y feas, para disimular cómo eran por dentro. Hasta que empezaron a convertirse en unas cebollas de lo más vulgar.


Pasó entonces por allí un sabio, que gustaba sentarse a la sombra del huerto y sabía tanto que entendía el lenguaje de las cebollas, y empezó a preguntarlas una por una:


-¿Por qué no eres como eres por dentro?


Y ellas le iban respondiendo:


-Me obligaron a ser así...


-Me fueron poniendo capas... incluso yo me puse algunas para que no me dijeran....


Algunas cebollas tenían hasta diez capas, y ya ni se acordaban de por qué se pusieron las primeras capas. Y al final el sabio se echó a llorar. Y cuando la gente lo vio llorando, pensó que llorar ante las cebollas era propio de personas muy inteligentes.


Por eso todo el mundo sigue llorando cuando una cebolla nos abre su corazón. Y así será hasta el fin del mundo.

sábado, 27 de junio de 2009

El amigo leal

Esta semana está llena de acontecimientos con la celebración de las bodas de oro de nuestro Instituto. Y nada mejor que un cuento sobre la amistad para recordar los lazos que nos unen a todos.


La auténtica y verdadera amistad es difícil de encontrar, pero cuando se alcanza da una riqueza y confianza enorme. De esto trata el cuento de esta semana.

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El amigo leal


Un insurrecto había sido condenado a morir en la horca. El hombre tenía a su madre viviendo en una lejana localidad y no quería dejar de despedirse de ella por este motivo. Hizo al rey la petición de que le permitiese partir unos días para visitar a su madre. El monarca sólo puso una condición: que un rehén ocupase su lugar mientras permanecía ausente y que, en el supuesto de que no regresase, fuera ejecutado por él.

El insurrecto recurrió a su mejor amigo y le pidió que ocupase su puesto. El rey dio un plazo de siete días para que el rehén fuera ejecutado si en ese tiempo no regresaba el condenado.


Pasaron los días. El sexto día se levantó el patíbulo y se anunció la ejecución del rehén para la mañana del día siguiente. El rey preguntó por su estado de ánimo a los carceleros, y éstos respondieron:

-¡Oh, majestad! Está verdaderamente tranquilo. Ni por un momento ha dudado de que su amigo volverá.

El rey sonrió con escepticismo.

Llegó la noche del sexto día. La tranquilidad y la confianza del rehén resultaban asombrosas. De madrugada, el monarca indagó sobre el rehén y el jefe de la prisión dijo:

-Ha cenado opíparamente, ha cantado y está extraordinariamente sereno. No duda de que su amigo volverá.

-¡Pobre infeliz! -exclamó el monarca.

Llegó la hora prevista para la ejecución. Había comenzado a amanecer. El rehén fue conducido hasta el patíbulo. Estaba relajado y sonriente.

El monarca se extrañó al comprobar la firmeza anímica del rehén. El verdugo le colocó la cuerda al cuello, pero él seguía sonriente y sereno.

Justo cuando el rey iba a dar la orden para la ejecución, se escucharon los cascos de un caballo. El insurrecto había regresado justo a tiempo.

El rey, emocionado, concedió la libertad a ambos hombres.

domingo, 21 de junio de 2009

De alumnos, profes y exámenes

A estas alturas de curso es ya casi seguro que se habrán terminado los exámenes y llega la hora de los resultados... ¡¡Esperemos que sean excelentes para disfrutar de las vacaciones!


Para celebrarlo y sonreir un poco aquí van unas cuantas ideas sobre alumnos, profes y exámenes. ¡Que lo disfrutéis!


PD.: Entre el 24 y el 30 de este mes estaré en La Cabrera (en este sitio: http://www.arte-romanico.com/autonomias/lacabrera.htm , impresionante ¿no?). Todos los que no estén en Roma ni tengan otros compromisos en esas fechas, están invitados a pasar por allí para conocerlo en vivo. Está a 60 Km. de Madrid por la carretera de Burgos. ¿Alguien se anima?


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DE ALUMNOS, PROFES Y EXÁMENES


Frases de los alumnos que delatan que algo no irá bien con el exámen:


1.- ¿Pero el examen no era mañana???


2.- ¿Qué hace todo el mundo repasando integrales si lo de hoy va del renacimiento italiano?


3.- ¿Por qué tú tienes 163 folios de apuntes y yo sólo tengo 11?


4.- Espera... He contestado tres preguntas de seis, pero aquí pone que ésas puntúan la mitad que las otras.


5.- Así que Canaletto no es defensa del Real Madrid...


6.- Oye, ¿Qué es eso de que las prácticas a las que falté también hacen media con el examen de hoy?



Frases de los profesores que delatan que algo no irá bien con tu exámen:


1.- Nada de calculadoras. Esas raíces cúbicas se pueden hacer a ojo perfectamente.


2.- Sin preguntas. Ya hicimos un problema igualito en clase... Creo.


3.- Responded en naranja a las preguntas impares, y verde las pares. Vuestros datos en fucsia. Si no, no se corrige.


4.- ¿Os acordáis de ese tema que dije que CASI seguro que no entraba?


5.- Para este examen podéis sacar si queréis los apuntes.


6.- Tendréis un descanso para cenar y otro para el desayuno.



Frases que confirman que, efectivamente, el exámen te ha salido fatal:


1.- ¿La lista está por orden de nota? Pues no me veo...


2.- Espera... ¡A todos os da mal la integral menos a mí!!!


3.- Un momento... ¿Se puntúa sobre 10 o sobre 5?


4.- Pero, ¿no había que marcar las respuestas que no eran correctas?


5.- ¿La pregunta 55 del folio 2? ¿¿Había folio 2??


6.- Andá... He hecho el exámen en la hoja sin sellar y me he llevado la sellada.



Frases que no es bueno oir durante una revisión de exámen:


1.- ¡Anda, si esta pregunta te la he puntuado dos veces!


2.- Le advierto que si reviso el examen, lo REVISO TODO...


3.- Sé que sólo ha fallado una pregunta, pero era la más importante de las 253.


4.- Se ha pasado de esquemática.


5.- Te suspendo por tu bien, porque creo que puedes dar más de sí, hijito... -Ya, (y en voz baja, será cab**n).


viernes, 19 de junio de 2009

Saber vivir la vida

¡¡Ya tenemos el verano encima y dentro de nada las esperadas vacaciones!! Seguramente este año con los efectos de la crisis haya que cambiar algunos hábitos por otros más económicos. Pero evidentemente esto no afecta a nuestra capacidad de vivir la vida con toda su intensidad y aprovechar los momentos para potenciar las relaciones humanas con tantos amigos y conocidos que todos tenemos.


En la historia de esta semana la protagonista es una mujer que realmente sabe vivir con plenitud todo instante por pobre que nos parezca. Espero que os guste.


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SABER VIVIR LA VIDA


Una mujer muy sabia se despertó una mañana, se miró al espejo, y notó que tenía solamente tres cabellos en su cabeza.


'Hmmm', pensó, 'Creo que hoy me voy a hacer una trenza'.


Así lo hizo y paso un día maravilloso.


El siguiente día se despertó, se miró al espejo y vio que tenía solamente dos cabellos en su cabeza.


'Hmmm', dijo, 'Creo que hoy me peinaré con la raya en medio'


Así lo hizo y paso un día grandioso.


El siguiente día cuando despertó, se miró al espejo y notó que solamente le quedaba un cabello en su cabeza.


'Bueno', se dijo, 'ahora me voy a hacer una cola de caballo.'


Así lo hizo, y tuvo un día muy, muy divertido.


A la mañana siguiente cuando despertó, corrió al espejo y enseguida notó que no le quedaba un solo cabello en la cabeza.


'¡Qué bien!', exclamó, '¡Hoy no voy a tener que peinarme!'


Y recordó algo que había oído hace tiempo: que la vida no es esperar a que la tormenta pase ... , sino aprender a bailar bajo la lluvia.

sábado, 13 de junio de 2009

La ventana

Muchas veces vamos tan acelerados con nuestras cosas que no nos damos cuenta de las necesidades que hay a nuestro alrededor, no sólo de las materiales, que tanto llaman la atención, sino especialmente las necesidades de los corazones de las personas.


Y cuando caemos en la cuenta, solemos primero cubrir nuestras espaldas y dar de lo que nos sobra. La historia de esta semana va más allá todavía: dar de lo que se carece. ¿A que parece imposible? Pues continuad leyendo y veréis.
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La ventana

Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación un hospital.

A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el líquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre tenía que estar todo el tiempo boca arriba. Los dos charlaban durante horas.

Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, dónde habían ido de vacaciones... Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.

El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior. La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad. El hombre de la ventana describía todo esto con un detalle exquisito y el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.

Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras. Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entró con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía.

Se llenó de pesar y llamó a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.
Tan pronto como lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana.

La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación. Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo él mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama... y se encontró con una pared blanca.

El hombre preguntó a la enfermera qué podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana.

La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indicó: “Quizás sólo quería animarle a usted”.

domingo, 7 de junio de 2009

Consideraciones sobre los alumnos

Estamos ya a las puertas de los exámenes y me ha parecido interesante compartir algunas reflexiones profundas, diría casi metafísicas u ontológicas, sobre los alumnos para tenerlas muy en cuenta :-)) (especialmente los que somos profes...)


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Consideraciones sobre los alumnos:


1. El alumno siempre tiene la razón, pero nunca se la dan.


2. El alumno no copia, contrasta resultados.


3. El alumno no saca chuletas, recuerda el tema.


4. El alumno no duerme en clase, reflexiona.


5. El alumno no hace pellas (deja de ir a clase), su presencia es requerida en el bar.


6. El alumno no habla en clase, intercambia impresiones.


7. El alumno no mastica chicle, fortalece sus encías.


8. El alumno no come pipas, estudia botánica.


9. El alumno no lee revistas en clase, se informa.


10. El alumno no insulta al profesor, le saca defectos.


11. El alumno no pinta en las mesas, practica expresión artística.


12. El alumno no llega nunca tarde a clase, los demas se adelantan.


13. El alumno no se cansa en gimnasia, guarda fuerzas.


14. El alumno no se retrasa, le retienen.


15. El alumno no se distrae, examina los fluorescentes.


16. El alumno no tira tizas, estudia la ley de la gravedad.


17. El alumno no suspende, le suspenden.


18. El alumno no tira papeles al suelo, se le caen.


19. El alumno no corre por los pasillos, hace pruebas de velocidad.


20. El alumno no escupe, descongestiona las fosas nasales.


21. El alumno no pasa del profesor, el profesor pasa del alumno.


22. El alumno si ve a alguien que descansa le ayuda.


23. El alumno cuando tiene ganas de trabajar se sienta y espera a que se le pasen.


24. El alumno no destroza el colegio, le da un toque modernista.

sábado, 6 de junio de 2009

Asamblea en la carpintería

Ya se acaba el curso y hay que ir pensando en las vacaciones... ¡pero después de los exámenes!


Esta semana comparto un cuento que leí hace tiempo y me encantó por el significado que tiene en el ámbito educativo y personal. En muchas cosas de la vida tenemos que trabajar en común con otras personas, pero ¿cuál es la diferencia entre trabajar juntos y trabajar en equipo? Básicamente, para mí es reconocer que todos tenemos defectos pero que lo que importa de verdad son nuestras cualidades para poder aportar lo mejor que somos y tenemos. Aquí os dejo con esta Asamblea en la carpintería.
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ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA


Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña y curiosa asamblea: se reunieron las herramientas para tratar de arreglar sus diferencias.
El martillo tomó la palabra y quiso ejercer la presidencia, pero la asamblea le notificó que debía renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y además se pasaba todo el día golpeando.
El martillo, tras un instante de vacilación, aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo. Dijo que era muy retorcido y que había que darle muchas vueltas para que sirviera para algo.
Ante este ataque, el tornillo aceptó también su culpa, pues reconoció que era verdad. Pero inmediatamente pidió la expulsión de la lija: ¡era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás!
La lija estuvo de acuerdo, a condición de que también fuera inhabilitado el metro, pues siempre se lo pasaba midiendo a los demás según sus medidas, ¡como si fuera el único perfecto!
En estas estaban cuando entró el carpintero. Se puso el traje de faena e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo, y, finalmente, de una tosca madera inicial fabricó un bonito mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó con más fuerza sus deliberaciones. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
- Señores, ha quedado demostrado que tenemos muchos defectos, pero el carpintero se fija y trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos más en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.
La asamblea, tras unos instantes de estupor, encontró que el martillo era fuerte, que el tornillo unía y daba consistencia, que la lija era especial para limar asperezas y que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de la mejor calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Y desde aquella asamblea, sin que nos demos cuenta, ese equipo no ha dejado de servirnos y hacernos la vida más fácil y agradable.

domingo, 31 de mayo de 2009

La roca

Muchísimas gracias por vuestras felicitaciones. Aunque ya he respondido a cada uno, también lo hago general por aquí. Y despejo una duda: mi edad coincide con el primer número primo mayor que cincuenta. Fácil, ¿no?


Cuando llegamos a ciertas edades :-) solemos hacer balance de la vida pasada y nos viene inevitablemente la pregunta: ¿qué he hecho en la vida?, ¿ha tenido sentido?, ¿si hubiera sido consciente habría hecho lo mismo?,... y tantas otras cuestiones que reflejan la inquietud de nuestro corazón.


Yo personalmente me siento como el protagonista de la historia de esta semana: empujando siempre mi roca con la ilusión de que algún día llegaré a moverla, aunque hasta hoy no vea los resultados que me gustarían. Con todos Vdes. La roca. Espero que os guste.

(P.D.: para los que no son de ciencias: el primo mencionado, o sea, yo , cumple 53!!!)



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La roca


Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y se le apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas.


El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día. Durante muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas... y ésta no se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano.


Cuando el hombre empezó a sentirse frustrado, el demonio decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente: "has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido". Le dio al hombre la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que era un fracasado. Estos pensamientos le hicieron sentirse frustrado y desilusionado. El demonio le dijo: ¿por qué te esfuerzas todo el día en esta tarea imposible? Basta con un mínimo esfuerzo y será suficiente.


El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: "Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado?".


El Señor le respondió con compasión:


- Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar. Ahora vienes a mí sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora: tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez.


Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para mostrar tu fe en mí. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca.

sábado, 30 de mayo de 2009

Si... de Rudyard Kipling

¡¡Estoy en semana de cumpleaños!! También los años pasan inexorables, no sólo las semanas, y a veces pesan un poco, pero siempre son más llevaderos con los amigos.


Superada la cincuentena viene el tiempo de reflexión y la constatación de que el tiempo pasa ¡y de qué manera! Uno ya no es el que era (ya no soy capaz de correr 20 km o saltar desde el techo de un Land Rover) pero he comprobado que mi corazón sigue joven e ilusionado como cuando era adolescente. He recordado el poema que hoy me gustaría compartir con todos vosotros pues me ha sido de gran ayuda durante todos estos años para afrontar los retos que la vida nos va deparando. Es el famoso "Si...", de Rudyard Kipling, que nos marcó a muchos jóvenes de mi generación. Seguramente ya lo conocéis pero creo que merece la pena recordarlo, meditarlo y aplicarlo siempre que se pueda.


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Si... de Rudyard Kipling


Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.


Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.
Si engañado, no engañas,
Si no buscas más odio que el odio que te tengan...


Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres.
Si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.


Si tropiezas el triunfo, si llega tu derrota,
y a los dos impostores les tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofismo del orbe encanallado.


Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría,
tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.


Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aun después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada,
porque tú lo deseas y lo quieres y lo mandas.


Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.
Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera llega a hacerte la herida,
Si todos te reclaman y ninguno te precisa.


Si llenas un minuto envidiable y cierto
de sesenta segundos que te lleven al cielo....
Todo lo de esta tierra, será de tu dominio,
y mucho más aún, serás hombre, hijo mío.



Rudyard Kipling

sábado, 23 de mayo de 2009

Nueva clínica japonesa

Un poco de humor y una sonrisa nunca vienen mal. Parafraseando el dicho popular: 'las penas con humor son menos', o, al menos, ¡son más llevaderas!

Así que aquí va la propaganda de una nueva clínica que han abierto en Madrid,
dedicado con todo cariño a los que se dedican al área sanitaria (espero que después de esto me sigáis tratando bien...!!).

PD.: ¡de paso sirve como test para los estudiantes de la lengua española :-)!

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NUEVA CLINICA JAPONESA 

Acaba de establecerse en Madrid una nueva clínica japonesa, que reúne en su staff a los mejores especialistas nipones:

Nombre del nuevo hospital:

Akitepiyo Akitemato.
 

Director de la clínica: Dr. Elke Tekula.

Urgencias: Dra. Tankulao Lomimito.

Medicina Preventiva: Dra. Tasmumal Kelosepas.

Obstetricia: Dra. Tepalpa Podentlo.

Pediatra: Dra. Yokulo Tuklia.

Psiquiatra: Dr. Yokulo Tukoko.

Endoscopia: Dr. Temeto Tubito.

Laboratorio: Dra. Temila Tukaka.

Dermatólogo: Dr. Tukuelo Stadulo.

Gastroenterólogo: Dr. Tesobo Tupanza.

Inmunólogo: Dr. Awuanta Toito.

Neumólogo: Dr. Tutoses Mufuelte.

Neurólogo: Dr. Satulo Tukoko.

Odontólogo: Dr. Tekito Lakalies.

Oftalmólogo: Dr. Temilo Elojo.

Otorrinolaringólogo: Dr. Tesako Mokito.

Patólogo: Dr. Temilo Enchikito.

Proctólogo: Dr. Temilo Kulete.

Radiólogo: Dr. Tetomo Tufoto.

Traumatólogo: Dr. Taleglo Elwueso.

Oncología: Dr. Tukaso Takagao.

Urólogo: Dr. Tupipi Stamalo.

viernes, 22 de mayo de 2009

Un relato azteca

Otra semana que se ha pasado volando. O tal vez sea que con esto de enviar una historia semanal a mí me lo parece... Pero mientras se pueda, espero no faltar a nuestra cita (¡¡y material hay de sobra!!) :-))


Cada vez que uno se asoma al mundo, y no hay que irse muy lejos, vemos muchísimas situaciones injustas. Y el primer sentimiento que nos viene es que nos gustaría arreglarlas, pero no sabemos por dónde comenzar. ¡¿Qué puedo hacer yo frente a los poderosos, frente a la sociedad, frente a las corrientes de opinión,...?!! Siendo realistas diremos que seguramente muy poco; pero ese poco, ese granito de arena apenas perceptible, puede ser fermento de otras grandes cosas que no imaginamos.


La historia de esta semana es un relato azteca que trata precisamente del valor de lo pequeño y cómo muchas cosas insignificantes pueden hacer una grande. Espero que os guste!
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Un relato azteca


Dicen nuestros abuelos que hace mucho tiempo hubo un gran incendio en los bosques que cubrían la tierra. Las personas y los animales empezaron a correr huyendo del fuego.


Nuestro hermano el búho, Tecolotl, también corría, cuando vio un pajarito que iba y venía del río cercano al fuego. Se dirigió hacia donde iba este pajarito.


Cayó en la cuenta de que era nuestro hermano el pájaro Quetzal, Quezaltototl, que iba hacia el río, cogía gotitas de agua en el pico, y volvía al fuego para arrojar en él aquella gotita de agua.


El búho se acercó al pájaro Quetzal y le gritó: "¿Qué haces, hermano? ¿Eres tonto? No vas a conseguir nada con eso. ¿Qué estás intentando hacer? ¡Tienes que huir para salvar tu vida!".


El pájaro Quetzal se detuvo un momento, miró al búho, y luego respondió: "Estoy haciendo lo que puedo con lo que tengo".



Nuestros abuelos recuerdan que hace mucho tiempo los bosques que cubrían nuestra Tierra fueron salvados de un gran incendio por un pajarito Quetzal, un búho y otros muchos animales que se unieron para apagar las llamas.

jueves, 21 de mayo de 2009

Huellas en la arena

Una noche tuve un sueño...



... Soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida.


Por cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: unas eran las mías y las otras del Señor.



Cuando la última escena pasó delante nuestro, miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas en la arena.



Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor: "Señor, Tú me dijiste, cuando resolví seguirte, que andarías conmigo a lo largo del camino, pero durante los peores momentos de mi vida había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo porque Tú me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba".



Entonces, El, clavando en mi su mirada infinita me contestó: "Mi querido hijo. Yo te he amado y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas fue justamente allí donde te cargué en mis brazos".

miércoles, 20 de mayo de 2009

La oruga

Una pequeña oruga caminaba un día en dirección al Sol. Muy cerca del camino se encontraba una langosta. -"¿Hacia dónde te diriges?", le preguntó.

Sin dejar de caminar, la oruga contestó: "Tuve un sueño anoche: soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que ví en mi sueño y he decidido realizarlo".

Sorprendida, la langosta dijo mientras su amiga se alejaba: -"Tú debes estar loca. ¿Cómo podrías llegar hasta aquel lugar?. ¡Tú, una simple oruga!. Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable".

Pero la oruga ya estaba lejos , y no la escuchó.
Sus diminutos pies no dejaron de moverse.

De pronto, se oyó la voz de un escarabajo: -"¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño?".

Sudando, la oruga le dijo jadeante: -"Tuve un sueño y deseo realizarlo. Subiré a esa montaña y desde ahí contemplaré todo nuestro mundo".

El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo: -"Ni yo, con patas tan grandes, intentaría una empresa tan ambiciosa".


El escarabajo se quedó en el suelo tumbado de la risa, mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros. Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor, aconsejaron a nuestra amiga a desistir. "¡Tú no lo lograrás jamás!", le dijeron, pero en su interior había un impulso que la obligaba a seguir.

Ya agotada, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construír con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. "Estaré mejor", fue lo último que dijo, y murió. Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno del que murió por querer realizar un sueño irrealizable.

Una mañana, en la que el Sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto, quedaron atónitos. Aquel capullo duro comenzó a resquebrajarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que podía ser la de la oruga que todos creían muerta...


Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa.

No hubo nada que decir. Todos sabían lo que haría, se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño: el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.

sábado, 16 de mayo de 2009

El regalo


Hay dos cosas que a mi me conmueven el corazón: la inocencia y la entrega generosa. En estos tiempos que corren parece que sólo llama la atención y nos fijamos en lo negativo, pero a nada que miremos alrededor con los ojos del corazón veremos que también hay personas que dan lo mejor de sí a los que lo necesitan y de mil maneras: cuidando un enfermo, acompañando a ancianos, educando niños,...

La historia de esta semana trata precisamente de la inocencia y el amor sencillo a las personas que nos quieren. Seguro que ya la conocéis pero creo que merece la pena añadirla al blog.



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EL REGALO...


El hombre que estaba tras el mostrador, miraba la calle distraídamente. Una niñita se aproximó al negocio y apretó la naricita contra el vidrio de la vitrina. Los ojos de color del cielo brillaban cuando vio un determinado objeto.

Entró en el negocio y pidió para ver el collar de turquesa azul. - "Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien lindo? - Dice ella.

El dueño del negocio miró desconfiado a la niñita y le preguntó: - ¿Cuánto dinero tienes?

Sin dudar, ella sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos. Lo colocó sobre el mostrador y dijo feliz: -"¿Eso alcanza?".

Eran apenas algunas monedas que ella exhibía orgullosa. -"Sabe, quiero dar este regalo a mi hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y tengo el convencimiento que quedará feliz con el collar que es del color de sus ojos".

El hombre fue para la trastienda, colocó el collar en un estuche, envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado lazo con una cinta verde. -"Toma, dijo a la niña. Llévalo con cuidado". Ella salió feliz corriendo y saltando calle abajo.

Aún no acababa el día, cuando una linda joven de cabellos rubios y maravillosos ojos azules entró en el negocio. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho e indagó: -"¿Este collar fue comprado aquí?

-"Sí señora". - ¿Y cuanto costó? - "Ah!", - habló el dueño del negocio. "El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente".

La joven continuó: - "Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es verdadero, ¿No?. Ella no tendría dinero para pagarlo". El hombre tomó el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, colocó la cinta y lo devolvió a la joven.

- "Ella pago el precio más alto que cualquier persona puede pagar. ELLA DIO TODO LO QUE TENIA".

El silencio llenó la pequeña tienda y dos lágrimas rodaron por la faz emocionada de la joven cuando sus manos tomaban el pequeño envoltorio.

viernes, 15 de mayo de 2009

15 consejos de un adolescente a sus padres

Esta semana sigo con el tema de la educación (en algo se tiene que notar que llevo toda la vida en ese ambiente :-).


Hace tiempo me llegó este texto curioso: se trata de unos consejos de un adolescente a sus padres. Seguramente serán de un educador, pero merece la pena repasarlos pues aportan unas ideas claras y sencillas desde el punto de vista del educando que muchas veces solemos olvidar, pensando que el educador siempre lleva razón. Y es importante tenerlas en cuenta para que la acción educativa de padres y educadores logre su efecto: llegar al corazón de la persona que queremos de verdad.

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15 consejos de un adolescente a sus padres


1. Trátame con la misma cordialidad con la que tratas a tus amigos. Que seamos familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.


2. No me des siempre órdenes. Si me pidieras las cosas en vez de ordenármelas, yo las haría antes y de buena gana.


3. No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Mantén tu decisión.


4. No me des todo lo que te pida. A veces pido para saber hasta dónde puedes llegar.


5. Cumple las promesas, tanto si son buenas como si son malas. Si me prometes un permiso, dámelo. Si es un castigo, también.


6. No me compares con nadie, especialmente con mis hermanas o hermanos. Si me ensalzas, el otro va a sufrir. Si me haces de menos, quien sufre soy yo.


7. No me corrijas en público. No es necesario que todo el mundo se entere.


8. No me grites. Te respeto menos cuando lo haces.


9. Déjame valerme por mí mismo. Si tú lo haces todo, nunca aprenderé.


10. No mientas delante de mí. Tampoco pidas que yo mienta por ti, para sacarte de un apuro.


11. Cuando haga algo malo, no me exijas que te explique por qué lo hice. A veces, ni yo mismo lo sé.


12. Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá mi estima por ti, y yo aprenderé a admitir mis equivocaciones.


13. No me pidas que haga una cosa que tú no haces. Aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas.


14. Cuando te cuento un problema no me digas "ahora no tengo tiempo para tus tonterías" o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.


15. Quiéreme y dímelo. Me gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesario. Me agrada mucho.

sábado, 9 de mayo de 2009

El halcón

Siempre me ha sorprendido la cantidad de recursos que tenemos cuando de verdad hacen falta y que desconocemos.

En los campamentos de aprecia en toda su realidad: la experiencia de profesor, y no digamos ya la de jefe de campamento, es algo inolvidable que nos fuerza a sacar de nosotros mismos todo lo mejor en todos los sentidos: físico (yo lo de dormir poco lo llevo fatal!), educativo (siempre hay que estar enseñando) y espiritual (uno toma conciencia de que hay que dar ejemplo para mantener la autoridad).


Todo esto me ha recordado la sencilla historia de esta semana, aunque seguro que a vosotros os sugiere muchas más cosas. Espero que os guste.



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El halcón



Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cacería para que los entrenara. Después de unos meses, el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama en la que lo depositó el día que llegó.



El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar al ave.



Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Al día siguiente, el monarca pudo observar desde la ventana de sus aposentos que el ave aún continuaba inmóvil. Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente vio, sorprendido, al halcón volando ágilmente por los jardines.



El rey le dijo a su chambelán que trajera a su presencia al autor de ese milagro. Al poco, apareció ante él un campesino. El rey le preguntó:



- "¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago?"



Intimidado, el campesino le contestó: - "Fue fácil, mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y se puso a volar".

viernes, 8 de mayo de 2009

Decálogo para formar un delincuente

Hace unos meses, antes de iniciar nuestro -¡y vuestro!- blog, envié este 'Decálogo para formar un delincuente' elaborado por el famoso juez de menores Emilio Calatayud, y me ha parecido oportuno incluirlo ya que no tiene desperdicio para los que nos movemos en el ambiente juvenil.


Cada vez soy más consciente de lo difícil que es ser padre o madre hoy en día, con los hijos sometidos a todo tipo de información, ejemplos, relativismos,..... así que esta historia de la semana va dedicada a todos los padres y educadores de esta pequeña lista, con la esperanza de que sea de utilidad. ¡Animo y no desfallezcáis en vuestra bonita tarea
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Decálogo para formar un delincuente


1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.


2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.


3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.


4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.


5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.


6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.


7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.


8. Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.


9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.


10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.


Emilio Calatayud

sábado, 2 de mayo de 2009

La noche y el día

¿Cómo vemos las cosas que nos rodean? Parece una obviedad pero cuando se profundiza un poco aparecen sutiles diferencias: lo que para mí es una montaña para otro es un cuadro impresionista, lo que para mí es un atardecer normal para otro es una poesía, o lo que para mí es una persona corriente para otro es una obra de arte.


De esto trata esta historia de la semana, para que aprendamos a ver las cosas un poquito mejor.

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La noche y el día

Un día el Maestro preguntó a sus alumnos:

- ¿Cómo podemos saber cuándo acaba la noche y empieza el día?

- El día empieza cuando, al ver una animal desde lejos, distingo si es un cordero o un perro, dijo uno.

- No, contestó el Maestro.

- Entonces cuando, al ver un árbol, distingo si es un cerezo o una higuera, dijo otro.

- Tampoco.

- Pues entonces cuando distingo si un hombre es blanco o es negro, añadió un tercero.

- Tampoco es correcto, corrigió el Maestro.

Entonces fueron los alumnos los que, intrigados, le preguntaron cómo podría saberse.

- La diferencia entre el día y la noche -respondió- se da cuando, al mirar a una persona, sea quien sea, ves en ella a un hermano. Si no la ves como hermano, sea la hora que sea, es que tu corazón está en la noche.