jueves, 13 de junio de 2019

Decálogo para formar un delincuente

Me suelen decir los padres que cada vez es más difícil educar y formar en valores a los niños y jóvenes. Y desgraciadamente creo que es verdad.

La sociedad actual en Europa ha tomado unos derroteros materialistas en los que el tener y aparentar lo es casi todo, dejando en último lugar el ser personal.

Por eso conviene tener las ideas claras para poder moverse en la dirección correcta y no alentar actitudes contrarias.

Comparto en la historia de esta semana un decálogo que el famoso juez de menores Emilio Calatayud ha elaborado para 'formar un delincuente', esto es, 10 ideas que van en la dirección de la mala educación y que en muchas ocasiones no tienen vuelta atrás, con la esperanza de que sirvan en nuestro quehacer educativo.

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Decálogo para formar un delincuente
 
1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.


2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.

4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.


5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.


7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.

8. Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.


9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.



La Historia de la Semana

viernes, 10 de mayo de 2019

Preparando el infarto

Vivimos unos tiempos en los que las prisas, el trabajo, la inmediatez de las cosas,... nos abocan a no poder disfrutar realmente de lo importante y vital.

La máxima de los antiguos pensadores de que es más importante el ser que el tener, parece que se ha sustituido hoy por es más importante el aparentar que el ser
Y para ello hay que estar siempre ocupado en mil tareas que al final nos apartan de las que nos llenan el corazón y nos hacen felices de verdad.

Comparto esta semana en clave de humor un texto titulado Preparando el infarto, con su epitafio al final, para reirse de esto y tomar conciencia de las cosas realmente importantes en la vida.
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Preparando el infarto


Seis normas para preparar el infarto; cumpliéndolas al pie de la letra, pronto el corazón dejará de latir...

PRIMERA
 
El trabajo antes que nada. Los asuntos personales son secundarios. Entregarse de lleno al trabajo, pensar sólo en producir, ahí está la clave. Hay que ser un hombre o mujer de éxito... ¡aunque se disfrute en el cementerio!

SEGUNDA
Ir a la oficina los sábados por la tarde. Nada de descanso, nada de cine, nada de relax. A lo mejor el trabajo del sábado aporta algunos euros más que  servirán para cuando dé el anhelado infarto. 


TERCERA
Por las noches es peligroso ir a la oficina, te pueden atracar, y es mejor llevarse el trabajo a casa. Cuando todos duermen, se puede trabajar sin problemas.



CUARTA
Nunca digas no a todo lo que te pidan. Participa en todos los comités, consejos, comisiones,... sin perder ninguna reunión. ¡Demuestra que eres el mejor! 


QUINTA 
Eres de acero, no tomes vacaciones, ya las tomarás cuando mueras. El cementerio es un buen hotel de reposo. Nadie hace ruido.

SEXTA
Si tienes que viajar, por tu trabajo claro está, trabaja noche y día, pon cara de angustia, trata mal a tus subalternos si eres el Jefe. Tú mandas. Todos tus colegas irán al entierro... ¡pero para constatar que hayas quedado bien enterrado! 



EPITAFIO
Aquí yace Inocencio Romero.
De joven, gastó su salud para conseguir dinero. 

De viejo, gastó su dinero para conseguir salud. 
Sin salud y sin dinero,
aquí yace Inocencio Romero.



La Historia de la Semana

sábado, 4 de mayo de 2019

La verdad

Una de las palabras de moda últimamente es la posverdad: distorsión deliberada de la realidad para obtener un beneficio. O sea, la mentira de toda la vida. Incluso fue declarada 'palabra del año' hace un tiempo.

Vivimos en una época en que parece que los valores tradicionales han perdido su categoría y todo se reduce a un relativismo cada vez mayor.
La historia que comparto esta semana, titulada La verdad, me ha recordado la frase del Evangelio que dice la verdad os hará libres,  pues lo contrario lleva a hacerse rehén de la propia mentira. 

Y con el agravante de que siempre hay alguien que se da cuenta de la situación, como la abuela de este cuento. Por eso hay que actuar con la suficiente madurez para aceptar las consecuencias de nuestras acciones. Aquí va a continuación.
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La verdad

Un niño y su hermanita fueron a visitar a sus abuelos en el campo. El niño tenía un tirachinas y practicaba con él en el campo, pero nunca lograba dar en el blanco. Cuando regresó al patio trasero de casa de su abuela, vio allí un patito. Apuntó y disparó una piedra. La piedra golpeó el pato y cayó muerto. El niño fue presa del pánico. Desesperadamente, escondió el pato muerto en el establo, y al levantar la cabeza vio a su hermana que le observaba. Su hermana Sara lo había visto todo, pero no dijo nada.

Ese día, después de comer, la abuela dijo: 


- Sara, vamos a lavar la vajilla. 

Pero Sara respondió: 

- Juan me dijo que quería lavar los platos hoy. ¿No es así, Juan? -Y le susurró-: ¿Te acuerdas del pato? -Así que Juan tuvo que lavar los platos.

Más tarde, el abuelo decidió llevar a los dos niños a pescar. La abuela dijo: 


- Lo siento, pero necesito que Sara me ayude a preparar la cena

Sara sonrió y dijo: 

- Oh, Juan dijo que quería hacerlo. -Una vez más, Sara susurró-: ¿Recuerdas el pato? -Juan se quedó y Sara fue a pescar.

Después de un par de días de hacer todas las tareas, Juan se sintió desesperado y no pudo soportarlo más. Entonces le confesó a la abuela que había matado a su patito. La abuela acarició su rostro en sus manos y dijo: 


- Lo sé, Juan. Estaba de pie junto a la ventana y vi todo. Allí mismo te perdoné porque te quiero. Me preguntaba cuánto tiempo ibas a esconder la verdad y dejar que Sara hiciera de ti un esclavo.


La Historia de la Semana