viernes, 10 de mayo de 2019

Preparando el infarto

Vivimos unos tiempos en los que las prisas, el trabajo, la inmediatez de las cosas,... nos abocan a no poder disfrutar realmente de lo importante y vital.

La máxima de los antiguos pensadores de que es más importante el ser que el tener, parece que se ha sustituido hoy por es más importante el aparentar que el ser
Y para ello hay que estar siempre ocupado en mil tareas que al final nos apartan de las que nos llenan el corazón y nos hacen felices de verdad.

Comparto esta semana en clave de humor un texto titulado Preparando el infarto, con su epitafio al final, para reirse de esto y tomar conciencia de las cosas realmente importantes en la vida.
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Preparando el infarto


Seis normas para preparar el infarto; cumpliéndolas al pie de la letra, pronto el corazón dejará de latir...

PRIMERA
 
El trabajo antes que nada. Los asuntos personales son secundarios. Entregarse de lleno al trabajo, pensar sólo en producir, ahí está la clave. Hay que ser un hombre o mujer de éxito... ¡aunque se disfrute en el cementerio!

SEGUNDA
Ir a la oficina los sábados por la tarde. Nada de descanso, nada de cine, nada de relax. A lo mejor el trabajo del sábado aporta algunos euros más que  servirán para cuando dé el anhelado infarto. 


TERCERA
Por las noches es peligroso ir a la oficina, te pueden atracar, y es mejor llevarse el trabajo a casa. Cuando todos duermen, se puede trabajar sin problemas.



CUARTA
Nunca digas no a todo lo que te pidan. Participa en todos los comités, consejos, comisiones,... sin perder ninguna reunión. ¡Demuestra que eres el mejor! 


QUINTA 
Eres de acero, no tomes vacaciones, ya las tomarás cuando mueras. El cementerio es un buen hotel de reposo. Nadie hace ruido.

SEXTA
Si tienes que viajar, por tu trabajo claro está, trabaja noche y día, pon cara de angustia, trata mal a tus subalternos si eres el Jefe. Tú mandas. Todos tus colegas irán al entierro... ¡pero para constatar que hayas quedado bien enterrado! 



EPITAFIO
Aquí yace Inocencio Romero.
De joven, gastó su salud para conseguir dinero. 

De viejo, gastó su dinero para conseguir salud. 
Sin salud y sin dinero,
aquí yace Inocencio Romero.



La Historia de la Semana

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