La historia de esta semana es una preciosa animación que tiene como protagonistas un simpático perrito, Joy, una garza atrevida, Heron, y una lata de gusanos para pescar.
Como el año que comienza en China es el 'año del perro', una compañía ha elaborado este simpático video para ilustrar que es más importante ayudarse que combatirse, la colaboración que la venganza, pues las buenas acciones siempre tienen una gran recompensa. En ocasiones nos dejamos llevar por prejuicios frente a los demás y tomamos decisiones equivocadas que luego lamentamos. Es lo que ocurre cuando estamos más atentos a los defectos y a lo que no nos gusta de los demás en lugar de prestar atención a las cualidades y la parte positiva que todos tenemos. Me ha recordado un cuento muy bonito de los primeros que apareció en el blog, Asamblea en la carpintería. Y sin más, aquí vienen Joy y Heron...
¿Qué es la buena suerte? Seguramente casi todos pensamos que tener buena suerte es recibir algo que nos favorece y además de forma inesperada; y mala suerte cuando es perjudicial. Es difícil ver en las cosas cotidianas la repercusión que nuestras acciones tienen para el futuro, y por tanto decidir si son buenas o malas. Una buena estrategia en las actitudes es aprender a aceptar las situaciones con confianza y sencillez, sabiendo que Dios quiere siempre lo mejor para cada uno de nosotros.
La historia de esta semana es muy ilustrativa de cómo lo que parece malo a primera vista, no lo es más adelante; y al revés, aquello que parece una cosa buena, con el paso del tiempo resulta negativa. Por eso hay que acoger las circunstancias de la vida con ilusión y ánimo para hacer siempre lo mejor, y aceptarlas con serenidad.
================ ¿Buena suerte o mala suerte? Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:
-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:
-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.El hombre, otra vez lo miró y dijo: -¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:
-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!
En la historia de esta semana presento a un simpático y nuevo amigo: Piper, el pajarito que sale del nido y tiene que aprender a ganarse la vida por sí mismo. Este corto de la factoría Pixar recibió el Óscar al mejor corto de animación en el año 2017, y tardaron en hacerlo tres años, lo que da idea de la complejidad y precisión con que lo prepararon.
Para mí es una parábola de la superación y el esfuerzo que hay que hacer en la vida para seguir adelante, creciendo en un medio que muchas veces se muestra hostil a los débiles e indefensos, narrado de una forma muy bonita. Aquí a continuación Piper. Espero que os guste.
¡Cuánto les cuesta ser sencillas a algunas personas, que anteponen su vanidad a lo demás!
La historia que comparto esta semana, titulada El sombrero, me ha recordado estas situaciones en las que alguien se cree superior a los demás sin ningún fundamento que lo avale. Situaciones que vistas desde fuera, como en este cuento, son fuente de humor.
Afrontar la vida con sencillez, generosidad, amabilidad,... es mucho más efectivo para un buen desarrollo personal que dejarse llevar por egoísmos, enfados, mala educación,..., como le pasa a la protagonista de esta historia. ========== El Sombrero
La esposa de un político tenía que asistir a una importante
recepción con su marido y se lamentaba de no tener un sombrero adecuado
para su nuevo y estupendo vestido.
Cansada de buscar, decidió ir a la
tienda del mejor modisto del país. Le atendió una de las dependientas,
que le mostró los mejores y más caros sombreros del lujoso
establecimiento. Pero ninguno encajaba con el gusto de la señora.
Ya harta preguntó de malas maneras por el modista, quien, saliendo
amablemente, se interesó por la calidad, el color y las características
del vestido que la señor iba a lucir en el evento.
Una vez informado de todo esto por la señora, desenrollo un largo trozo
de cinta de seda, hizo, con gran habilidad, un hermoso lazo y lo sujetó,
perfectamente adaptado, en la cabeza de la señora.
Ella, muy
satisfecha con el resultado, exclamó: - ¡Este es justo el sombrero que yo deseaba! Muy bien, muchas gracias. ¿Cuánto es? - Son trescientos euros, señora.
La reacción fue inmediata. El precio le parecía una exageración y, por eso, no dudó en decir: - Pero ¡cómo!, ¿Trescientos euros por un trozo de cinta?
El modista, con toda tranquilidad, deshizo el sombrero que había
creado y después de envolver con papel de regalo, muy cuidadosamente, la
tela utilizada, se lo ofreció a la señora con la mejor de sus sonrisas
diciendo: - No se preocupe señora. El trozo de cinta de seda es gratis.
Hubo un tiempo en que casi todos escribíamos cartas a los amigos y conocidos, costumbre que en los tiempos modernos estamos cambiando por los e-mails y mensajes de texto. Recibir una carta, un poema, era un signo bonito de amistad, y más aún entre personas que se quieren.
Esta semana comparto un video que tiene como protagonista una carta de amor, guardada con esmero durante años... Lo verdaderamente importante es lo que significa: que el amor auténtico es para siempre.
Mantener viva la ilusión y la inocencia es lo que nos hace sentirnos jóvenes aunque vayan pasando los años. ¡Y también ayudar a mantenerlas en los demás! Si hay una etapa importante de la vida que hay que cuidar con esmero es la de la niñez, cuando los sueños y las ilusiones están a flor de piel y se viven con intensidad.
Comparto esta semana una animación muy bonita sobre una niña a la que le gusta bailar. La música se acaba pero ella sigue bailando a pesar de ... Me ha recordado el video The Present, que trata también esta idea de superar las propias limitaciones y educar el éxtasis del niño. Éste lleva por título Tamara, y aquí va a continuación.
Los sueños son el principio de la realidad. Este es un proverbio de Fernando Rielo que tiene plena vigencia en todo tiempo y circunstancia: difícilmente conseguiremos lo que no hayamos pensado, soñado, ideado, con anterioridad. He recordado esta frase al evocar el célebre discurso de Martin Luther King en agosto de 1963 en Washington reivindicando los derechos civiles de la comunidad negra en los Estados Unidos, I Have a Dream.
Lo que era un sueño en ese momento se convirtió después en una gran realidad. Por eso me parece importante recordar esta idea para seguir siempre luchando en pos de nuestros sueños. Aquí va este bonito y sencillo poema Tengo un sueño, I Have a Dream.
============= Tengo un sueño
Tengo un sueño, un solo sueño: seguir soñando.
Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad, ¡y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas!
Soñar a mis hijos grandes sanos felices volando con sus alas sin olvidar nunca el nido.
Soñar con el amor, con amar y ser amado, dando todo sin medirlo y recibiendo todo sin pedirlo.
Soñar con la paz en el mundo, en mi país, en mi mismo,y quién sabe cuál es más difícil de alcanzar. Soñar que mis cabellos, que ralean y se blanquean, no impiden que mi mente y mi corazón sigan jóvenes y se animen a la aventura, sigan niños y conserven la capacidad de jugar.
Soñar que tendré la fuerza, la voluntad y el coraje para ayudar a concretar mis sueños en lugar de pedir por milagros que no merecería.
Soñar que, cuando llegue al final, podré decir que viví soñando y que mi vida fue un sueño soñado en una larga y plácida noche de la eternidad.
Dentro de la sección de música relajante incluyo esta semana un tema de un autor japonés afincado en Estados unidos no muy conocido: Kitaro, compositor autodidacta que se inspira en la naturaleza para sus piezas musicales.
La composición que he seleccionado lleva por título Caravansary, de su album Silk Road IV, publicado en el 1983, y está inspirada en la famosa ruta de la seda. En esta pieza se establece un diálogo entre el teclado y el violín que resulta muy agradable al oído. Entre los videos que tienen este tema comparto dos. Uno de una actuación en directo y otro con imágenes de astronomía en una versión un poco más larga. Aquí va el primero en directo:
Una de las actitudes más importantes para mí en la vida social es estar atento a lo positivo antes que a lo negativo.
Seguramente lo primero que nos viene a la mente del comportamiento de los demás y lo que nos llama más la atención son los aspectos negativos que no encajan con nuestra forma de ver las situaciones.
Por eso como criterio de actuación hay que tener claro que es más importante lo que une que lo que separa, lo bello que lo feo, la verdad que la mentira,...
Y aunque parezca difícil, siempre es posible sacar algo positivo del comportamiento del otro.
La historia de esta semana, Sabía silbar, me parece muy ilustrativa de este tema, en la búsqueda de lo bueno que tienen los demás para resaltarlo y servir de punto de unión con las personas que nos rodean. ===========
Sabía silbar
Dicen que en un pueblo pequeño vivía una viejecita muy agradable. Con la sabiduría que dan los años, sus comentarios de todo el mundo eran siempre positivos .
Un día murió un hombre, conocido por todos, que parecía reunir todas las miserias, defectos y desgracias: era un vago, un ladrón, un borracho pendenciero y había abandonado a su mujer y a sus hijos pequeños … ¡vamos! una verdadera calamidad, un auténtico estorbo para la comunidad.
La noche de su muerte, en el velatorio, llegó la viejecita a la sala donde se rezaba por el difunto. Todos se miraban y se decían para sí: “Seguro que de éste no dice nada bueno”.
La viejecita estuvo un momento callada. Estaba claro. Parecía que, efectivamente, no tenía nada que decir.
Pero mientras todos pensaban esto, al fin, habló: “Sabía silbar …. la verdad es que daba gusto oirle cuando pasaba por debajo de mi ventana todas las mañanas. Lo echaré de menos”.
Uno de los valores más relevantes y necesarios en la sociedad actual es el de la amistad, el de la auténtica amistad. Vivimos en un mundo bastante superficial en el que las relaciones humanas sólo suelen buscar el bien personal más que el crecimiento del otro. Por eso una auténtica amistad es un verdadero tesoro, como ya reconocían los clásicos.
El tema de la amistad ya ha salido en numerosos artículos del blog, como se puede ver aquí, pero a mí personalmente me encanta en particular esta historia titulada La amistad, porque revela lo profunda que es la verdadera amistad, aunque sea en clave de humor. La historia de esta semana, titulada El amigo herido, recuerda las palabras de Jesucristo cuando dice a los que le seguían que no hay mayor amor que dar la vida por el amigo. Y es un buen recordatorio para nosotros y afianzar así nuestros lazos de amistad con los auténticos amigos.
======= El amigo herido En pleno campo de batalla un soldado dice a su teniente:
- Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarle. - ¡Permiso denegado! –respondió el teniente-. No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente haya muerto. El soldado, sin pensárselo dos veces y no haciendo caso a la orden de su superior, salió al campo de batalla y, una hora más tarde, regresó muy malherido transportando el cadáver de su amigo.
El teniente estaba furioso: - ¡Ya le dije yo que había muerto! Y añadió: - ¡Dígame! ¡¿merecía la pena arriesgarse para traer un cadáver?!
Y el soldado, herido, haciendo un gran esfuerzo por decir unas palabras respondió:
- Claro que mereció la pena, señor… Cuando lo encontré todavía estaba vivo y pudo decirme: “… estaba seguro de que vendrías…”