jueves, 20 de enero de 2011

Canto a la esperanza

La anterior entrada del blog era una invitación a sonreir frente a las adversidades de la vida y a ver las situaciones en perspectiva para tener una idea más objetiva de las cosas.

Detrás de todo ello late con fuerza la esperanza en un futuro mejor. Pero, ¿dónde ponemos nuestra esperanza? 

Esta semana comparto una poesía de José Luis Martín Descalzo titulada Canto a la esperanza que recoge muy bien este sentimiento. Y además con conocimiento de causa: la escribió cuando estaba a punto de fallecer después de una larga enfermedad.

Porque al final, cuando todo lo demás se desmorona, quien sigue dando un soplo de esperanza es Dios, que anida en el corazón de cada ser humano. Y sigue siendo la mejor esperanza. 

¡Espero que os guste!

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Canto a la esperanza


Nunca podrás, dolor, acorralarme.
Podrás alzar mis ojos hacia el llanto,
secar mi lengua, amordazar mi canto,
sajar mi corazón  y desguazarme.


Podrás entre tus rejas encerrarme,
destruir los castillos que levanto,
ungir todas mis horas con tu espanto.
Pero nunca podrás acorralarme.


Puedo amar en el potro de tortura.
Puedo  reir cosido por tus lanzas.
Puedo ver en la oscura noche oscura.
Llego, dolor, a donde tú no alcanzas.




Yo decido mi sangre y su espesura.
Yo soy el dueño  de mis esperanzas.
En medio de la sombra y de la herida
me preguntan si creo en Ti. Y digo
que tengo todo cuando estoy contigo:
el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.


Sin Ti  el sol es luz descolorida.
Sin Ti  la paz es cruel castigo.
Sin Ti  no hay bien ni corazón amigo.
Sin Ti  la vida es muerte repetida.




Contigo el sol es luz enamorada,
y contigo la paz es paz florida.
Contigo el bien es casa reposada,
y contigo la vida es sangre ardida.
Pues si me faltas Tú, no tengo nada:
ni sol, ni luz, ni paz, ni bien, ni vida.


Sin Ti, Señor, la muerte.
Contigo, Señor, la vida.

José Luis Martín Descalzo


La Historia de la Semana

martes, 18 de enero de 2011

A mal tiempo, buena cara

¿Quién no ha tenido un mal día en alguna ocasión? 

Hay veces que todo sale al revés de lo previsto, como en el video de esta semana, y dan ganas de quedarse en casa encerrado o no levantarse de la cama.

Pero en casi todas las ocasiones, la dificultad estriba no tanto en el problema en sí sino en cómo afronto el problema, en si me dejo arrastrar por las circunstancias o intento ir por delante de ellas. En definitiva, ver las cosas 'desde arriba' para poder tener una visión más objetiva, o como dijo el poeta: ver la tierra desde el cielo y no el cielo desde la tierra.

Este simpático y breve video protagonizado por niños nos da una buena lección. El tema musical, como no podía ser menos, es el famoso Don't Worry Be Happy

¡Espero que os guste!





La Historia de la Semana

sábado, 15 de enero de 2011

La canasta vacía

La historia de esta semana está ambientada en el antiguo Egipto y lleva por título La canasta vacía.

Estoy convencido que la gran mayoría de los lectores han tenido que sufrir reuniones en las que, después de mucho hablar y hablar, no se llega a ningún resultado concreto, con la sensación que se queda por dentro de pérdida del tiempo, aburrimiento, ...

En esas ocasiones se echa en falta una persona que tome las riendas y fije criterios claros y evaluables  para poder 'pasar a la acción'.

Pues de esto precisamente trata el cuento de hoy, y además con una mujer como protagonista. No añado nada más para dejar un poco de intriga y se pueda pasar a la lectura.



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La canasta vacía

... La esposa del Faraón de Egipto había perdido muchos hijos en su vientre... Este parto, seguramente, era su última oportunidad para darle un heredero al Faraón. Rodeada de médicos y sirvientas el dolor de su vientre fue en aumento hasta que explotó en un grito de dolor liberador y, simultáneamente a su muerte, dio un parto de cinco hijos, cuatro de ellos varones y una niña.

El Faraón crió con amor y dedicación a sus hijos, dándoles la educación de futuros gobernantes a los varones y de princesa a la hija. Pasados los años y crecidos sus hijos, el Faraón se enfrentó al dilema de escoger a su sucesor. Dado que todos habían nacido en el mismo parto, no había un primogénito a quién le correspondiese por derecho, así que consultó con el Consejo de Ancianos: 

- "¿Qué debo hacer?, ¿cómo elegir a mi sucesor ?, ¿quizás deba dividir el Imperio en cuatro reinos para ser justo con todos ellos ?"

Los sabios respondieron:
- "No, su majestad. Dividir el Imperio implica debilitarlo y ello acarreará su destrucción; además, usted tuvo cinco hijos y sería injusto con su hija. Lo mejor es hacer un Concurso entre ellos y el que traiga el Proyecto que más beneficie a Egipto, ése sea el escogido"

Satisfecho con la sabiduría del consejo recibido, el Faraón citó a sus hijos -incluida la hija- y les dijo:
- "Tenéis seis meses para plantear el Proyecto más beneficioso para Egipto, quién así lo haga será elegido mi sucesor".

En ese mismo instante los cuatro varones se miraron suspicaces, surgiendo por primera vez entre ellos el recelo y el temor. Seis meses después los cinco hijos se congregaron en el Salón del Faraón portando los varones gran cantidad de maquetas y planos y la hija una canasta vacía.

El Faraón escuchó por turno los Proyectos. Cada cual superaba al anterior: que si un Sistema de Caminos para el Reino, que si un Sistema de Canales de Riego, que si un Sistema de Silos para las Cosechas, que si un Sistema de Puertos para el comercio.. Era realmente difícil pensar en uno que superase a los demás. La discusión para analizar el valor de cada uno, sin duda sería ardua, problemática y difícil.

Sin embargo, al llegar el turno a la hija ésta mostró su canasta vacía y dijo:
- "Padre, yo traigo una canasta vacía que hoy vale tanto como las maquetas que has visto. Nadie puede decir qué obra es la mejor hasta no verla hecha y, para ese entonces el contenido de mi canasta podría superar en valor a cualquiera de ellos."

Todos quedaron sorprendidos por el enunciado, pero el Faraón y el Consejo de Sabios estuvieron de acuerdo en que discutir el valor de los Proyectos no tenía más sentido que discutir el valor del contenido de una canasta vacía. Entonces la solución fue obvia: los recursos del reino se afectarían al desarrollo de los Proyectos durante dos años y al cabo de ese tiempo se analizaría el beneficio real de cada obra para el Reino.

Pasaron los dos años de febril actividad y llegó el momento de presentarse de nuevo en el Salón del Trono. Cada uno de los hijos venía orgulloso con gran cantidad de documentos y asesores para demostrar que su obra había sido la más beneficiosa para el Reino ... y la hija llegó con su canasta vacía...

A su turno cada hijo expuso el valor de las obras hechas: de cómo ahora el sistema de riego había aumentado las cosechas, de cómo ahora el sistema de caminos permitían que esas cosechas llegasen hasta el último rincón del Reino, de cómo ahora el sistema de silos permitía almacenarlas de modo limpio y seguro, de cómo ahora los nuevos puertos eran fuente de comercio y prosperidad.

Al llegar el turno de la hija, ésta señaló su canasta y dijo:
- "Padre, tal como lo anuncié, el tiempo me permitiría dar valor al contenido de esta canasta... ahora lo ves, gracias a mi canasta vacía el Reino tiene canales, caminos, silos y puertos... Sin ella sólo hubiésemos tenido Proyectos y una larga discusión para ver cual era el mejor sin que nunca ocurriese nada..."

Los cuatro hermanos se dieron vuelta sorprendidos y azorados y, tras un momento de vacilación se arrodillaron frente a su hermana...

... Y así Egipto tuvo su primera Emperatriz...."



La Historia de la Semana