El viaje a Medjugorje surgió como una iniciativa de la parroquia de San José de Las Matas, con el P. Francisco Puértolas a la cabeza, para visitar el lugar de las apariciones de la Virgen en los años 80 en el pueblecito bosnio de Medjugorje, y lo llevamos a cabo entre el 19 y el 26 de septiembre. Muchos de los participantes estuvieron también en el viaje a Tierra Santa del año pasado.
Día 19. Iniciamos nuestra andadura en la capilla de la terminal T4 de Barajas, encomendándonos a la Virgen. Con un poco de retraso llegamos a Venecia donde tomamos el autobús hacia nuestro primer destino: Opatija, en la península de Istria, donde llegamos ya entrada la tarde.
El nombre significa en croata 'abadía' y tuvo su origen en una abadía bendictina del siglo XV que todavía se conserva.
En el siglo XIX, durante el esplendor del imperio austro-húngaro fue el lugar de veraneo de la corte imperial (se hicieron construir un tren desde Viena para llegar cómodamente...)
Hoy es una ciudad turística llena de hoteles de finales del XIX y principios del XX que le dan un aire característico.
Se ha hecho famosa la historia de la joven enamorada que cada día iba al puerto a esperar a su marido embarcado... pero que nunca regresó, y se ha convertido en el símbolo de la ciudad.
Día 20. Visita a Pula, donde encontramos un anfiteatro romano en buen estado de conservación, además de huellas de la dominación romana por toda la ciudad.
Pula representa bastante bien la historia de esta parte de Europa. Debido a su estratégica posición han pasado romanos, eslavos, italianos,..., ha formado parte de Italia, del imperio austro-húngaro,de Yugoslavia, de Croacia,... y en cada ocasión los cambios han significado guerra y devastación.
Antes de la Primera Guerra Mundial el imperio austro-húngaro fijó en esta ciudad la sede de su fuerza naval, forzando a todos sus habitantes a emigrar a otros lugares.
El arco de la foto recuerda la victoria de las tropas de Cesar Augusto sobre las de Marco Antonio, en una batalla decisiva entre ambos.
Después nos dirigimos a la pintoresca ciudad de Rovinj. El casco antiguo está situado sobre una isla, que era el refugio natural de todos los alrededores cuando había guerras.
Esto ha dado lugar a un sitio muy abigarrado de calles estrechas y a un aprovechamiento increíble de todos los espacios habitables disponibles.
Pasear por esas calles y admirar su arquitectura es una delicia. Poco a poco fueron rellenando el canal que la separaba del continente y ahora ya está unida a él. La catedral, en lo más alto de la isla, está dedicada a Santa Eufemia.
No podía faltar un momumento de la época comunista que llama mucho la atención por la estética moderna comparada con el entorno.
Eso sí, los atardeceres sobre el Adriático son impresionantes!!
Día 21. Visita a la ciudad de Varazdin, en el norte de Croacia.
Un paseo obligado es al cementerio de la ciudad, del que sus habitantes se sienten particularmente orgullosos por su originalidad y por cómo plasma mediante la jardinería la idea tan real y clara de que todos somos iguales a la hora de la muerte.
Pasear por sus calles es revivir la época de Sissi Emperatriz, con los palacios y los jardines que salen en las películas, junto con la vida bohemia actual.
Una tradición simpática dice que en esta ciudad iban los ángeles a descansar (están en el escudo de la ciudad) y en un rincón al lado de la iglesia se pueden ver a unos cuantos ángeles cuidándola.
A última hora de la tarde llegamos a Zagreb, la capital actual de Croacia. Sentimos mucho tener poco tiempo para visitarla pues merece enormemente la pena.
La catedral gótica es del siglo XIV, y conserva todo su espendor y tamaño.
Desde el autobús se aprecian dos Zagreb: la nueva, de la época comunista con edificios grises y todos iguales, y la antigua, con una riqueza monumental considerable, tanto que se le llegó a llamar la 'pequeña Viena'. Aquí vemos la catedral y el hotel donde pasamos la noche.