Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas

domingo, 7 de octubre de 2012

Siete consejos sobre el amor

Hace poco leí un libro titulado El amor: la gran oportunidad, del psiquiatra Enrique Rojas, que me ha parecido muy interesante para compartir.

En estos tiempos en que predomina prácticamente en todos los órdenes lo efímero frente a lo perdurable, con las consecuencias que esto lleva en el ámbito de los sentimientos y la afectividad, este libro trata sobre cómo mantener el amor y conseguir que sea duradero, dando una serie de pautas para alcanzar la felicidad y la estabilidad de las parejas.

En este artículo comparto un resumen de uno de los capítulos que considero muy útil para lograr un amor estable y profundo, que pasa ineludiblemente por el amor sin condiciones y sin egoísmos.

Se titula Siete consejos sobre el amor y aquí van a continuación.

===================
Siete consejos sobre el amor

1) No divinizar el amor.
El amor de la pareja es algo real y tiene unas coordenadas concretas, y hay que ubicarlo con algo grande, pero que depende de cómo cada uno lo trabaje, cuide y cultive. En las canciones y películas se suele dar una imagen irreal.

2) No hacer de la otra persona un absoluto.
En los primeros tiempos del enamoramiento es normal que suceda así, pero con el tiempo hay que ver al otro como realmente es, con sus virtudes y defectos cotidianos.

3) Estar enamorado no es suficiente para que el amor funcione y dure.
El amor hay que alimentarlo día a día a base de detalles, que convierten el enamoramiento en algo fuerte, sólido y firme.

4) La vida de pareja necesita aprendizajes sucesivos.
Para lograr un crecimiento armónico hay que ir aprendiendo a situar de forma correcta las relaciones con las familias, la economía, el tiempo libre, dedicando tesón e inteligencia.

5) Ser conscientes de que pueden aparecer crisis.
Incluso después de muchos años de conocerse. La vida en común tiene exigencias que van apareciendo.  Hay cuatro componentes importantes que intervienen: afectividad, inteligencia, voluntad y espiritualidad.

6) Saber que el amor maduro tarda en llegar. 
Y amor maduro significa la compenetración de dos personas  manteniendo cada una su propia individualidad. Este es el reto: no anular al otro y hacerlo como uno quiere que sea, sino respetar su libertad y personalidad.

7) Recordar que el amor verdadero consiste más en dar que en recibir.
Es fácil de entender en los primeros momentos, pero hay que mantenerlo. Dar no es renunciar o ser menos, sino ser consciente de mi riqueza y compartirla. El egoísmo no es propio de amor.

La Historia de la Semana

lunes, 14 de mayo de 2012

24 'pequeñas' maneras de amar

En estos tiempos que corren, a muchas personas les parece muy difícil y complicado vivir con honestidad, ser personas decentes, tener grandes ideales, amar sin egoísmos, ...

No obstante, yo estoy convencido que hoy como ayer sigue siendo posible y un buen número de personas lo intentan cada día.

La historia de esta semana, titulada 24 'pequeñas' maneras de amar, es un sencillo texto que da pautas para caminar en esa dirección. Su autor, José Luis Martín Descalzo, fue un conocido periodista y sacerdote que, a partir de lo cotidiano, escribía unas crónicas muy directas y prácticas, recogidas en varios de volúmenes de títulos muy significativos: Razones para vivirRazones para el amor,... 

Es verdad que todo requiere un esfuerzo, pero estas sencillas maneras de amar están al alcance de cualquiera y nos hacen crecer en lo realmente importante: la vida llena de amor hacia los demás que sacia plenamente el corazón del ser humano.

Espero que os gusten y añadais vuestras 'pequeñas' y personales maneras de amar.

=======================
24 'pequeñas' maneras de amar

1) Aprenderse los nombres de la gente que trabaja con nosotros o de los que nos cruzamos en el ascensor y tratarles luego por su nombre.


 2) Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.

3) Pensar, por principio, bien de todo el mundo.

4) Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se la merecerían teóricamente.

5) Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.


6) Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos.

7) Visitar a los enfermos, sobre todo si son crónicos.

8) Prestar libros aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú.

 
9) Hacer favores. Y concederlos antes de que terminen de pedírtelos.


10) Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.

 11) Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándolos.

12) Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte nervioso.

13) Contestar, si te es posible, a todas las cartas.

14) Entretener a los niños chiquitines. No pensar que con ellos pierdes el tiempo.


15) Animar a los viejos. No engañarles como chiquillos, pero subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.

16) Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos.

17) Hacer regalos muy pequeños, que demuestren el cariño pero no crean obligación de ser compensados con otro regalo.

18) Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.


 19) Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.

20) Dar buenas noticias.

21) No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.

22) Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de aplastar.


23) Mandar con tono suave. No gritar nunca.

24) Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.

La lista podría ser interminable y los ejemplos similares infinitos. Y ya sé que son minucias. 

Pero con muchos millones de pequeñas minucias como éstas ¡¡¡el mundo se haría más habitable!!!

José Luis Martín Descalzo



La Historia de la Semana

martes, 20 de marzo de 2012

Cómo decir 'Te quiero'

Llega la primavera y parece que los buenos sentimientos, al igual que el polen y las flores, afloran más fácilmente.

Y uno de los sentimientos más repetidos y expresados en esta época es el del 'te quiero'...

En la historia de esta semana propongo varias formas de decir 'te quiero' en el lenguaje más universal: el del ejemplo y el amor de verdad hacia el ser amado, el que piensa tanto en esa otra persona que no le importa hacer los esfuerzos que hagan falta para tenerla contenta y feliz.

Pero estoy seguro que se os ocurren muchas más formas de decir 'te quiero'. 

Aquí va mi propuesta:

===================
Cómo decir ¡Te quiero!

A tu madre: ¡Hoy ayudo yo! 
 
Al amigo que te traicionó: ¡No pasa nada, perdonado y olvidado! 
 
Al anciano parlanchín del parque: ¡Cuénteme, que no tengo prisa! 
 
Al emigrante que necesita regularizar sus papeles: ¡Vente conmigo, yo te ayudaré! 
 
Al enfermo hospitalizado: ¡Hoy hago noche a tu lado! 
 
Al desempleado: ¡Hacemos juntos tu currículum! 
 
Al compañero con varios suspensos: ¡Seré tu profe particular! 
 
Al anciano con demencia: ¡Pase y siéntese, ya después llamo a su hija! 
 
A la pareja con problemas: ¡Esta noche cenamos los tres juntos en mi casa! 
 
Al vecino con depresión: ¡Vamos al cine y después tomamos algo! 
 
Al amigo internauta: ¡Tan sólo una línea para que sepas que me acuerdo de ti! 
 
Al compañero de trabajo con la mujer enferma: ¡Vete sin problemas, te hago yo el turno! 
 
A la dependienta con su negocio a punto de cerrar: ¡Espera, yo te haré propaganda! 
 
A Dios: ¡Cuenta conmigo! 

La Historia de la Semana

viernes, 16 de marzo de 2012

El mejor papá

Reconozco que el video de esta semana me ha impresionado mucho y no me ha dejado indiferente; por eso lo comparto, aprovechando que en muchos lugares se celebra el Día del Padre.

El problema de la comunicación entre padres e hijos es un tema importante en el mundo educativo. Todos hemos pasado por ello en mayor o menor medida y en muchas ocasiones con grandes dosis de incomprensión por ambas partes.

El diálogo constructivo y sincero es un elemento fundamental de las relaciones humanas, ya sea de pareja, en la familia, con los amigos,... Y normalmente cuando falta ese diálogo comienzan a surgir los contratiempos. ¿Pero qué ocurre si, además de las dificultades normales de la vida, el padre es sordomudo?

Este video, El mejor papá, trata precisamente de este tema. Y como bien dice al final: "Quizás no existe 'el mejor papá'. Sólo existen esos padres que te aman más que nada en el mundo".

Aquí va, dedicado a todos los padres y madres que aman a sus hijos más que nada en el mundo.





La Historia de la Semana

lunes, 13 de febrero de 2012

La princesa y el plebeyo

Las historias de amor están de moda en estas fechas de San Valentín. Pero la que comparto esta semana es un poco diferente de las habituales al uso.

¿Cómo saber si un amor es correspondido o no? ¿Y qué hacer en caso de que no lo sea?

Está claro que el amor es cosa de dos, no sólo de uno, y si no hay reciprocidad y atención mutua es que algo falla en la relación.

El amor de verdad, sea a una persona o a un ideal, se plasma y se concreta en una serie de detalles claros y evidentes, que ponen de manifiesto el lugar que el objeto de nuestro amor ocupa en lo más íntimo de nuestro corazón.  

La historia de esta semana, La princesa y el plebeyo, trata precisamente de esto, y tiene un final de los que hacen pensar un poco...

Aquí va:

=========================
La princesa y el plebeyo

Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.

Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía más riqueza que amor y perserseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, dijo:

- Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin mas alimentos que la lluvia y sin mas ropas que las que llevo puestas. Esa es mi dote…

La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar : 

- Tendrás tu oportunidad: Si pasas la prueba, me desposarás.

Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. 

De vez en  cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos. 

Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de zona habían salido a animar al próximo monarca. 

Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la joven princesa, se levantó y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.

Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño lo alcanzó y le preguntó:

-¿Qué fue lo que te ocurrió? … Estabas a un paso de lograr la meta… ¿Por qué perdiste esa oportunidad?… ¿Por qué te retiraste?…

Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, contestó en voz baja:

-Si la princesa no me ahorró un día de sufrimiento, ¡ni siquiera una hora!, es porque no merecía mi amor.



La Historia de la Semana 
 

sábado, 11 de febrero de 2012

Señales

Estamos cerca de San Valentín, patrono de los enamorados, y me ha parecido oportuno compartir este cortometraje titulado Señales, del año 2008 y que ganó el festival de Cannes en el 2009.

La vida de un oficinista solitario y melancólico es un poco aburrida, y el entorno individualista en el que desarrolla su trabajo no se presta mucho a las amistades, a pesar de estar rodeado de compañeros de oficina.

Pero está atento a las señales que observa a su alrededor ya que necesita compartir y relacionarse, y así, en medio de la soledad y la falta de comunicación, encuentra la señal más llamativa... la del amor. 

¡Espero que os guste!  ¡Y muchas felicidades a los enamorados que se asoman por estas páginas!



jueves, 14 de abril de 2011

Cuando yo ya no pueda

Por diversas circunstancias he tenido durante los últimos meses una convivencia más estrecha con personas mayores parcialmente impedidas, lo que me ha llevado a reflexionar sobre este tema, que cada vez está más de actualidad en nuestra sociedad.

Comportamientos que aceptamos sin mayores cuestionamientos en los pequeños nos parecen inaceptables en los mayores, siendo así que nos necesitan tanto o más que aquéllos.

Hace tiempo incluí un artículo en el blog sobre este tema (Cuando sea viejo) y recientemente he encontrado la versión en video del mismo texto, que es la que comparto esta semana.

La foto es de una anciana que conocí cuando estuve de voluntario en el oriente boliviano y que me impactó por la serenidad y dignidad con que llevaba la pobreza en que vivía junto con varios familiares más.

La letra se puede ver aquí. (De paso: me ha llamado la atención cómo ha evolucionado el formato de las entradas del blog en los últimos dos años. ¡Espero que para bien y mejor lectura!).




La Historia de la Semana

lunes, 14 de febrero de 2011

Una historia de amor

Aprovecho el día de San Valentín para felicitar a todos los enamorados que se asoman a este rinconcito de la web.

Y como no podía ser menos, hoy comparto una historia de amor sencilla y muy ilustrativa de una cualidad del amor auténtico: la donación generosa. Una relación en la que no haya generosidad y desprendimiento personal se podrá llamar de muchas maneras, pero nunca amor.

Y además, cuando se es generoso, de forma inexplicable, al final se recibe más de lo que se entrega.

De esto trata precisamente la historia de esta semana, Una historia de amor.

===============
Una historia de amor

Renato casi no vio a la señora en el auto parado al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero se dio cuenta que necesitaba ayuda.

Así que paró su auto y se acercó. El coche de la señora olía a pintura, de tan nuevo. La señora pensó que pudiera ser un asaltante, pues no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento.

Renato percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: "Estoy aquí para ayudarla madame, no se preocupe. ¿Porque no espera en el auto que está más calientito? A propósito, mi nombre es Renato"...

Bueno, lo que pasaba es que ella tenía una rueda pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada, algo bastante incómodo. Renato se agachó, colocó el gato mecánico y levantó el auto. Y con esfuerzo cambió la rueda. Pero quedó un poco sucio y con una herida en una de las manos.

Cuando apretaba las tuercas de la rueda ella abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que sólo estaba de paso por allí y que no sabía cómo agradecer por la preciosa ayuda presatada. Renato apenas sonrió mientras se levantaba.

Ella preguntó cuanto le debía. Ya había imaginado todas las cosas terribles que podrían haber pasado si Renato no hubiese parado para socorrerla. Pero Renato no pensaba en dinero, le gustaba ayudar a las personas.

Este era su modo de vivir. Y respondió: "Si realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encuentre a alguien que precise de ayuda, déle a esa persona la ayuda que precise y acuérdese de mí"...

Algunos kilómetros después la señora se detuvo en un pequeño restaurante, la camarera vino hasta ella y le trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una dulce sonrisa.

La señora notó que la camarera estaba con casi ocho meses de embarazo, pero no dejaba que la tensión y los dolores le cambiaran su actitud.

La señora se preguntaba con curiosidad cómo alguien que tenía tan poco podía tratar tan bien a un extraño. Entonces se acordó de Renato. Después que terminó su comida, y mientras la camarera buscaba cambio, la señora se fue.

Al volver la camarera con el cambio y no verla se extrañó, y descubrió algo escrito en una servilleta, sobre la cual tenía 10 billetes de 100 dólares.

Le cayeron las lágrimas de sus ojos cuando leyó lo que la señora había escrito. Decía: "Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma te estoy ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien..."

Aquella noche, cuando fue a casa, cansada se acostó en la cama, su marido ya estaba dormido y ella quedó pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito.

¿Cómo pudo esa señora saber cuanto ella y el marido precisaban de aquel dinero? Con el niño que estaba por nacer el próximo mes todo se estaba complicando.

Quedo pensando en la bendición que había recibido, y esbozó una gran sonrisa. Le dio las gracias a Dios y se volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dió un beso suave y susurró: 

"Todo estará bien; te amo Renato!"


martes, 5 de octubre de 2010

Merece la pena

¿Merece la pena desprenderse de algo que apreciamos mucho para ayudar a un amigo?

Para responder bien a esta cuestión seguramente habría que concretar casos, situaciones, momentos, ... pero en líneas generales yo creo que la respuesta es afirmativa. Y en la mayoría de las ocasiones no se trata de bienes económicos sino de los valores que llevamos en nuestro corazón esperando una oportunidad para salir.


El video de esta semana es muy breve, apenas llega al minuto, pero ilustra magistralmente esta idea de compartir lo poco o mucho que se tenga con el que lo necesita más, de la mano de la imaginación y creatividad de los niños, porque efectivamente, merece la pena.

Aquí va:



martes, 28 de septiembre de 2010

Cursillo para parejas

Uno de los aspectos más sorprendentes del campamento de jóvenes al que he ido este verano ha sido para mí la facilidad con que se hacen y deshacen parejas en tan solo 12 días.

Estaba meditando sobre las relaciones afectivas en edades tempranas cuando he recibido el video que comparto esta semana, donde nos viene a decir que el auténtico amor de pareja, el de verdad, es tan bonito que hay que saber vivirlo en toda la plenitud de entrega mutua que supone, y que pasa también por la propia abnegación.

El video son unas imágenes extraídas de la película de animación Up!, que narra las vicisitudes de Carl y Ellie, y que constituyen un resumen de la vida en pareja que me ha parecido formidable. El tema daría para escribir todo un tratado, pero mejor dejo simplemente las frases que aparecen, que son precisas y preciosas para compartir.

Aquí van:

- Perder el miedo al futuro: ¿Qué pasará mañana? Que intentaré quererte más.

- La austeridad, una buena aliada: La pantalla más entretenida de su casa, su mirada.

- Es una sociedad: Nunca pienses que tú eres más importante. Ni menos.

- Una cita sagrada en la agenda: Reservemos tiempo para hablar en un escenario diferente.

- ¿1, 2, 3…?: No nos arrepentiremos de ninguno. Serán un regalo.

- ¿Y cuando lleguen los malos rollos?: Leeremos ese texto que escribí con las razones por las que te quiero.

- Pequeños proyectos: Una familia con futuro piensa en el futuro.

- ¿No va a aprender nunca?: No, no aprenderá nunca. Acéptale como es. Acéptala como es.

- ¡Bailar y bailar!: Luchemos contra la rutina cuando ya no sintamos el impulso.

- Romper el saque: Sorprendámonos con pequeños detalles.

- El amor es entregarse: Sólo hay aventura cuando se apuesta todo a la otra persona.

- Hay alegrías, hay dolores…y con Dios es más fácil…


viernes, 16 de julio de 2010

El bigote del tigre

El cuento de esta semana es un poco largo, así que para compensar seré breve.

¿Qué esfuerzos estamos dispuestos a hacer para conseguir lo que deseamos? ¿Merecen la pena? ¿Realmente voy en la dirección y sentido necesarios para lograr lo que es importante de verdad?

Todas estas cuestiones y muchas más aparecen en El bigote del tigre, relato sencillo pero ilustrativo en muchos casos de nuestra forma de proceder.

¡Espero que os guste!


=====================
El bigote del tigre

Una mujer joven llamada Yun Ok fue un día a la casa de un ermitaño de la montaña en busca de ayuda. El ermitaño era un sabio de gran renombre, hacedor de ensalmos y pociones mágicas.
Cuando Yun Ok entró en su casa, el ermitaño, sin levantar los ojos de la chimenea que estaba mirando dijo:
- ¿Por qué viniste?

Yun Ok respondió:
- Oh, Sabio Famoso, ¡estoy desesperada! ¡Hazme una poción!
- Sí, sí, ¡hazme una poción! ¡Todos necesitan pociones! ¿Podemos curar un mundo enfermo con una poción ?
- Maestro -insistió Yun Ok-, si no me ayudas, estaré verdaderamente perdida.
- Bueno, ¿cuál es tu problema? -dijo el ermitaño, resignado por fin a escucharla.

- Se trata de mi marido -comenzó Yun Ok-. Tengo un gran amor por él. Durante los últimos tres años ha estado peleando en la guerra. Ahora que ha vuelto, casi no me habla, a mí ni a nadie. Si yo hablo, no parece oír. Cuando habla, lo hace con aspereza. Si le sirvo comida que no le gusta, le da un manotazo y se va enojado de la habitación. A veces, cuando debería estar trabajando en el campo de arroz, lo veo sentado ociosamente en la cima de la montaña, mirando hacia el mar.

- Sí, así ocurre a veces cuando los jóvenes vuelven a su casa después de la guerra -dijo el ermitaño-. Prosigue.
- No hay nada más que decir, Ilustrado. Quiero una poción para darle a mi marido, así se vuelve cariñoso y amable, como era antes.
- ¡Ja! Tan simple, ¿no? -replicó el ermitaño-. ¡Una poción! Muy bien, vuelve en tres días y te diré qué nos hará falta para esa poción.

Tres días más tarde, Yun Ok volvió a la casa del sabio de la montaña.
- Lo he pensado -le dijo-. Puedo hacer tu poción. Pero el ingrediente principal es el bigote de un tigre vivo. Tráeme su bigote y te daré lo que necesitas.
- ¡El bigote de un tigre vivo! -exclamó Yun Ok-. ¿Cómo haré para conseguirlo?
- Si esa poción es tan importante, obtendrás éxito -dijo el ermitaño.

Y apartó la cabeza, sin más deseos de hablar.
Yun Ok se marchó a su casa. Pensó mucho en cómo conseguiría el bigote del tigre. Hasta que una noche, cuando su marido estaba dormido, salió de su casa con un bol de arroz y salsa de carne en la mano. Fue al lugar de la montaña donde sabía que vivía el tigre. Manteniéndose alejada de su cueva, extendió el bol de comida, llamando al tigre para que viniera a comer.
El tigre no vino.

A la noche siguiente, Yun Ok volvió a la montaña, esta vez un poco más cerca de la cueva. De nuevo ofreció al tigre un bol de comida.
Todas las noches Yun Ok fue a la montaña, acercándose cada vez más a la cueva, unos pasos más que la noche anterior. Poco a poco, el tigre se acostumbró a verla allí.
Una noche, Yun Ok se acercó a pocos pasos de la cueva del tigre.

Esta vez el animal dio unos pasos hacia ella y se detuvo. Los dos quedaron mirándose bajo la luna. Lo mismo ocurrió a la noche siguiente, y esta vez estaban tan cerca que Yun Ok pudo hablar al tigre con una voz suave y tranquilizadora.

La noche siguiente, después de mirar con cuidado los ojos de Yun Ok, el tigre comió los alimentos que ella le ofrecía. Después de eso, cuando Yun Ok iba por las noches, encontraba al tigre esperándola en el camino.
Cuando el tigre había comido, Yun Ok podía acariciarle suavemente la cabeza con su mano. Casi seis meses habían pasado desde la noche de su primera visita. Al final, una noche, después de acariciar la cabeza del animal, Yun Ok dijo:

- "Oh, Tigre, animal generoso, es preciso que tenga uno de tus bigotes. ¡No te enojes conmigo!" Y le arrancó uno de los bigotes.
El tigre no se enojó, como ella temía. Yun Ok bajó por el camino, no caminando sino corriendo, con el bigote aferrado fuertemente en la mano.
A la mañana siguiente, cuando el sol asomaba desde el mar, ya estaba en la casa del ermitaño de la montaña.

- ¡Oh, Famoso! -gritó-. ¡Lo tengo! ¡Tengo el bigote del tigre! Ahora puedes hacer la poción que me prometiste para que mi marido vuelva a ser cariñoso y amable.
El ermitaño tomó el bigote y lo examinó. Satisfecho, pues realmente era de tigre, se inclinó hacia adelante y lo dejó caer en el fuego que ardía en su chimenea.

- ¡Oh señor! -gritó la joven mujer, angustiada- ¡Qué hiciste con el bigote!
- Dime como lo conseguiste -dijo el ermitaño.

- Bueno, fui a la montaña todas las noches con un bol de comida. Al principio me mantuve lejos, y me fui acercando poco cada vez, ganando la confianza del tigre. Le hablé con voz cariñosa y tranquilizadora para hacerle entender que sólo deseaba su bien. Fui paciente. Todas las noches le llevaba comida, sabiendo que no comería. Pero no cedí. Fui una y otra vez. Nunca le hablé con aspereza. Nunca le hice reproches. Y por fin, una noche dio unos pasos hacia mí. Llegó un momento en que me esperaba en el camino y comía del bol que yo llevaba en las manos. Le acariciaba la cabeza y él hacía sonidos de alegría con la garganta. Sólo después de eso le saqué el bigote.

- Sí, sí -dijo el ermitaño-, domaste al tigre y te ganaste su confianza y su amor.
- Pero tú arrojaste el bigote al fuego -exclamó Yun Ok llorando-. ¡Todo fue para nada!

- No, no me parece que todo haya sido para nada -repuso el ermitaño-. Ya no hace falta el bigote. Yun Ok, déjame que te pregunte algo:
¿es acaso un hombre más cruel que un tigre? ¿Responde menos al cariño y la comprensión? Si puedes ganar con cariño y paciencia el amor y la confianza de un animal salvaje y sediento de sangre, sin duda puedes hacer lo mismo con tu marido.

Al oír esto, Yun Ok permaneció muda unos momentos. Luego avanzó por el camino reflexionando sobre la verdad que había aprendido en casa del ermitaño de la montaña.