La historia de esta semana narra un diálogo entre un joven y un monje que me ha parecido muy interesante y original.
En el caminar espiritual estamos acostumbrados de decir que hay que luchar con el demonio para ser mejores y alcanzar la perfección.
Pero llega un momento en que la confianza con Dios es tan grande que también hay que 'luchar' con El, esto es, el amor verdadero lleva a estar en constante entrega de uno mismo a los demás con el esfuerzo que ello supone de lucha interior y de superación personal.
A continuación El monje y el demonio.
El monje y el demonio
Un joven pasó sus vacaciones de verano en un monasterio. Durante esos días mantuvo una serie de conversaciones con un monje anciano con el que entabló una sincera amistad.
Un día le preguntó al venerable anciano:
- Padre, y después de tantos años en el monasterio ¿sigue usted todavía luchando con el demonio?
A lo que el anciano monje replicó:
- No. Ya no. Lo hacía cuando era más joven, pero ahora soy viejo y estoy cansado. Y el demonio se ha vuelto viejo también y parece que se ha cansado de mí. Yo lo dejo en paz, y él me deja tranquilo a mí.
- Entonces, -dijo el joven- su vida será mucho más fácil ahora….
- ¡Oh, no!, -replicó el venerable anciano con vehemencia- ¡ahora es mucho peor! Ahora me toca luchar con Dios.
La Historia de la Semana
Un día le preguntó al venerable anciano:
- Padre, y después de tantos años en el monasterio ¿sigue usted todavía luchando con el demonio?
A lo que el anciano monje replicó:
- No. Ya no. Lo hacía cuando era más joven, pero ahora soy viejo y estoy cansado. Y el demonio se ha vuelto viejo también y parece que se ha cansado de mí. Yo lo dejo en paz, y él me deja tranquilo a mí.
- Entonces, -dijo el joven- su vida será mucho más fácil ahora….
- ¡Oh, no!, -replicó el venerable anciano con vehemencia- ¡ahora es mucho peor! Ahora me toca luchar con Dios.
La Historia de la Semana
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