domingo, 7 de octubre de 2012

Siete consejos sobre el amor

Hace poco leí un libro titulado El amor: la gran oportunidad, del psiquiatra Enrique Rojas, que me ha parecido muy interesante para compartir.

En estos tiempos en que predomina prácticamente en todos los órdenes lo efímero frente a lo perdurable, con las consecuencias que esto lleva en el ámbito de los sentimientos y la afectividad, este libro trata sobre cómo mantener el amor y conseguir que sea duradero, dando una serie de pautas para alcanzar la felicidad y la estabilidad de las parejas.

En este artículo comparto un resumen de uno de los capítulos que considero muy útil para lograr un amor estable y profundo, que pasa ineludiblemente por el amor sin condiciones y sin egoísmos.

Se titula Siete consejos sobre el amor y aquí van a continuación.

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Siete consejos sobre el amor

1) No divinizar el amor.
El amor de la pareja es algo real y tiene unas coordenadas concretas, y hay que ubicarlo con algo grande, pero que depende de cómo cada uno lo trabaje, cuide y cultive. En las canciones y películas se suele dar una imagen irreal.

2) No hacer de la otra persona un absoluto.
En los primeros tiempos del enamoramiento es normal que suceda así, pero con el tiempo hay que ver al otro como realmente es, con sus virtudes y defectos cotidianos.

3) Estar enamorado no es suficiente para que el amor funcione y dure.
El amor hay que alimentarlo día a día a base de detalles, que convierten el enamoramiento en algo fuerte, sólido y firme.

4) La vida de pareja necesita aprendizajes sucesivos.
Para lograr un crecimiento armónico hay que ir aprendiendo a situar de forma correcta las relaciones con las familias, la economía, el tiempo libre, dedicando tesón e inteligencia.

5) Ser conscientes de que pueden aparecer crisis.
Incluso después de muchos años de conocerse. La vida en común tiene exigencias que van apareciendo.  Hay cuatro componentes importantes que intervienen: afectividad, inteligencia, voluntad y espiritualidad.

6) Saber que el amor maduro tarda en llegar. 
Y amor maduro significa la compenetración de dos personas  manteniendo cada una su propia individualidad. Este es el reto: no anular al otro y hacerlo como uno quiere que sea, sino respetar su libertad y personalidad.

7) Recordar que el amor verdadero consiste más en dar que en recibir.
Es fácil de entender en los primeros momentos, pero hay que mantenerlo. Dar no es renunciar o ser menos, sino ser consciente de mi riqueza y compartirla. El egoísmo no es propio de amor.

La Historia de la Semana

viernes, 5 de octubre de 2012

Anastasio y Pacomio

La historia de esta semana cuenta un simpático pasaje de la vida de los monjes Anastasio y Pacomio.

Durante los primeros siglos del cristianismo tuvo un gran auge la vida eremítica, en la que las personas, en su deseo de alcanzar la santidad, se retiraban al desierto, dando lugar poco a poco a comunidades que crecían en torno a un monje con fama de santo.

Anastasio fue uno de ellos. Los escritos de esa época revelan una concepción de la vida espiritual muy profunda a la vez que muy sencilla.

Esta historia nos recuerda con un ejemplo práctico algo muy importante: se puede vencer al mal con el bien, aunque hoy día veamos a nuestro alrededor todo lo contrario: 

parece que predomina la venganza, el rencor, la ira, el resentimiento,... frente al perdón, el altruismo, la generosidad, la misericordia,... 

Aquí os dejo con Anastasio y Pacomio, que nos recuerdan una vez más que el bien siempre es preferible al mal.

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Anastasio y Pacomio

El abad Anastasio tenía un libro precioso. El monje Pacomio fue a visitarlo y se lo robó. El abad no quiso denunciarlo para que no se añadiera el perjurio al robo.

Pacomio, que necesitaba dinero, le ofreció el libro a un cambista por 18 monedas. El cambista, como no tenía mucha idea de libros, se lo llevó para tasarlo al abad Anastasio, que era el más entendido. 

-Este libro sí que las vale, le dijo Anastasio.

El cambista fue ante Pacomio y le dijo: 

-Me lo quedo. Anastasio me ha dicho que sí vale las 18 monedas que te ofrecí

Y Pacomio replicó: 

-¿No te dijo nada más Anastasio?

-No, nada más, contestó el cambista. 

-Pues no lo vendo, respondió Pacomio.

Y enseguida fue a Anastasio a pedirle perdón. 

Anastasio le regaló el libro en señal de gratitud. Y Pacomio, admirado, se quedó a vivir con él.
 

jueves, 4 de octubre de 2012

Viaje a Fátima

Explanada del santuario
Normalmente cuando se habla de Fátima (Portugal) suele venir un lejano recuerdo de la niñez, en que nos dijeron que allí hubo un milagro muy grande en el que se apareció la Virgen a tres pastorcillos hace muchos años.

Pero la realidad supera con creces ese recuerdo que aprendimos de niños. 

El fin de semana pasado tuve la suerte de acompañar a la Pastoral Universitaria de Madrid al santuario de Fátima dentro de una peregrinación diocesana para dar inicio a la Misión Madrid y pude comprobar que el significado que tiene va mucho más allá del simple milagro.

Entre los meses de mayo y octubre de 1917 la Virgen se apareció a tres niños, Lucía, Francisco y Jacinta,  que estaban cuidando las ovejas del rebaño familiar, para transmitir el mensaje de que había que orar mucho por la paz del mundo (había estallado la primera guerra mundial) y ofrecer sacrificios por el perdón de los pecadores.

Capelinha, en el lugar donde se apareció la Virgen
Prácticamente desde el inicio mucha gente creyó en las apariciones, y en la última se observó el milagro del Sol que acabó convenciendo a todos los presentes, entre los que no faltaban ateos y críticos.

Monumento a Juan Pablo II
En la actualidad, el árbol sobre el que se apareció la Virgen ya no existe, y en su lugar se ha construido una sencilla casita, la Capelinha, donde la oración brota de forma natural y se percibe la presencia sobrenatural de María.

La explanada donde está situado el santuario es grandiosa, y debido a la gran afluencia de peregrinos recientemente se ha construido una nueva basílica con amplias instalaciones para acogerlos, junto con un monumento a Juan Pablo II, cuya vida está muy relacionada con la Virgen de Fátima a raíz del atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981, el mismo día en que se iniciaron las apariciones de la Virgen a los niños.


Tumbas de Jacinta y Lucía
Dos de los niños, Francisco y Jacinta, fallecieron por enfermedad pocos años después de las apariciones y fueron beatificados por Juan Pablo II en el año 2000. En cambio Lucía ingresó en las Carmelitas Descalzas y vivió hasta el 2005.

Los tres están enterrados en la primera basílica que se contruyó y sus capillas tienen una gran afluencia de fieles.

Llama poderosamente la atención la gran devoción popular que se manifiesta por todos los rincones, con muchas personas rezando el rosario y participando de la liturgia.

Nueva basílica
Interior de la basílica










Parte del grupo
Procesión de antorchas


















Destaca como una gran manifestación popular la 'procesión de antorchas', en la que el sábado por la noche miles de personas rezan el rosario con velas en las manos y luego van en procesión rodeando la plaza del santuario. Es impresionante y sobrecogedor participar del ambiente y de la fe que se vive y se percibe a flor de piel.

Otra parte del grupo











Como dato curioso que me llamó la atención, porque nunca lo había visto, es que se ofrendan tantas velas a la Virgen que de vez en cuando sale una llamarada en el lugar donde se colocan,  de manera que las derrite para que la gente pueda colocar otras nuevas. ¡Ingenioso!

En definitiva, resumiría este viaje diciendo que merece la pena hacer una visita al santuario de Fátima para acercarse a la presencia de la Virgen como Madre nuestra que es y recordar el sentimiento de que la ofrenda de la propia vida por los demás es lo que colma el corazón del ser humano y le hace crecer espiritualmente en medio de las circunstancias particulares de la vida de cada uno.