lunes, 2 de enero de 2012

Los Reyes Magos son verdad

La historia de esta semana toca un tema sustancial para los niños: ¿realmente son verdad los Reyes Magos? ¿Podemos confiar en ellos?

Como es un pelín larga esta historia, no añado nada más para no revelar el misterio.... (¡aunque es evidente que sí son verdad!!). 

Simplemente invito a leer la historia para salir de dudas.

¡Y además con la seguridad de que los Reyes Magos os dejarán muchos regalos a tod@s, pues me han dicho que en vuestro corazón sólo han cabido buenos sentimientos y deseos durante el año pasado!

¡A esperar la noche mágica!

=========================
Los Reyes Magos son verdad

 Apenas su padre se había sentado al llegar a casa,  dispuesto a escucharle  como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:

 
- ¿Papá?

 - Sí, hija, cuéntame.

 - Oye, quiero... que me digas la verdad
. 

- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido.

 - Es que... -titubeó Blanca.
  - Dime, hija, dime.

 - Papá, ¿existen los Reyes Magos?

 
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

 - Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?

 La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:

 - ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.

- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero..

 - ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!

 - No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca.
 

- Entonces no lo entiendo papá.

 - Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas  comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
 Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

 - Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:



- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

 - ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
 Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:

 - Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito...


  Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:

 - Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

 - ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes...
 

- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

 - ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.

 - Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.


- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.  
 - Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
 

- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

 - Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?

 Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
 

- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen.

- También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:

- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.

  Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:

-No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.

Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, los tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.



La Historia de la Semana

viernes, 30 de diciembre de 2011

Campaña de apoyo a los Reyes Magos

No tengo nada personal contra Papa Noel o Santa Klaus a la hora de dejarnos regalos en Navidad (¡faltaría más: todos los regalos son bienvenidos!), pero me resultan más entrañables y familiares los Reyes Magos de toda la vida, que llevan ya más de dos mil años repartiendo sin descanso sus dones a todos los niños y mayores.

Así que me he sumado a esa Campaña de Apoyo a los Reyes Magos de Oriente para reivindicar su papel importante y trascendental en esta sociedad tan competitiva que tenemos. 

Creo que un poco de marketing positivo para posicionar la marca estrella de la Navidad no les viene nada mal, pues como son un poco antiguos no conocen estas cosas de la publicidad moderna.

¡Ah! Y si además cada uno de nosotros somos un poco mejores este año, seguro que al próximo año arrasamos.

¡Felices Reyes Magos! 

======================

Campaña de apoyo a los Reyes Magos

Estos tres pobres venerables ancianos llevan dos mil años con su PYME, atendiendo únicamente al mercado español y sin intención de expandirse, y están sufriendo una agresión que amenaza con destruirlos. 


Reivindicamos la figura de los Reyes Magos porque:

1. Los Reyes Magos son un símbolo multicultural y nunca han tenido problemas de inmigración. 

 
2. Los Reyes Magos son fashion total, su elegancia en el vestir no ha pasado de moda en dos milenios. 

 
3. Si no existiesen los Reyes Magos, las vacaciones se acabarían el 2 de Enero. 

 
4. Los Reyes Magos son ecológicos, utilizan vehículos de tracción animal que con su estiércol contribuyen a fertilizar el suelo (nada de trineos volando ni tonterías que no existen...) 

 
5. Los Reyes Magos generan un montón de puestos de trabajo entre pajecillos, carteros reales y multitud de gente que va en la cabalgata.


6. De Papá Noel puede hacer cualquier pelagatos, pero para hacer de Reyes Magos se necesitan al menos tres. 

7. Los Reyes Magos fomentan la industria del calzado y enseñan a los niños que las botas se deben limpiar al menos una vez al año. Por contra, el gordinflas pide que se deje un calcetín, prenda proclive a servir de acomodo de la mugre, cuando no de indecorosos 'tomates'. 
 
8. Santa Claus vive en el Polo norte y por eso es un amargado y un deprimido. Los Magos son de Oriente, cuna de la civilización y por ello de una elegancia no decadente.  
 
9. Los Reyes Magos tuvieron un papel destacado en la Natividad, mientras que Santa Claus es un trepa que trata de aprovecharse del negocio y que no participó en nada en los acontecimientos de la Natividad. 
 
10. Los Reyes Magos son de los poquísimos usuarios que mantienen en pie la minería del carbón en Asturias. No lo han cambiado por gas natural ni por bombillitas horteras.
 
11. Los Reyes Magos lo saben todo. Santa Claus no sabe más que mover una campanita. 
 
12. Santa Claus es un zoquete que azuza a los renos. En cambio no hay ningún caso documentado de maltrato psicológico por parte de los Reyes Magos hacia sus camellos.

 
13. Los Reyes Magos son agradecidos, siempre se zampan las golosinas que les dejamos en el plato. 

 
15. Sin los Reyes Magos no se habría inventado el Roscón de Reyes. 


¿Hace falta algo más?



La Historia de la Semana

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Un cuento de Navidad

Navidad es tiempo de ilusión, de esperanza, de sueños,... no sólo para los pequeños de la casa.

Y, cómo no, es también tiempo de cuentos e historias que nos llevan a esos mundos ideales donde nos gustaría vivir, mundos que tenemos que recrear en nuestra ensoñación para que un día se hagan realidad.

La historia de esta semana es un sencillo cuento que nos recuerda que para hablar con Dios en estos días no hacen falta grandes palabras. Es suficiente un corazón generoso y abierto pues todo lo demás ya lo pone El.

Aquí va un Cuento de Navidad que espero os guste.

========================== 

UN CUENTO DE NAVIDAD

El sacerdote, viendo la iglesia llena, dio comienzo a la celebración.  Eran en su mayoría obreros del barrio más pobre de Río de Janeiro, reunidos esa noche con un solo objetivo común: la misa de navidad. Se sintió muy confortado y dio comienzo a sus palabras, cuando de improviso se oyó en la iglesia: a, b, c, d,...
Era, al parecer, un niño el que perturbaba la solemnidad del oficio. Los asistentes se volvieron hacia atrás algo molestos, mientras se seguía escuchando: a, b, c, d,...

- ¡Para! -dijo el sacerdote. El niño pareció despertarse de un trance. Lanzó una mirada temerosa a su alrededor y su rostro enrojeció de vergüenza.

- ¿Que haces? ¿ No ves que perturbas nuestras oraciones?


El niño bajo la cabeza y unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas...

- ¿Dónde está tu madre? - insistió el cura. ¿No te ha enseñado a seguir la misa?

- Perdóneme padre, -respondió el niño c
on la cabeza baja- pero yo no he aprendido a rezar. He crecido en la calle, sin padre ni madre. Hoy como es navidad, tenía la necesidad de conversar con Dios. Pero no sé cuál es el idioma que ÉL comprende, por eso digo sólo las letras que yo me sé. He pensado que, allá arriba, ÉL podría tomar esas letras y formar las palabras y las frases que más le gusten.

- Ya me voy -añadió-. No quiero molestar a las personas que saben tan bien cómo comunicarse con Dios.


 - Ven conmigo - le respondió el sacerdote. Tomó al niño de la mano y lo condujo al altar. Después se dirigió a los fieles:

- Esta noche, antes de la misa, vamos a rezar una plegaria especial.
Vamos a dejar que Dios escriba lo que ÉL desea oír. Cada letra corresponderá a un momento del año, en el que lograremos hacer una acción, luchar con coraje para realizar un sueño o decir una oración sin palabras. Y le pediremos que ponga en orden las letras de nuestra vida. Vamos a pedir en nuestro corazón que esas letras le permitan crear las palabras y las frases que a ÉL le agraden.

Y con los ojos cerrados, el sacerdote se puso a recitar el alfabeto... Y, a su vez, toda la iglesia repitió: a, b, c, d,...



La Historia de la Semana