viernes, 28 de enero de 2011

¿Ser mejor o ser el mejor?

Esta semana toca tema de educación, tema que preocupa grandemente pues ahí se dirime el futuro de la sociedad.

Los que estamos inmersos en el mundillo educativo somos conscientes de las carencias de nuestros jóvenes y la dificultad de proporcionar una educación integral, conformándonos en muchos casos con la simple transmisión de conocimientos (¡y a veces hasta eso es complicado!)


Por eso me ha gustado el artículo de Aníbal Cuevas que resumo esta semana pues es muy interesante e instructivo, ya que intenta responder a la pregunta: ¿qué es preferible: educar para ser el mejor o para ser mejor? De su respuesta dependerá la felicidad futura del joven y su capacidad de análisis frente a las manipulaciones del entorno.


La respuesta, dentro del artículo!


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¿Ser mejor o ser el mejor?

  
     Existe una cierta confusión cuando se habla de educación, pues con relativa frecuencia se confunde con instrucción. Mientras la instrucción se refiere a la adquisición de conocimientos, la educación tiene más que ver con el crecimiento como persona y está relacionada con la adquisición de hábitos, virtudes y valores.

        Muchos padres se centran excesivamente en la instrucción: lo que más les preocupa es que sus hijos aprueben y saquen buenas notas.
         Esta visión de la educación aboca a muchos jóvenes al fracaso y crea problemas, enfrentamientos y frustración. No todos los hijos tienen las mismas capacidades intelectuales, no todos tienen la misma agudeza y vivacidad. 

       Hace falta dotarles de herramientas para que puedan dar lo mejor de sí, y esto debe ir acompañado de la exigencia cariñosa y motivadora. En el fondo subyacen dos visiones muy distintas de la educación: quién educa para ser el mejor y quién educa para dar lo mejor de sí.

         Lo que un padre debe desear para su hijo no es que sea el mejor, sino que dé lo mejor de sí mismo y acompañarle en ese camino. El éxito académico empieza por la educación de virtudes y hábitos, y ésa es tarea principal de la familia.

        Educar integralmente supone formar la inteligencia y la voluntad: la inteligencia para conocer la verdad y el bien, y la voluntad para llevar a cabo ese bien y esa verdad.

        No educar la voluntad supone huir del esfuerzo, de la superación personal, formar ciudadanos menos libres, esclavos de sus apetencias y de la "espontaneidad", y por tanto más vulnerables a la manipulación política y económica.







La Historia de la Semana 

martes, 25 de enero de 2011

Saving Eva

Por desgracia, es relativamente frecuente cometer errores, en la mayoría de los casos por ignorancia y desconocimiento. 


¿Qué hacer en esta situación en la que a veces nos encontramos? Pues intentar corregirlos y estar dispuestos a arreglarlos, ¡aunque  parezca que vamos de mal en peor!


El video de esta semana es una simpática animación en la que un esforzado y sacrificado oso intenta solucionar los desaguisados que va cometiendo en su afán de ayudar a su amiga. Seguro que algunos se sentirán identificados ....


¡Espero que os guste!



La Historia de la Semana

jueves, 20 de enero de 2011

Canto a la esperanza

La anterior entrada del blog era una invitación a sonreir frente a las adversidades de la vida y a ver las situaciones en perspectiva para tener una idea más objetiva de las cosas.

Detrás de todo ello late con fuerza la esperanza en un futuro mejor. Pero, ¿dónde ponemos nuestra esperanza? 

Esta semana comparto una poesía de José Luis Martín Descalzo titulada Canto a la esperanza que recoge muy bien este sentimiento. Y además con conocimiento de causa: la escribió cuando estaba a punto de fallecer después de una larga enfermedad.

Porque al final, cuando todo lo demás se desmorona, quien sigue dando un soplo de esperanza es Dios, que anida en el corazón de cada ser humano. Y sigue siendo la mejor esperanza. 

¡Espero que os guste!

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Canto a la esperanza


Nunca podrás, dolor, acorralarme.
Podrás alzar mis ojos hacia el llanto,
secar mi lengua, amordazar mi canto,
sajar mi corazón  y desguazarme.


Podrás entre tus rejas encerrarme,
destruir los castillos que levanto,
ungir todas mis horas con tu espanto.
Pero nunca podrás acorralarme.


Puedo amar en el potro de tortura.
Puedo  reir cosido por tus lanzas.
Puedo ver en la oscura noche oscura.
Llego, dolor, a donde tú no alcanzas.




Yo decido mi sangre y su espesura.
Yo soy el dueño  de mis esperanzas.
En medio de la sombra y de la herida
me preguntan si creo en Ti. Y digo
que tengo todo cuando estoy contigo:
el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.


Sin Ti  el sol es luz descolorida.
Sin Ti  la paz es cruel castigo.
Sin Ti  no hay bien ni corazón amigo.
Sin Ti  la vida es muerte repetida.




Contigo el sol es luz enamorada,
y contigo la paz es paz florida.
Contigo el bien es casa reposada,
y contigo la vida es sangre ardida.
Pues si me faltas Tú, no tengo nada:
ni sol, ni luz, ni paz, ni bien, ni vida.


Sin Ti, Señor, la muerte.
Contigo, Señor, la vida.

José Luis Martín Descalzo


La Historia de la Semana