viernes, 15 de octubre de 2010

Decálogo de la serenidad


En los tiempos que corren es difícil comprometerse formalmente con algo, y más si es para toda una vida. Pero no nos cuesta tanto cuando son pequeñas cosas que podemos asumir de manera más fácil.

Viene esto a cuento de la historia de esta semana que acabo de releer y comparto con todos. Es un texto famoso del Papa Juan XXIII que circula por la red y seguramente ya lo conoceréis, pero me ha parecido oportuno reenviarlo. 



A mí me recuerda la importancia de vivir cada instante poniendo todo mi corazón en lo que hago, y así, paso a paso, ir construyendo la propia vida. 

Aquí os dejo con este Decálogo de la Serenidad

¡Que lo disfrutéis!


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Decálogo de la Serenidad

1.- Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.


2.- Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto, seré cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie sino a mí mismo.



3.- Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en éste.

4.- Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos.

5.- Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

6.- Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

7.- Sólo por hoy haré por lo menos una sola cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.


8.- Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabamente, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9.- Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.

10.- Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad.

Juan XXIII

martes, 12 de octubre de 2010

El nivel

¿Perfección o perfeccionismo?

Es indudable que todas las personas tendemos a un + en nuestras cosas, lo cual indica y es el inicio de la aspiración a una vida de perfección, sea en el campo laboral, familiar o espiritual. Y es bueno y loable.

Pero es relativamente fácil dar el salto y quedarse en el simple perfeccionismo, implicándose tanto en los detalles nimios con tal virtuosismo que al final, visto desde fuera, no se entiende su utilidad.

El video de esta semana es un sencillo recordatorio en clave de humor de esta situación, para que pensemos bien dónde ponemos nuestro esfuerzo. 

Se titula El nivel, ya se verá porqué. ¡A ver si os gusta!




domingo, 10 de octubre de 2010

Recuerdos del verano

He recibido recientemente unas fotos de algunas de las actividades que he realizado este verano y he tenido la viva impresión de que ya están lejísimos, pues han sido tantas las cosas, tan intensas y tan variadas que no me parece las haya realizado hace menos de dos meses.

(La foto es del bautizo de Amané, hijo de Yoly y Juanjo, en Traspinedo, Valladolid).



Se suele decir que vacaciones es sinónimo de cambio de actividad: dejar la labor cotidiana y hacer algo distinto.
  
(Aquí en una comida familiar en Zaragoza)


En mi caso puedo afirmar he disfrutado de unas vacaciones estupendas, ya que he podido cambiar de actividad cada pocos días: desde bautizos a primeras comuniones, desde campamentos en el monte a reuniones universitarias, de vestir pantalón corto y camiseta a llevar traje y corbata,... 
(en un momento de reflexión en el campamento de Quintanabaldo, Burgos).


 Y más recuerdos estivales: a la izquierda en el bautizo de Victoria, hija de Inma y Edu, en Dueñas, Palencia; y a la derecha en el bautizo de Jesús, hijo de María Belén y Juan Carlos, en Palma de Mallorca.


Resumiendo, ¡un verano que se me ha pasado volando! Y aquí van algunos fotos para que quede constancia.



(en una visita al Coliseo romano acompañado de Gabriel, en Roma evidentemente; y en Robledillo de la Jara, Madrid, con Javier, monaguillo excepcional)

No me queda sino agradecer a todos los amigos que me han acompañado en esos días de verano y dejar constancia aquí de los gratos momentos vividos en su compañía. ¡Muchas gracias!

¡¡Y a seguir con el trabajo cotidiano!!