miércoles, 13 de noviembre de 2013

Adagio

El tema musical que comparto esta semana es del grupo noruego Secret Garden, que ya ha aparecido por estas páginas, en temas como Dreamcatcher o Steps.


En esta ocasión lleva por título Adagio, y, al igual que en otras composiciones suyas, consigue crear un clima especial de paz y armonía que viene muy bien para tomarse unos minutos de descanso y relax, tan necesarios muchas veces.

He encontrado dos videos con este tema. El primero de una actuación en directo y el segundo con unos paisajes otoñales muy bonitos.

¡Espero que os gusten!

Aquí va el primero, en directo:



Y aquí va el segundo con los paisajes:



La Historia de la Semana

jueves, 7 de noviembre de 2013

Dios y tú

Comparto esta semana dos relatos breves de Anthony de Mello que me parecen interesantes pues nos recuerdan el papel que cada uno de nosotros desempeña en la relación con los demás y con Dios. 

Una idea que se escucha con frecuencia es lo que se ha llamado el silencio de Dios: la aparente falta de respuesta de Dios ante los graves problemas de los hombres, que los vemos todos los días en forma de guerras, enfermedades, accidentes,...

A veces podemos pensar que Dios, como ser supremo y omnipotente que es, tendría que actuar para cambiar el curso de la historia o para evitar el sufrimiento de las personas. Pero casi siempre nos olvidamos de que su manera de actuar en el mundo es precisamente a través de cada uno de nosotros.

Por eso, lo que nosotros podemos y debemos hacer es responsabilidad nuestra y sólo nuestra, sin 'echar balones fuera'.

Estos dos breves relatos son una buena muestra de ello.

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Un muchacho va al encuentro de un gran maestro. Y le dice: 


- Maestro, mi confianza en Dios es tan grande que ni siquiera até mi camello allá afuera. Lo dejé a la providencia de Dios, al cuidado de El.


Y el maestro le respondió: 

- Vuelve y ata tu camello al poste, ¡insensato! No es necesario molestar a Dios con algo que tú mismo puedes hacer.
  
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Cierto día, iba paseando por una calle cuando de repente vi a un niño hambriento, sucio y tiritando de frío dentro de sus harapos. ​Me encolericé y le dije a Dios:

- ¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para ayudar a ese pobre niño? 



Esperé la respuesta, pero fue en vano. Sin embargo, aquella noche, cuando menos lo esperaba, Dios respondió a mis preguntas airadas: 

- Ciertamente que he hecho algo: ¡Te he hecho a ti!


jueves, 31 de octubre de 2013

El niño y el tambor

Comparto esta semana un cuento al estilo clásico que me ha parecido genial.

Trata sobre un tema tan importante como es la educación del niño, y lo hace resaltando dos aspectos fundamentales: la creatividad y el éxtasis.

El buen maestro no sólo tiene en cuenta los valores que quiere transmitir, sino la forma de hacerlo para que lleguen lo mejor posible al educando. Y para ello se requiere en primer lugar educar el éxtasis del niño, esto es, aprovechar en el acto educativo la capacidad que tiene para salir de sí mismo. De ahí la importancia de los juegos en la transmisión de los valores.

Y segundo la creatividad: abrir siempre la mente a nuevos horizontes, explorando caminos nuevos con imaginación; lo que requiere apertura, sensibilidad, donación, no caer en convencionalismos,... De ahí que vaya estrechamente unida a la educacón del éxtasis.

Y sin más, a continuación, El niño y el tambor, que espero os guste tanto como a mí.
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El niño y el tambor

Érase una vez un niño que lo único que quería era tocar el tambor. Y alegremente se pasaba las horas del día aporreándolo, sin importar lo mucho que el estruendo molestara a los que estaban a su lado. 

A pesar de que sus padres intentaron hacer de todo, el niño no cejaba en su empeño, y, desesperados, los padres solicitaron la ayuda de hombres sabios que se autodenominaban maestros.

El primero de estos supuestos maestros intentó razonar con el muchacho, aduciendo que tanto ruido le dañaría los tímpanos.


El segundo decía que los tambores eran instrumentos sagrados y que solamente debían tocarse en ocasiones especiales.
El tercero repartió tapones para los oídos.
El cuarto intentó distraer al niño con libros. 


El quinto se ofreció a enseñar a los padres y a los vecinos a convivir con el ruido. 


El sexto lo introdujo en la meditación y le intentaba convencer de que el tambor era fruto de su imaginación.

Pero ninguno de estos hombres eran verdaderos maestros, y ninguno de esos remedios funcionó.

Por fin llegó el verdadero maestro. Este realizó un balance de la situación, se sentó junto al niño, le ofreció un martillo y un cincel y le dijo:

- Me pregunto qué habrá dentro del tambor. ¿Me lo enseñas?



La Historia de la Semana