Siempre que inicio un viaje me asalta la misma pregunta: ¿saldrá todo como a uno le gusta? ¿habrá situaciones imprevistas que trastoquen los planes iniciales?
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Aeropuerto de Barajas |
Pero es una impresión que enseguida desecho: hay que vivir intensamente cada momento y compartir con las personas lo mejor de uno mismo, y así se conoce y se participa en plenitud de los aconteceres del viaje.
Con esta impresión salí de Barajas (Madrid) hacia la primera etapa del viaje: la ciudad de La Paz, en Bolivia, a donde llegué, después de más de 20 horas de viaje entre aviones, escalas y trámites, cansado pero contento.
La Paz se encuentra a unos 3.600 metros sobre el nivel del mar y lo primero que llama la atención es su distribución urbanística: casi toda ella está construida en las laderas de las montañas, ya que la parte llana es muy pequeña, lo que no impide que haya una gran cantidad de coches que le dan un aire caótico a la circulación.
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Vistas de La Paz |
Debido a la altitud es casi inevitable el ‘soroche’ (mal de altura con dolores de cabeza, mareos, agotamiento,…) que se supera a base de mate de coca y descanso.
El mate de coca es simplemente una infusión a base de hojas de coca que se consiguen en cualquier supermercado. ¡También hay licor de coca! Nos llama mucho la atención a los que lo vemos por primera vez, aunque allí es normal su consumo.
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Aeropuerto de La Paz, en El Alto |
En el altiplano, a más de 4.000 metros de altitud se encuentra la ciudad de El Alto, que al principio era un barrio de La Paz pero con la llegada de personas de todo el país a la capital ya es más grande que ésta. Es donde se encuentra el aeropuerto, y las vistas de las montañas de alrededor son espectaculares.
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Mujeres aymara |
Vivir a estas alturas no es fácil para los recién llegados. Aquí predomina la etnia aymara, ¡que ya están habituados a estas altitudes!
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La Muela del Diablo (¡al fondo!) |
Cerca de La Paz ¡y todavía más alto! se encuentra una colina que por su aspecto la llaman la Muela del Diablo. Es un lugar ideal para hacer una excursión, aunque al poco tiempo ya se nota la falta de oxígeno y aparece la fatiga, pero al descender a la ciudad se recupera uno.
Y después de un par de días, viene la siguiente etapa del viaje: Santa Cruz de la Sierra, la capital más importante del Oriente boliviano y el motor económico del país.
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Mercado en la calle |
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Indígena |
De Santa Cruz llama la atención todas las zonas verdes de la ciudad. Cada pocas manzanas hay una dedicada a esparcimiento con parques, jardines, colegios, iglesias,... Y están bastante cuidadas por lo general (en el extrarradio ya es otra cosa...)
La labor principal la desarrollé en torno a la parroquia de San Pedro y San Pablo, que tiene una gran actividad pues el área encomendada es muy extensa y tiene asociadas cuatro capillas (casi tan grandes como la propia parroquia) y tres colegios (que en realidad son nueve pues cada uno tiene tres turnos perfectamente diferenciados).
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Virgen de Cotoca |
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Comida típica (torta de queso y yuca) |
Hay una gran veneración a la Virgen de Cotoca, cuyo santuario se encuentra cerca de la ciudad y es lugar de peregrinación para todo el mundo.
Allí, en el siglo XVII, un par de indígenas que huían se encontraron la imagen de la virgen dentro del tronco de un árbol, y desde entonces ha sido centro muy venerado.
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Parroquia de San Pedro y San Pablo, en Santa Cruz de la Sierra |
Viaje a San Ignacio y San Miguelito Viaje a Iquitos
La Historia de la Semana