miércoles, 15 de abril de 2009

El cuento como recurso educativo (1)


Los cuentos como tema de reflexión en grupo.




Por Peter Ribes, S.J.



Sobre el uso de los cuentos



a) Principio General



- Los cuentos no son para "llenar el tiempo" o para "matar el tiempo". No están pensados para entretener a la gente o colgar algunas distracciones frente a ella. Están pensados para ser "arrancadores" o "disparadores" para provocar al auditorio a actuar, reaccionar o interactuar. Son únicamente el inicio de un proceso de reflexión, discusión o compartir.




b) Insinuaciones para el moderador o animador



1. Recoge rápidamente las reacciones del grupo y de cada miembro en particular.



2. Está alerta y sensible a las vibraciones emotivas y humor de cada uno.



3. Sintoniza con las "ondas" de sus oyentes.



4. Acéptalos como son.



5. Camina al paso de ellos. No fuerces el paso del cambio.



6. Empieza desde donde ellos están... y luego condúcelos tan lejos y en la dirección en que deberán ir...




c) Formas de presentación



- Cuando desees utilizar un cuento para cualquier tipo de sesión, comienza con la forma más impresionante de presentación de que dispongas.




- A continuación vienen 13 diferentes modos de presentación:



1. Lee el cuento al auditorio.



2. Distribuye copias del cuento y pide a los participantes leerlo cuidadosamente.



3. Narra el cuento o pide a algún buen narrador que lo haga.



4. Haz que los participantes lo lean de forma dialogada.



5. Haz que lo representen con mímica.



6. Haz que lo actúen, como una drama o un "sketch".



7. Utiliza títeres o muñecos.



8. Emplea el método de radionovela. Grábalo previamente y luego preséntalo al grupo.



9. Preséntalo con sombras (utiliza una sábana y una lámpara).



10. Usa el fotolenguaje. Elige las fotos o imágenes adecuadas.



11. Utiliza carteles. Los participantes realizarán posters que narren la historia y la presenten después.



12. Prepara unos cuadros vivientes y preséntalos a medida que la historia se presente.



13. Si se cuenta con él, elabora una presentación en Power Point basada en el cuento y preséntala.




d) Antes de la presentación



1. Prepara al grupo creando un ambiente de seriedad y participación.



2. Informa a los participantes que el cuento se presentará en vistas a una discusión posterior.



3. Ayuda a la asamblea a escuchar la parábola de un modo atento y reflexivo.



4. Diles que intenten implicarse en el cuento de forma que sean conmovidos por él.



5. Insiste en un silencio total antes y durante la presentación. Pide a los participantes que reserven sus comentarios para un momento posterior.



6. No anuncies el título del cuento o describas su contenido o descubras el tema de antemano.




e) Después de la presentación



Tiempo para la reflexión



* No te precipites en empezar el compartir o la discusión.



* Mantén al grupo en estado de silencio reflexivo durante unos momentos.



* Pídeles que recuerden los puntos principales o las escenas del cuento y hacer hincapié en los sentimientos y percepciones que tuvieron al momento de la presentación.




Compartir y discutir



* Después de algún tiempo de reflexión personal pasa a la discusión y compartir en grupo.



* Puedes conducir la discusión y el compartir de cualquiera de las dos formas que se mencionan a continuación




Personalizar



* Dejar que los participantes reflexionen en silencio sobre las implicaciones de lo que se ha discutido y compartido para sus vidas personales.



* Debe dárseles un cuestionario sencillo para ayudarlos a reflexionar y personalizar, por ejemplo:



* Cualquier percepción o concientización sobre mí mismo...



. ¿Hay algo que debería cambiar en mi vida?



. ¿Estoy feliz de ser lo que soy? ¿Por qué?




Proponer metas



* Pide a los participantes que den un paso -por más pequeño que sea- para implementar algún cambio en su conducta.



* Pídeles que lo pongan por escrito. Tanto el paso que piensan dar y el porqué de este paso.




Reflexión



* Conduce a los participantes a reflexionar tanto individualmente como en pequeños grupos o todos juntos. 



(continúa aquí)


sábado, 11 de abril de 2009

Dios está hablando contigo

Con frecuencia se me plantean debates en el ambientillo universitario con jóvenes -y no tan jóvenes- sobre la existencia de Dios: si es real, por qué no se muestra, cuándo actúa, por qué hay males y enfermedades, ... y todas estas cosas.

Solemos quedar en empate pues Dios es más que un razonamiento, y difícilmente cambiamos por un discurso, pero siempre me viene a la mente un poema de Fernando Rielo que concluye: "tú le llamas Dios / yo perfume de una rosa".

Viene esto a cuento porque he recibido este canto de los indios cherokees que comparto con todos en esta historia de la semana y que me resulta muy ilustrativo para este tema.
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DIOS ESTÁ HABLANDO CONTIGO!!!

Un hombre dijo una vez:
Dios, ¡habla conmigo!
Y un ruiseñor comenzó a cantar...
Pero el hombre no oyó.

Entonces el hombre repitió:
Dios, ¡habla conmigo!
Y el eco de un trueno se oyó,
Mas el hombre fue incapaz de oír.

El hombre miró alrededor y dijo:
Dios, ¡déjame verte!
Y una estrella brilló en el cielo,
Pero el hombre no la vio...

El hombre comenzó a gritar:
¡Dios, muéstrame un milagro!
Y un niño nació,
Mas el hombre no sintió el latir de la vida.

Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse:
¡Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo...!
Y una mariposa se posó suavemente en su hombro.

El hombre espantó la mariposa con la mano, y desilusionado
Continuó su camino, triste, solo y con miedo.

(Canto Cherokee- Traducido del Libro By San Etioy)

viernes, 10 de abril de 2009

Una leyenda noruega

Semana Santa: tiempo de descanso y meditación, recordando el significado de Dios en la vida y en la sociedad, tanto desde el punto de vista histórico como del personal.


Seguramente a casi todos nos ha pasado por la mente la eterna cuestión de por qué Dios permite tal o cual cosa, y lo que uno haría si estuviera en su lugar. Por eso me ha venido a la memoria esta leyenda noruega que me resulta muy ilustrativa de esta presencia de Dios en el mundo y su providencia sobre las personas, y que hoy quisiera compartir con vosotros.


Que tengáis unos felices días y la paz esté siempre presente en los corazones de todos.


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Una leyenda noruega

El viejo Haakón cuidaba una antigua ermita. En ella se conservaba un Cristo muy venerado que recibía el significativo nombre de “Cristo de los Favores”. Todos acudían a él para pedirle ayuda. Un día también el ermitaño Haakón decidió solicitar un favor y, arrodillado ante la imagen, dijo:


- Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la cruz.


Y se quedó quieto, con los ojos puestos en la imagen, esperando una respuesta. De repente – ¡oh maravilla!- vio que el Crucificado comenzaba a mover los labios y le dijo:


- Amigo mío, accedo a tu deseo pero ha de ser con una condición: suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardar siempre silencio.


- Te lo prometo, Señor.


Y se efectuó el cambio. Nadie se dio cuenta de que era Haakón quien estaba en la cruz, sostenido por cuatro clavos, y que el Señor ocupaba el puesto del ermitaño. Los devotos seguían desfilando pidiendo favores y Haakón, fiel a su promesa, callaba. Hasta que un día...

Llegó un ricachón y, después de haber orado, dejó allí olvidada su bolsa. Haakón lo vio, pero guardó silencio. Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos horas más tarde, se apropió de la bolsa del rico. Y tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él, poco después para pedir su protección antes de emprender un viaje. Pero ya no pudo contenerse cuando vio regresar al hombre rico quien, creyendo que era ese muchacho el que se había apoderado de la bolsa, insistía en denunciarlo. Se oyó entonces una voz fuerte:

- ¡Deténte!

Ambos miraron hacia arriba y vieron que era la imagen la que había gritado. Haakón aclaró cómo habían ocurrido realmente las cosas. El rico quedó anonadado y salió de la ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje. Cuando por fín la ermita quedó sola, Cristo se dirigió a Haakón y le dijo:


- Baja de la cruz. No vales para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio


- Señor – dijo Haakón confundido-, ¿cómo iba a permitir esa injusticia?


Y Cristo le contestó:


- Tú no sabías que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una mujer. El pobre, en cambio, tenía necesidad de ese dinero e hizo bien en llevárselo. En cuanto al muchacho último, si hubiera quedado retenido en la ermita no habría llegado a tiempo de embarcar y habría salvado la vida, porque has de saber que en estos momentos su barco está hundiéndose en alta mar.