Casi sin darnos cuenta ha pasado un año desde la última Navidad, un año lleno de incertidumbres por la pandemia, un año en el que hemos aprendido a superar dificultades y contratiempos, un año que ha puesto a prueba nuestra resistencia.
Y un año más recordamos que Dios se hace hombre encarnándose en el Niño Jesús; se hace como nosotros para acompañarnos a lo largo de la vida y recordarnos su mensaje de paz y amor, tan necesario para nuestra sociedad en estos tiempos actuales.
En la inocencia encarnada en el Niño Jesús encontramos la esperanza y el consuelo de saber que estamos destinados a la felicidad y plenitud de corazón que anhelamos sea la constante durante el año.
Vayan desde estas líneas mis mejores deseos de todo corazón para estos días y para el nuevo año. ¡Feliz Navidad a todos los lectores!
Y acompaño esta felicitación con un villancico del siglo XVI que siempre me ha encantado. Se titula Gaudete, ¡Alégrate! La primera versión cantada a capella por el coro Prima Luce, y la segunda para un solista con instrumentos de la época. Como está en latín pongo la letra traducida al final.
La primera versión:
¡Alégrate!
¡Alégrate! Cristo ha nacido
de la Virgen María.
El tiempo de gracia ha llegado,
lo que tanto hemos deseado.
Canciones de alegría
cantemos con fe.
¡Alégrate! ...
Que nuestra oración
ahora cante con júbilo.
Bendigamos al Señor,
alabemos a nuestro Rey.
¡Alégrate! ....
Dios se ha hecho hombre
con naturaleza maravillosa.
El mundo ha sido renovado
por Cristo, nuestro Rey.
¡Alégrate! ....
El tiempo de gracia ha llegado,
lo que tanto hemos deseado.
Canciones de alegría
cantemos con fe.
¡Alégrate! ...
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