La vida cotidiana está sometida a muchas fluctuaciones: unas veces las cosas nos sonríen y otras veces no salen como nos gustaría.
Y en la mayoría de los casos no dependen de nuestra actuación sino de factores ajenos a nosotros.
La cuestión que se nos plantea es ¿cómo actuar en estos casos?, ¿qué hacer? Evidentemente no hay una respuesta mágica y universal, pues depende mucho de cómo sepamos afrontar los retos y las situaciones difíciles e incómodas, pero una de las actitudes que mejor funciona es luchar, no rendirse a las primeras de cambio.
Siempre hay una luz al final que nos está esperando para iluminar el camino. Comparto este semana este poema de Mario Benedetti titulado No te rindas, en el que anima precisamente a no rendirse, a continuar, pues al final siempre hay alguien que nos quiere como somos.
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No te rindas
Y en la mayoría de los casos no dependen de nuestra actuación sino de factores ajenos a nosotros.
La cuestión que se nos plantea es ¿cómo actuar en estos casos?, ¿qué hacer? Evidentemente no hay una respuesta mágica y universal, pues depende mucho de cómo sepamos afrontar los retos y las situaciones difíciles e incómodas, pero una de las actitudes que mejor funciona es luchar, no rendirse a las primeras de cambio.
Siempre hay una luz al final que nos está esperando para iluminar el camino. Comparto este semana este poema de Mario Benedetti titulado No te rindas, en el que anima precisamente a no rendirse, a continuar, pues al final siempre hay alguien que nos quiere como somos.
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No te rindas
No te rindas, aún estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque ésta es la hora y el mejor momento,
porque no estas sola,