lunes, 23 de septiembre de 2024

El Príncipe y las semillas

Cuando uno se pone a pensar en las causas de la crisis social que padecemos, al final llegamos a que la raíz está en el propio ser humano: se desea el poder frente a la sencillez, la avaricia frente a la humildad, la apariencia frente a la realidad,... 

Y en definitiva, dentro de la crisis general de valores que hay, se diluye tremendamente algo tan clásico y sencillo como la honestidad y el honor personal.


La historia de esta semana es un cuento de Paulo Coelho bastante conocido que trata precisamente de eso, de mantener la honestidad por encima de las demás consideraciones sociales, por muy grandes que nos parezcan. 

Se titula El Príncipe y las semillas, y espero que os guste.
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El Príncipe y las semillas

Alrededor del año 250 a.C, en la antigua China, un cierto príncipe de la región de Thing-Zda, estaba preparado para ser coronado emperador; pero antes, sin embargo, de acuerdo con la ley, tenía que casarse.

Como se trataba de escoger a la futura emperatriz, el príncipe tenía que encontrar a una joven en quien pudiese confiar plenamente. Aconsejado por un sabio, decidió convocar a las jóvenes de la región para elegir entre ellas a la más digna.

Una vieja señora, sierva del palacio desde hacía muchos años, al oír los comentarios sobre los preparativos para la audiencia, sintió una gran tristeza, pues su hija alimentaba un amor secreto hacia el príncipe.

Al llegar a su casa y comentar el hecho a la joven, se espantó al oír que ella también tenía intención de presentarse. 
La señora se desesperó: 

–¿Hija mía, qué vas a hacer allí? Estarán presentes las más bellas y ricas candidatas de la corte. ¡Sácate inmediatamente esta idea de la cabeza! ¡Ya sé que debes estar sufriendo, pero no transformes el sufrimiento en una locura! 

Y la hija respondió: 

–Querida madre, ni estoy sufriendo, ni mucho menos me he vuelto loca; sé que jamás podré ser la escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos algunos momentos cerca del príncipe, y esto ya me hace feliz, aún sabiendo que mi destino es otro.


Por la noche, cuando la chica llegó al palacio, allí estaban efectivamente las más bellas jóvenes, con las más bellas ropas y las más bellas joyas, dispuestas a luchar de cualquier modo por la oportunidad que se les ofrecía. Rodeado de su corte, el príncipe anunció el desafío:

–Daré una semilla para cada una de vosotras. Aquella que, dentro de seis meses, me traiga la flor más linda, será la futura emperatriz de la China.


La chica cogió su semilla, la plantó en una maceta y como no era muy hábil en las artes de jardinería, cuidaba la tierra con mucha paciencia y ternura, pues pensaba que, si la belleza de las flores surgiese en proporción a la intensidad de su amor, no tendría que preocuparse del resultado. 

Pasaron tres meses y nada brotó. La joven buscó soluciones, habló con labradores y campesinos que le enseñaron los más variados métodos de cultivo y no consiguió ningún resultado. Cada día se sentía más lejos de su sueño, aunque su amor continuase tan vivo como antes. 

Finalmente, los seis meses se agotaron y nada nació de su maceta. Aunque sabía que no tenía nada para mostrar, era consciente de su esfuerzo y dedicación durante todo aquel tiempo, de modo que comunicó a su madre que retornaría al palacio en la fecha y hora establecidas. Secretamente sabía que este sería su último encuentro con el bienamado, y no estaba dispuesta a perderlo por nada del mundo.

Llegó el día de la nueva audiencia. La chica apareció con su maceta sin planta y vio que todas las otras pretendientes habían conseguido buenos resultados: cada una tenía una flor más bella que la otra, de las más variadas formas y colores.


Por fin llegó el momento esperado: el príncipe entra y observa a cada una de las candidatas con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, anuncia el resultado e indica a la hija de su sierva como su nueva esposa.

Todos los presentes empezaron a protestar, diciendo que cómo era posible que él hubiera escogido justamente a la única que no había conseguido cultivar ninguna planta.
Entonces, serenamente, el príncipe aclaró la razón de su desafío:

–Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de ser emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles, y no podían nacer de manera alguna.




lunes, 9 de septiembre de 2024

Camino de Santiago UTPL 2024

 Tras varios intentos hemos logrado realizar este año el Camino de Santiago con los amigos de la UTPL. Han sido seis días de caminata peregrinando desde el pueblo de Sarria hasta la catedral de Santiago de Compostela para dar el tradicional abrazo al apóstol Santigo y rezar ante su sepulcro.

El grupo ante la fachada de la catedral de Santiago de Compostela
Hemos podido convivir y disfrutar de los paisajes, de la comida, de la amistad,... y hacer también un camino espiritual que nos ha hecho renacer por dentro.

 Cada peregrino fue por su cuenta a España y nos reunimos en el Centro de la UTPL de Madrid para dar las últimas instrucciones antes de iniciar el viaje en tren hasta Sarria.

En el Centro Internacional UTPL de Madrid

En el pueblo de Sarria iniciamos nuestra caminata de la primera etapa, no sin antes celebrar la Eucaristía para encomendar nuestros pasos hacia Santiago, en la iglesia de Santa Marina.


Tras caminar los casi 23km. arribamos a Portomarín, pueblo rescatado de las aguas de un pantano y muy pintoresco por su iglesia estilo castillo medieval.


Iglesia de Portomarin

Tras una noche de sueño reparador continuamos hacia el siguiente pueblo: Palas de Rei, en una de las etapas más largas, de más de 25km. En cada etapa aprovechamos la tarde para tener una charla cultural sobre la historia, las costumbres, las leyendas,... de los lugares por donde pasamos.

Charlas sobre el Camino de Santiago
En Palas de Rei se conserva un moderno 'cruceiro' (cruces que marcaban el Camino en la edad media), colocado por los misioneros identes en el año 1996 al lado de la iglesia, donde nos tomamos la foto de todo el grupo.

El grupo en el crucero de los misioneros identes en Palas de Rei

A lo largo de cada jornada siempre había momentos de descanso y animación.

La siguiente etapa nos llevó hasta Melide, ciudad famosa por el 'pulpo a la gallega' regado con un buen vino de la zona, que probamos como no podía ser de otra manera.

Una sabrosa cena


Antes de llegar se atraviesa un puente romano muy típico en el que no podía faltar la foto de grupo.

Las dos siguientes etapas:

Y al siguiente día continuamos la marcha hasta Arzúa. Estas dos etapas son bastante suaves comparadas con las de días anteriores, y nos sirvieron para recuperar fuerzas (¡sobre todo por el pulpo!) .

Los paisajes a lo largo del camino son espectaculares, como se puede apreciar en estas fotos:

Paisaje con iglesia románica

Amanecer y casa rural

Aprovechando cada momento para confraternizar con los nativos y entre nosotros.

La siguiente etapa nos llevó hasta Pedrouzo, un pueblo sin mucha historia en el que aprovechamos para hacer otra foto del grupo a la salida de la iglesia después de la misa.

Y bien dispuestos afrontamos la última etapa de nuestra peregrinación para llegar a Santiago de Compostela, de una distancia similar a la del día pasado.
De nuevo disfrutamos de unos pintorescos y preciosos paisajes:

Un hito importante en el Camino es el Monte del Gozo, llamado así porque desde él se divisan ya las torres de la catedral y se tiene la alegría de ver que se está llegando al destino después de la caminata.

En el Monte del Gozo
Y por fin llegamos a nuestro destino, la tumba del Apóstol Santiago, donde la tradición manda que se le dé un abrazo a la estatua del apóstol y se rece ante el sepulcro que contiene sus restos.

Y ese mismo día celebramos la Eucaristía de acción de gracias en una sencilla y bonita capilla, llenos de alegría por haber culminado la peregrinación sin ningún contratiempo y con el alma renovada por el camino espiritual que hemos realizado.

Misa de acción de gracias en Santiago
No se podía terminar nuestra peregrinación sin los souvenirs que nos van a servir de recuerdo de las vivencias de esta semana que hemos pasado juntos en la que hemos tenido ocasión de compartir muchos momentos y afianzar la amistad. 

En esta ocasión repartimos el pasaporte que certifica que hemos caminado casi 120km desde el pueblo Sarria, el pergamino que asegura que hemos peregrinado a Santiago, la cruz de Santiago y un abanico con los sellos correspondientes.

Entrega de recuerdos del Camino
No resta sino agradecer de corazón a los compañeros que han participado este año en la peregrinación, con la seguridad de que estos días habrán dejado una huella profunda en nuestras vidas para continuar con la peregrinación del día a día en las tareas cotidianas.

lunes, 12 de agosto de 2024

El Sabio y el Poderoso

Normalmente esperamos grandes acontecimientos para cambiar nuestra actitud o forma de pensar, sin darnos cuenta de que en las cosas pequeñas hay una gran ocasión para meditar y reflexionar sobre lo que es realmente importante.

En el Evangelio, le pedían a Jesús grandes milagros para poder creer en él, y no se daban cuenta de que en lo sencillo se mostraba la grandeza de su misión en este mundo.
 
El cuento de esta ocasión, titulado El sabio y el rico, es una muestra clara a través de una parábola de que en las cosas sencillas de todos los días se manifiesta la grandeza de Dios, sin necesidad de acudir a los milagros grandiosos.
 
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 El sabio y el rico
 
Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque: un sabio con fama de hacer milagros, un rico terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del sabio. 

Rico: "Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que inclusive puedes hacer milagros". 

Sabio: "Soy una persona vieja y cansada... ¿Como crees que yo podría hacer milagros?"
 
Rico: "Pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos..... esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso".
 
Sabio: “¿Te referías a eso?… Tú lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo".

Rico: "Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces..... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios".

Sabio: "¿Esta mañana volvió a salir el sol?".

Rico: "¡¡Sí, claro que sí!!".

Sabio: "Pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz".

Rico: "No, no, yo quiero ver un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra.... Mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas".

Sabio: "¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?".

Rico: "¡¡Sí!! Fue varón y es mi primogénito".
 
Sabio: "Ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida".

Rico: "Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro..."

Sabio: "¿Acaso no estamos en época de cosecha?, ¿no hay trigo y maíz donde hace unos meses solo había tierra?".

Rico: "Sí, igual que todos los años".

Sabio: "Pues ahí tienes el tercer milagro...."

Rico: "Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero...." (el sabio lo interrumpe)

Sabio: "Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti... Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer".

Dicho esto, el poderoso rico se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado…

Joven: "Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿Por que te negaste a mostrarle uno al caballero rico?, ¿por qué lo haces ahora que no puede verlo?". 
 
Sabio: "Lo que el buscaba no era un milagro, sino un espectáculo. Le mostré tres milagros y no pudo verlos. Para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido"