lunes, 11 de octubre de 2021

Romería de la Virgen de El Cisne

Una cita anual esperada por toda la comarca de Loja es la romería de la Virgen de El Cisne, que congrega a miles de lojanos venidos de todas partes del mundo para honrar a su patrona.

Cuenta la tradición que allá por el año 1594 hubo una gran sequía en la parroquia de El Cisne acompañada de una hambruna que obligaba a los indígenas a buscar otras tierras para sobrevivir. Entonces se apareció la Virgen y manifestó que si se construía una iglesia en su honor ella velaría para que no se volviera a pasar hambre. Y así fue.

Altar de la Basílica


Un peregrino que iba al templo cumpliendo una promesa, desfallecido por la sed antes de llegar, se encomendó a la Virgen y brotó una fuente de agua pura y cristalina en un lugar siempre seco para que calmara la sed, hecho que multiplicó las visitas a la iglesia y al lugar donde manó el agua, que todavía se mantiene. Todo ello junto con otros hechos milagrosos movieron a las personas a ir en peregrinación a la iglesia, dando origen a una romería que anualmente congrega a miles de peregrinos.

En la actualidad se ha construido un precioso templo de estilo gótico para albergar la imagen de la Virgen, que llama poderosamente la atención por estar en medio de un humilde pueblo en medio de las montañas.



La tradición marca que a mediados de agosto se lleve en procesión la imagen de la Virgen desde su santuario habitual, en la basílica de El Cisne, hasta la catedral de Loja, caminando en tres jornadas y celebrando de Eucaristía en diversos puntos del recorrido. Lamentablemente, por causa de la pandemia, en los dos últimos años no se ha podido realizar la caminata a pie sino que se ha llevado directamente a la catedral.

Pero un grupo de amigos de la universidad hemos querido realizar la romería para darle gracias a Dios y encomendar a la Virgen el curso que comienza, para que siga protegiendo a todas las personas que se acercan con fe y devoción a la Virgen de El Cisne.

Sigue a continuación una memoria fotográfica y al final la ficha técnica de la caminata. Espero que les guste y se animen a realizarla!

MEMORIA FOTOGRAFICA

Preparados para caminar


Amanecer en El Cisne

La fuente del milagro

Un alto en la Cruz Blanca

Camino a San Pedro de la Bendita


Capilla en el camino


Iglesia de San Pedro de la Bendita

Y por fin Catamayo, fin de la primera etapa

Amanecer en Catamayo

Catamayo desde la carretera a Loja

Catamayo desde la carretera a Loja


Llegamos a la Y del Villonaco

Paisaje desde la carretera vieja


En la urna de la carretera vieja

Por fin, la central eólica!

Y un merecido descanso en el mirador

En la plaza de El Pedestal
Y por fin llegamos a la Catedral, cansados pero contentos


Ante el altar, venerando a la Virgen

FICHA TÉCNICA

Primer día (32,07 km)
5:00 salida desde Basílica de El Cisne. Trisagio
8:30 - 8:45 Cruz Blanca. Café
10:00 -10:30 San Pedro de la Bendita
12:10 El Guayabal
13:15 Catamayo


Segundo día (32,18 km)
5:00 Salida desde Catamayo. Trisagio
6:45 Desvío carretera alternativa
8:30 La Y de Villonaco
10:30-10:45 Urna carretera vieja
11:15-12:00 Descanso restaurante Eólico
14:20 Catedral de Loja

martes, 14 de septiembre de 2021

La molienda y el trapiche

Alguna vez me he preguntado de dónde sale el azúcar que consumimos. En Europa proviene sobre todo de la remolacha y en América de la caña de azúcar. Pero, ¿cómo es el proceso que se inicia en la caña y termina en la mesa?

Hace unos días tuve la oportunidad de visitar una 'molienda', el lugar donde se trabaja la caña para obtener la panela, de donde sale el azúcar moreno.

Me ha sorprendido por todo el trabajo artesanal que conlleva y cómo se sigue obteniendo de la misma forma desde hace muchos años, siguiendo tradiciones que se remontan a los tatarabuelos.

Comparto estas fotos con el proceso de elaboración de una forma muy resumida, como homenaje a esos pequeños empresarios que dedican su esfuerzo a la producción artesanal de azúcar.

Todo comienza con el corte de la caña, de la que hay que quitar las hojas y dejar solamente el tronco. Estas se dejan en el campo y serán quemadas, para que la ceniza haga de abono en la siguiente cosecha.


            

Luego hay que trasladar la caña hasta donde está el trapiche, lo cual se realiza a lomos de burritos que van cargados hasta arriba y caminan solos hasta su destino (¡van en modo piloto automático!)

La caña se va apilando para que sea triturada en el trapiche, y se pueda obtener el jugo de la caña. El trapiche es la máquina que realiza esa función. Antes era de madera operada por animales, pero ahora ya es con motor. Al pasar la caña entre los cilindros, la va triturando y el jugo se deposita en un recipiente.


El siguiente proceso es la condensación del líquido, para que se vaya evaporando el agua y vaya quedando cada vez más sólido, hasta llegar a la panela.

Para ello, se va pasando el jugo por diversos recipientes a elevada temperatura de manera que cada vez el producto se va solidificando un poco más. ¡Todo de forma manual! Para alimentar el horno se utiliza la misma caña triturada una vez seca.

Una vez evaporado el líquido y antes de que se enfríe la masa hay que removerla continuamente para que no se haga una masa compacta, y así va quedando granulada.
El siguiente paso es cribar el producto, para que se obtenga la textura deseada y se pueda empaquetar para su venta.


                

Una vez terminado, ya se coloca en sacos o en bolsas listas para la venta y degustación de una rica y sabrosa panela.

Este es el resumen de la visita a una molienda artesanal en Malacatos. Seguramente los ingenios azucareros ya tienen moliendas más industrializadas que sacan un mayor rendimiento por tonelada de caña, pero aún siguen estando estos sitios que sobreviven gracias a la gran labor de la gente que sigue con la tradición familiar durante varias generaciones. Desde aquí mi reconocimiento a esta labor tan abnegada y dura.

La Historia de la Semana

domingo, 29 de agosto de 2021

Los verdaderos milagros

La historia que comparto esta semana me ha encantado porque revela un grado de madurez que es muy deseable en todas las personas.

Y la trama es sencilla: el personaje que se cree poderoso reclama un milagro al sabio, pero no es consciente de los 'pequeños milagros' que continuamente ocurren a su alrededor.


A veces nos dirigimos a Dios para pedirle que nos resuelva una situación o un problema, y está bien porque El es que más sabe, pero seguramente sería mejor si le pedimos fortaleza, paciencia o humildad y que nos acompañe en nuestra tarea.

El texto se titula Los verdaderos milagros, y aunque es un poco largo espero les guste.
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Los verdaderos milagros 
Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque: un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del sabio.

- Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa, inclusive puedes hacer milagros.

- Soy una persona vieja y cansada... ¿cómo crees que yo podría hacer milagros?
 

- Pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos..... esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso.

- ¿Te referías a eso? Tú lo has dicho, esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo; esos milagros los hace Dios, yo sólo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego. Todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo.

- Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces..... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.


- Esta mañana, ¿volvió a salir el sol?

- Sí, claro que sí.

- Pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz.

- No, yo quiero ver un VERDADERO milagro. Oculta el sol, saca agua de una piedra.... Mira hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas.

- ¿Quieres un verdadero milagro? ¿No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?
 

- ¡¡Sí!!, fue un varón y es mi primogénito.

- Ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida.

- Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro...

- ¿Acaso no estamos en época de cosecha?, ¿no hay trigo y sorgo donde hace unos meses sólo había tierra?


- Sí, igual que todos los años.

- Pues ahí tienes el tercer milagro...

- Creo que no me he explicado, lo que yo quiero...

- Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti... si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer.
Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda; cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo  desconcertado, y le dijo:

- Maestro: te he visto hacer milagros como éste casi todos los días, ¿por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿por qué lo haces ahora que no puede verlo?

- Lo que él buscaba no era un milagro, era un espectáculo. Le mostré tres milagros y no pudo verlos.... para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. 

El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido




La Historia de la Semana