domingo, 6 de mayo de 2018

Llámale...

Todos tenemos experiencias de lo bueno y de lo malo, de lo que nos gusta y de lo que no, de acertar y de equivocarnos,...

Son situaciones de la vida que no podemos evitar. Pero sí podemos darles el sentido correcto para que no nos afecten y nos dominen.
Aquí entra en juego la madurez necesaria para saber aceptar y encajar las diversas circunstancias que nos acontecen. Y el lenguaje desempeña un papel importante a la hora de designar las cosas.

La historia de esta semana nos lo recuerda de forma muy bonita, con este texto titulado Llámale...
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Llámale...   

A eso de caer y volver a levantarte,
de fracasar y volver a comenzar,
de seguir un camino y tener que torcerlo,
de encontrar el dolor y tener que afrontarlo,
a eso, no le llames adversidad,
llámale SABIDURIA.


A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente,
de fijarte una meta y tener que seguir otra,
de huir de una prueba y tener que encararla,
de planear un vuelo y tener que recortarlo,
de aspirar y no poder,
de querer y no saber,
de avanzar y no llegar,
a eso, no le llames castigo,
llámale ENSEÑANZA.

A eso, de pasar días juntos radiantes,
días felices y días tristes,
días de soledad y días de compañía,
a eso, no le llames rutina,
llámale EXPERIENCIA.

A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan,
y tu cerebro funcione y tus manos trabajen,
y tu alma irradie y tu sensibilidad sienta,
y tu corazón ame,
a eso, no le llames poder humano,
llámale MILAGRO.



La Historia de la Semana

miércoles, 2 de mayo de 2018

La Primavera

Aunque la primavera se resiste a hacer acto de presencia, al menos oficialmente ya está aquí.

Y para celebrarlo con unos minutos de música relajante, nada mejor que escuchar precisamente el fragmento de la obra Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi dedicado a la primavera, que nos evoca las flores y el buen tiempo.

Un dato curioso que me sorprendió es que, aunque ahora es muy conocido, Vivaldi se hizo famoso sobre los años 50 del siglo pasado, y en su tiempo falleció en la pobreza.

Hay muchos videos con esta obra, de los que he seleccionado dos versiones. El primero con paisajes de la naturaleza primaveral, como no podía ser de otra forma, y el segundo con una interpretación a cargo de una orquesta de cámara. Duran casi 10 minutos, pero merece la pena escucharlos.

Aquí va el primero:


Y aquí va el segundo:

La Historia de la Semana

lunes, 30 de abril de 2018

La cajita dorada


Cuando nos hacemos mayores normalmente vamos perdiendo la mirada inocente de las cosas, dando entrada a los prejuicios, resentimientos, ideas negativas de los demás,...

Por eso es importante volver la mirada atrás y recordar la infancia y la niñez para no perder esos valores tan importantes que nos ayudan a ser felices y encontrar la situación justa en cada momento, sin ideas preconcebidas que alteran la realidad.
La historia de esta semana trata precisamente de la distinta mirada que tienen un padre y su hija acerca de un regalo, una cajita dorada.

Y recuerda el conocido consejo de Jesucristo de hacerse como niños, pues de los son como niños es el reino de los cielos.
 

A continuación esta preciosa historia sobre la humildad y sencillez titulada La cajita dorada.

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La cajita dorada

La historia dice que hace algún tiempo un hombre castigó a su hija de cinco años de edad por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver que era muy caro. El dinero estaba escaso y él se enojó aun más cuando la niña pegó el papel dorado para decorar una caja y ponerla debajo del árbol de Navidad. 


Sin embargo, la niñita le trajo la caja de regalo a su padre la mañana siguiente y le dijo:

-"Esto es para ti, papá".

El padre estaba avergonzado por su anterior reacción exagerada, pero su enojo apareció de nuevo cuando encontró que la caja estaba vacía. Le habló a su hija de una manera recia: 


-"¿No sabes, jovencita, que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo dentro del paquete?" 
 
La niñita lo miró con lágrimas en sus ojos y le dijo:

-"Papá, no está vacía. Le puse besitos hasta que se llenó".

El padre quedó turbado y confundido. Cayó de rodillas y abrazó a su pequeña hija; le rogó que lo perdonara por su enojo innecesario y guardó su cajita dorada con esmero.


La Historia de la Semana