viernes, 15 de mayo de 2015

El caleidoscopio

Creo que es en El Principito de Saint Exupéry donde se menciona la famosa frase que dice que lo importante es invisible a los ojos.

Efectivamente, hay realidades vitales que no entran dentro del campo de lo observable físicamente pero que tienen una existencia clara. Y la más importante de ellas es el amor.

Es difícil, por no decir imposible, medir el grado de amor de una persona, aunque sí conocemos su máxima expresión: dar la vida por la persona amada.

El cuento de esta semana refleja de una manera clara esta sencilla idea, invitándonos a reflexionar sobre ello.

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El caleidoscopio
 

Existía un hombre que, a causa de 
una guerra en la que había peleado de joven, había perdido la vista. Este hombre, para poder subsistir y continuar con su vida, desarrolló una gran habilidad y destreza con sus manos, lo que le permitió destacarse como un estupendo artesano. 

Sin embargo, su trabajo no le permitía más que asegurarse el mínimo sustento, por lo que la pobreza era una constante en su vida y en la de su familia.


Cierta Navidad, quiso obsequiarle algo a su hijo de cinco años, que nunca había conocido más juguetes que los trastos del taller de su padre, con los que fantaseaba reinos y aventuras. Su papá tuvo entonces la idea de fabricarle, con sus propias manos, un hermoso caleidoscopio. 

En secreto y por las noches, fue recolectando piedras de diversos tipos, que trituraba en decenas de partes; pedazos de espejos, vidrios, metales, maderitas,...

Al terminar de la cena de nochebuena, pudo, finalmente, a partir de la voz del pequeño, imaginar la sonrisa de su hijo al recibir el precioso regalo. 

El niño no cabía en sí de la dicha y la emoción que aquella increíble Navidad le había traído de las manos rugosas de su padre ciego, bajo las formas de aquel maravilloso juguete que él jamás había conocido.... 

Durante los días y las noches siguientes el niño fue a todo sitio portando el preciado regalo, y con él regresó a sus clases en la escuela del pueblo. 

En los tiempos de recreo, entre clase y clase, el niño exhibió y compartió, henchido de orgullo, su juguete, con sus compañeros, que se mostraban igual de fascinados con aquella maravilla. 

Uno de aquellos pequeños finalmente se acercó al hijo del artesano, y le preguntó, con la ambiciosa intriga que sólo un niño puede expresar:

-Oye, qué maravilloso calidoscopio te han regalado... ¿dónde te lo compraron?, no he visto jamás nada igual en el pueblo... 

Y el niño, orgulloso de poder revelar aquella verdad emocionante desde su pequeño corazón, le contestó:


-No, no me lo compraron en ningún sitio... me lo hizo mi papá.

A lo que el otro pequeño replicó con cierta sorna, y tono incrédulo: 

-¿Tu padre...? Eso es imposible... ¡si tu padre es ciego!

Nuestro pequeño amigo se quedó mirando a su compañero, y al cabo de una pausa sonrió como sólo un portador de verdades absolutas puede hacerlo, y le contestó

-Sí... mi papá esta ciego... ¡pero solamente de los ojos!




La Historia de la Semana

sábado, 9 de mayo de 2015

El día más bello...

Pocas personas han tenido un influjo tan grande en los finales del siglo XX como la Madre Teresa de Calcuta.

De origen albanés, dedico todos sus esfuerzos a ayudar a los más pobres de los pobres y a los moribundos en la ciudad de Calcuta durante más de 45 años. Allí fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad, cuya obra social se ha extendido por todo el mundo.

En reconocimiento a su labor le otorgaron el Premio Nobel de la Paz el año 1979, y por el ejemplo de su vida entregada a Cristo y a los pobres fue beatificada por Juan Pablo II en el año 2003.

La Madre Teresa no tiene una gran obra escrita. Pero sí ha reflejado algunos de sus pensamientos en frases que expresan los valores que vivió durante toda su vida y son fuente de meditación para nosotros. 

Aquí comparto estos que me han llegado, reflexionando sobre las cosas mejores que podemos encontrar...

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El día más bello...

El día más bello... Hoy

La cosa más fácil...Equivocarse

El obstáculo más grande... El miedo

El error mayor... Abandonarse

La raíz de todos los males... El egoísmo

La peor derrota... El desaliento


La primera necesidad... Comunicarse

Lo que más hace feliz... Ser útil a los demás

El peor defecto... El mal humor


El sentimiento más ruin... El rencor

El regalo más bello... El perdón

La sensación más grata... La paz interior

La fuerza más potente del mundo… La fe


Lo más bello de todo... El amor

La distracción más bella... El trabajo


Los mejores profesores... Los niños

El misterio más grande... La muerte

La persona más peligrosa... La mentirosa


Lo más imprescindible...El hogar

La ruta más rápida...El camino recto

El resguardo más eficaz...El optimismo

La mayor satisfacción... El deber cumplido

Las personas más necesarias...Los padres




La Historia de la Semana

miércoles, 29 de abril de 2015

¿Cual es mi hijo predilecto?

Dentro de poco celebramos el Día de la Madre en España y me ha parecido oportuno compartir este texto que me ha encantado.

Pienso que es de justicia hacer honor a las madres pues de forma callada pero continua se desviven por sus hijos, dándoles lo mejor que tienen: su amor y su corazón.

En el blog ya han aparecido varias entradas dedicadas a las madres en este día, como A mi madre le decían loca y Gracias mamá, entre otras. 

En esta ocasión el texto hace una pequeña reflexión sobre una cuestión interesante: ¿cuál es el hijo preferido para una madre?

Aquí va a continuación, dedicado con cariño a todas las madres que se asoman a este blog.

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​El hijo predilecto

Cierta vez preguntaron a una madre cuál era su hijo predilecto. Ella, dejando entrever una sonrisa, respondió:


Nada es más voluble que un corazón de madre, y, como madre, te respondo: el hijo predilecto, aquel a quien me dedico en cuerpo y alma es...

Mi hijo enfermo, hasta que sane.

El que partió, hasta que vuelva.

El que está cansado, hasta que descanse.


El que está con hambre, hasta que se alimente.

El que está con sed, hasta que beba.

El que está estudiando, hasta que aprenda.

El que está desnudo, hasta que se vista.

El que no trabaja, hasta que se emplee. 


El que se enamora, hasta que se case.

El que se casa, hasta que conviva.

El que es padre, hasta que eduque a sus hijos.

El que prometió, hasta que cumpla.

El que debe, hasta que pague.

El que llora, hasta que calle.


Y ya con el semblante bien distante de aquella sonrisa, completó:

El que ya me dejó… hasta que lo reencuentre…


La Historia de la Semana