jueves, 23 de mayo de 2013

El rey de la selva

Siempre se dice que 'el león es el rey de la selva'.

Pero hay que tener mucho cuidado para que no se le suba a la cabeza y se olvide de la realidad...

La historia de esta semana trata en clave de humor, siempre tan necesario en la vida, esta misma idea.

Y la moraleja es clara: no hay que dejarse llevar por las adulaciones de los demás pues al final se tiene una visión distorsionada de la realidad.

Aquí va a continuación El rey de la selva.

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El rey de la selva


Un día el viejo león se despertó y conforme se desperezaba se dijo que no recordaba haberse sentido tan bien en su vida. El león se sentía tan lleno de vida, tan saludable y fuerte que pensó que no habría en el mundo nada que lo pudiese vencer. 


Con este sentimento de grandeza, se encaminó hacia la selva, allí se encontró con una víbora a la que paró para preguntarle:
 

-Dime, víbora, ¿quién es el rey de la selva?
 

-Tú, por supuesto -le respondió la víbora, alejándose del león a toda marcha.

El siguiente animal que se encontró fue un cocodrilo, que estaba adormecido cerca de una charca. El león se acercó y le preguntó:


-Cocodrilo, dime ¿quién es el rey de la selva?

-¿Por qué me lo preguntas? -le dijo el cocodrilo- si sabes que eres tú el rey de la selva.

Así continuó toda la mañana. A cuanto animal le preguntaba todos le respondían que el rey de la selva era él. 


 Pero, hete ahí que de pronto, le salió al paso un elefante. 

 -Dime elefante -le preguntó el león ensoberbecido- ¿sabes quién es el rey de la selva?

Por toda respuesta, el elefante enroscó al león con su trompa levantándolo cual si fuera una pelota, lo tiraba al aire y lo volvía a recoger...hasta que lo arrojó al suelo poniendo sobre el magullado y dolorido león su inmensa pata.

-Muy bien, basta ya, lo entiendo -atinó a farfullar el dolorido león- pero no hay necesidad de que te enfurezcas tanto, ¡porque no sepas la respuesta!

 


La Historia de la Semana

viernes, 17 de mayo de 2013

Cuatro defectos de los padres

Cuando hablamos de educación solemos pensar inconscientemente que va dirigida a jóvenes y adolescentes para lograr transmitir una serie de valores y conocimientos que les ayuden en su vida futura. Y es correcto.

Pero también hay una parte que corresponde a los educadores, que deben aprender a relacionarse con sus educandos de manera que la acción educativa gane en eficacia y produzca mejores resultados.

He encontrado este artículo que hoy resumo, de la profesora Victoria Cardona, titulado Cuatro defectos de los padres, que me ha resultado muy valiente y claro para lograr esa eficacia en la educación.

Aunque va dirigido especialmente a padres se puede aplicar perfectamente a todos aquellos que nos dedicamos al mundo educativo, pues señala unos defectos en los que casi todos hemos caído alguna vez, y conviene tenerlos claros para evitarlos.


Este artículo se complementa muy bien con el Decálogo para formar un delincuente, y creo que son de lectura obligada para todas las personas interesadas en la educación en valores de nuestros jóvenes, especialmente padres y educadores.

Espero que sea útil a todos los que lo lean.

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Cuatro defectos de los padres


1. Proyectarse en los hijos
A veces puede suceder que proyectamos en los hijos nuestras debilidades, limitaciones o frustraciones. Por ejemplo, es bastante corriente que si uno no ha triunfado profesionalmente en una carrera ansía que no se repita esta experiencia en el hijo. 

No se puede programar su vida; se debe educar su libertad, con respeto por su individualidad y descubriendo sus particulares posibilidades.

2. Sobre-proteccionismo
Consiste en un concepto exagerado del amor que no permite que el hijo o la hija tenga la posibilidad de equivocarse, ni de hacer algo por propia iniciativa. 

La protección se hace necesaria cuando hay un peligro real para el niño o niña. Pero esto no se puede confundir con intervenir continuamente en sus decisiones.

De lo que se trata es que tengan la oportunidad de conocer por sí mismos el riesgo de la libertad y que encuentren las soluciones adecuadas después de un fracaso, incrementando su autonomía. Lo contrario lleva a la baja autoestima y la falta de seguridad de niños.

3. Autoritarismo
Lo llevan a cabo aquellos padres y madres que tienen miedo de perder el control de todo y utilizan órdenes, gritos o amenazas para obligar a hacer algo. 

La señal de esta manera de hacer es la arbitrariedad, se ordena cualquier cosa, sin reflexionar antes si era lo conveniente y sin explicar las razones de la orden que se da. Todo es por imposición.

Es un abuso de poder y la máxima anulación de la personalidad del hijo o hija. Sólo consiguen el desconcierto de los niños o la desobediencia de los jóvenes. El resultado educativo casi siempre es el de forjar personas con timidez o con una gran rebeldía.

4. Rigidez
Esta actitud conlleva ser incapaces de rectificar, de cambiar de opinión; no se está dispuesto a escuchar ni a enterarse del porqué de una actuación determinada. 

Se cree que siempre se tiene la razón. La base de la buena comunicación es la confianza. 

Hijos e hijas pueden tener ideas diferentes a las de sus progenitores y, no por esto, dejar de ser buenas.


jueves, 16 de mayo de 2013

Ormie The Pig

¿Qué estamos dispuestos a hacer por unas buenas galletas? ¿O por algo que realmente nos gusta? Yo tengo amigos que serían capaces de cualquier cosa con tal de conseguirlo...

Pues a este simpático cerdito que responde al nombre de Ormie le pasa exactamente igual: el frasco de galletas se convierte en una obsesión y es capaz de lo inimaginable para hacerse con él.

Este corto de animación, titulado Ormie The Pig, se estrenó en el 2010 y ha recibido varios galardones.

Es un monumento a la perseverancia realizado en clave de humor, y resulta muy simpático. ¡Espero que os guste!




La Historia de la Semana