jueves, 12 de enero de 2012

The Highwayman

El tema musical de esta semana es una balada de Loreena McKennitt con letra de un poema de Alfred Noyes titulado The Highwayman, que se podría traducir por El bandolero.

Narra una bonita (y triste) historia de amor entre un salteador de caminos y la hija del dueño de la posada. Cuando va a despedirse de ella para otra de sus correrías, un pretendiente celoso lo denuncia y ... ocurre la tragedia.

Alfred Noyes es un poeta inglés del siglo pasado que es conocido sobre todo por esta balada.

He encontrado dos versiones que me han parecido sugerentes para compartir. 

La primera es una versión original de la propia cantante, que me parece muy buena.

La segunda es un video con una colección de pinturas de Goya.

La cantante canadiense Loreena McKennitt ya ha salido por el blog aquí y aquí, pues sus melodías tansmiten una paz y tranquilidad que me parecen bastante necesarias hoy día.

Aquí va el primer video, en versión original:



Y aquí el segundo, con las pinturas de Goya:




Y por último la letra del poema en español:

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Alfred Noyes
“El bandolero” , The Highwayman

Primera Parte

I
El viento era un torrente de oscuridad entre los racheados árboles,
la luna, un galeón fantasmagórico zarandeado en mares nubosos,
la carretera, un cinta de luz lunar sobre el páramo púrpura,
y el salteador venía cabalgando...
cabalgando... cabalgando...
el salteador llegó cabalgando hasta la vieja puerta de la posada.

II
Llevaba sobre la frente un bicornio francés, una lazada de encaje bajo el mentón,
un abrigo de terciopelo granate y calzones de gamuza canela,
todo ajustado sin arruga alguna: ¡las botas altas hasta el muslo!
Y cabalgaba con un rutilar de joyas,
la culata de su pistola, un rutilar
la empuñadura de su estoque,
un rutilar, bajo el ciejo enjoyado.

III
Sobre los adoquines chacoloteó y resonó en el oscuro patio de la posada,
y repiqueteó con su fusta en los postigos, pero todo estaba cerrado y trancado;
silbó una melodía hacia la ventana,
y a quien debería estar ahí esperando:
sólo a la hija de ojos negros del dueño,
Bess, la hija del dueño,
trenzando un nudo de amor rojo oscuro en su largo y negro cabello.

IV
Y oscuro, en el viejo y oscuro patio de la posada, un portillo del establó chirrió
donde Tim el guadarnés escuchaba; su rostro blanco y afilado;
sus ojos eran pozos de locura, su pelo como heno mohoso,
pero él amaba a la hija del dueño,
a la hija de labios rojos del dueño,
mudo como un perro escuchaba y oyó al ladrón decir:

V
“Un beso, maja mía, corazón; ando tras un trofeo esta noche,
pero estaré de vuelta con el oro amarillo antes de luz matutina;
pero, si andan pisándome los talones y sin descanso me persiguen todo el día,
entonces búscame a la luz de la luna,
vela por mí a la luz de la luna,
vendré a ti bajo la luz de la luna, aunque el Infierno bloquee el camino.”

VI
Él se elevó sobre los estribos; apenas podía alcanzar la mano de ella,
¡pero ella soltó el cabello sobre el marco de la ventana!
La cara de él ardía como una tea
cuando la negra cascada de perfume se desparramaba sobre su pecho;
y el besó sus ondas a la luz de la luna,
(¡Oh, dulces, negras ondas a la luz de la luna!).
Entonces tiró de las riendas a la luz de la luna,
y se marchó galopando hacia el poniente.

Segunda Parte

I
El no llegó a la aurora; no llegó al mediodía;
y al rojizo atardecer, antes del orto lunar,
cuando la carretera era una cinta gitana, serpenteando el páramo púrpura,
una compañía de casacas rojas venía marchando...
marchando... marchando...
los hombres del rey Jorge llegaron marchando,
hasta la vieja puerta de la posada.

II
No dijeron una palabra al dueño, aunque sí bebieron de su cerveza,
pero amordazaron a su hija y la ataron a la pata de su estrecha cama;
dos de ellos se arrodillaron junto al marco de su ventana, ¡con mosquetes a su lado!
Había muerte en cada ventana;
e infierno en una ventana oscura;
para que Bess pudiera ver, a través de su marco, la carretera que el recorrería.

III
Ellos la habían atado en posición firme, entre risitas y bromas;
al lado de ella habían sujetado un mosquete, ¡con el cañón bajo su pecho!
“Ahora, ¡vela cuidadosamente!” y la besaron.
Ella oyó al muerto decir:
“Búscame a la luz de la luna;
vela por mí a la luz de la luna;
¡vendré a ti bajo la luz de la luna, aunque el Infierno bloquee el camino!”

IV
Ella se retorció las manos a su espalda; ¡pero todos los nudos estaban bien firmes!
Contorsionó las manos hasta que sus dedos no estuvieron húmedos de sudor o sangre!
Se estiraban y tensaban en la oscuridad, y las horas se arrastraban como años,
hasta que, entonces, al filo de la medianoche,
exactamente, al filo de la medianoche,
¡la punta de un dedo lo tocó! ¡Al menos el gatillo era suyo!

V
La punta de un dedo lo tocó; ¡ya no se esforzó por el resto!
En vela, ella se mantuvo firme, con el cañón bajo su pecho,
no se arriesgaría a que la oyeran; no se esforzaría otra vez;
porque la carretera estaba al descubierto bajo la luz de la luna;
despejada y al descubierto bajo la luz de la luna;
y la sangre de sus venas a la luz de la luna latía con fuerza por refrenar su amor.

VI
¡Troc-troc; troc-troc! ¿Lo habrán oído? Los cascos del caballo sonando claramente;
troc-troc; troc-troc, ¿a lo lejos? ¿Estarán sordos que no le han oído?
Por la cinta de luz de luna abajo, por sobre la cima de la colina,
¡el salteador venía cabalgando,
cabalgando, cabalgando!
¡Los casacas rojas miraron sus detonadores! Ella se mantuvo, firme y en silencio!

VII
¡Troc-troc, en el helado silencio! ¡Troc-troc, en la noche reverberante!
¡Él se acercaba más y más! ¡La cara de ella era como una luz!
Los ojos de ella se ensancharon por un instante;
tomó aire profundamente una última vez,
y movió el dedo a la luz de la luna,
su mosquete hizo añicos la luz de la luna,
destrozó su pecho a la luz de la luna y le avisó a él... con su muerte.

VIII
Él se volvió; espoleó hacia el poniente; ¡no sabía quien estaba
inclinada, con su cabeza sobre el mosquete, empapada con su propia sangre roja!
No hasta que al alba lo oyó -su cara se puso gris al oírlo-
como Bess, la hija del dueño,
la hija de ojos negros del dueño,
había velado por su amor a la luz de luna, y allí había muerto en la oscuridad.

IX
¡Retornó, espoleando como un loco, gritando una maldición al aire,
con la blanca carretera humeando tras de sí y su estoque blandiendo en alto!
Rojo sangre eran sus espuela bajo el mediodía brillante;
rojo vino, su abrigo de terciopelo,
cuando lo mataron de un tiro en el camino,
abatido como un perro en el camino,
y yace sobre su sangre en el camino, con la lazada de encaje en su garganta.

X
Y aún hoy, dicen, de una noche de invierno, cuando el viento está en los árboles,
cuando la luna es un galeón fantasmagórico zarandeado en mares nubosos,
cuando la carretera es un cinta de luz lunar sobre el páramo púrpura,
un salteador llega cabalgando...
cabalgando... cabalgando...
un salteador llega cabalgando hasta la vieja puerta de la posada.

XI
Sobre los adoquines chacolotea y resuena en el oscuro patio de la posada,
y repiquetea con su fusta en los postigos, pero todo está cerrado y trancado;
silba una melodía hacia la ventana, y a quien debería estar ahí esperando
sólo a la hija de ojos negros del dueño,
Bess, la hija del dueño,
trenzando un nudo de amor rojo oscuro en su largo y negro cabello. 



La Historia de la Semana 

miércoles, 11 de enero de 2012

Convencer vs Derrotar

Pasadas las fiestas de Navidad retornamos a los temas educativos, con un artículo que me ha parecido interesante para compartir.

Hay personas que se toman las discusiones o los debates como una guerra: tienen que vencer a toda costa pasando por encima de lo que sea o de quien sea.

La historia de esta semana es un resumen de una conferencia del profesor Juan Manuel Mora, de la Universidad de Navarra, que trata sobre los beneficios de convencer antes que derrotar en una conversación, y, por extensión, me ha parecido muy útil para los que nos dedicamos a la educación en valores de jóvenes y adolescentes, en la que nos interesa transmitir lo mejor de nosotros mismos de manera que sea asumido por ellos y no impuesto a la fuerza.

Se fija especialmente en tres aspectos: el mensaje que queremos transmitir, la persona que lo transmite y la forma de hacerlo, concluyendo que con mensajes positivos, relevantes y claros; transmitidos por personas creíbles, empáticas y amables; de forma profesional, transversal y gradual, la comunicación de ideas y valores alcanza buenos resultados.

El resumen viene a continuación. Es un poco largo pero creo que merece la pena leerlo. La conferencia completa se puede ver aquí y aquí.

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Convencer vs. Derrotar

Sobre el mensaje a transmitir: 

1) El mensaje ha de ser positivo. Los públicos atienden a informaciones de todo género y toman buena nota de las protestas y las críticas. Pero secundan sobre todo proyectos y propuestas positivas. “Más vale encender una luz que maldecir la oscuridad”.

2) El mensaje ha de ser relevante. O sea, significativo para quien escucha, no solamente para quien habla. Hay que  conocer sus preguntas antes de proponer las respuestas.

3) El mensaje ha de ser claro. La comunicación no es principalmente lo que el emisor explica, sino lo que el destinatario entiende.

A veces, cuando la comunicación no funciona, se adopta una actitud equivocada y se traslada la responsabilidad al receptor: se considera a los demás como ignorantes, incapaces de entender. Más bien, la norma ha de ser la contraria: esforzarse por ser cada vez más claros, hasta lograr el objetivo que se pretende.

Sobre la persona que lo transmite:

1) Para que un destinatario acepte un mensaje, la persona que lo propone ha de merecer credibilidad, que se fundamenta en la veracidad y la integridad moral.

2) Hay que tener empatía. La comunicación es una relación que se establece entre personas, no un mecanismo anónimo de difusión de ideas. Cuando se habla de modo frío, se amplía la distancia que separa del interlocutor.

La empatía no implica renunciar a las propias convicciones, sino ponerse en el lugar del otro. En la sociedad actual, convencen las respuestas llenas de sentido y de humanidad.

3) Hay que ser cortés y amable. En los debates públicos proliferan los insultos personales y las descalificaciones mutuas. La claridad no es incompatible con la amabilidad.  Con amabilidad se puede dialogar; sin amabilidad, el fracaso está asegurado de antemano.

Sobre el modo de transmitirlo:  

1) Profesionalidad.  Cada campo del saber tiene su metodología; cada actividad, sus normas; y cada profesión, su lógica. Y hay que dominarlas.

2) Transversalidad.  No cerrarse  a las propias convicciones personales o políticas y ver las situaciones desde diversos puntos de vista. Estar abierto para comprender otras posturas.

3) Gradualidad.  La comunicación de ideas tiene mucho que ver con el “cultivo”: sembrar, regar, podar, limpiar, esperar, antes de cosechar. Lo contrario de este principio es la prisa y el cortoplacismo que llevan a la impaciencia y muchas veces también al desánimo, porque es imposible lograr objetivos de entidad en plazos cortos.

A estos nueve principios habría que agregar uno de orden técnico: la brevedad (regla de oro de la comunicación) y otro de orden global: la caridad (que impregna todos los demás).

La caridad es el contenido, el método y el estilo de la educacion en valores y comunicación de la fe; la caridad convierte el mensaje cristiano en positivo, relevante y atractivo; proporciona credibilidad, empatía y amabilidad a las personas que comunican; y es la fuerza que permite actuar de forma paciente, integradora y abierta.

Juan Manuel Mora, Universidad de Navarra


La Historia de la Semana 
 

miércoles, 4 de enero de 2012

Peddington at Five

Dentro de la sección musical comparto esta semana el tema Peddington at Five (algo así como A las 5 en Peddington) del grupo aleman Tangerine Dream, publicado dentro de su álbum Flame en 2009.

Este tema se encuadra dentro del conocido como rock progresivo electrónico (¡hay que ver los nombres que se inventan!) y de la música ambiental.

En realidad casi todo el disco está elaborado por Edgar Froese, quien se encarga de los teclados y sintetizadores.

Al final resulta una música muy agradable y fácil de oir, donde predomina la calma y las melodías tranquilas, estando especialmente recomendado para esos momentos de relajación semanal tan necesarios.

El video que acompaña es también agradable de ver.

¡Espero que os guste!




La Historia de la Semana