sábado, 18 de octubre de 2008

Llámale...

Para pensar un poco y situar las cosas en su justo sitio.


Abrazos y feliz finde,


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LLAMALE...



A eso de caer y volver a levantarte,


de fracasar y volver a comenzar,


de seguir un camino y tener que torcerlo,


de encontrar el dolor y tener que afrontarlo,


a eso, no le llames adversidad,


llámale SABIDURIA.



A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente,


de fijarte una meta y tener que seguir otra,


de huir de una prueba y tener que encararla,


de planear un vuelo y tener que recortarlo,


de aspirar y no poder,


de querer y no saber,


de avanzar y no llegar,


a eso, no le llames castigo,


llámale ENSEÑANZA.



A eso, de pasar días juntos radiantes,


días felices y días tristes,


días de soledad y días de compañía,


a eso, no le llames rutina,


llámale EXPERIENCIA.



A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan,


y tu cerebro funcione y tus manos trabajen,


y tu alma irradie y tu sensibilidad sienta,


y tu corazón ame,


a eso, no le llames poder humano,


llámale MILAGRO.

viernes, 3 de octubre de 2008

Dos monjes

¿Hasta qué punto nuestro pasado condiciona nuestro futuro?
¿Somos libres para decidir nuestras acciones?
Esto y más en la historia de esta semana.
Abrazos y feliz finde!

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Dos monjes iban caminando por el campo al atardecer; mientras caminaban, oraban y reflexionaban.

Un poco antes de acercarse a un río que tenían que cruzar, el cual no tenía puente para hacerlo, se les acercó una mujer de baja estatura, pidiéndoles que le ayudaran a cruzar el río. Uno de ellos inmediatamente dijo que sí, mientras el otro lo veía con mirada de desaprobación.


El que se apuntó para ayudar a la pequeña mujer la subió en sus hombros y terminado el río la bajó de sus hombros, la mujer quedó muy agradecida con ese monje.

Los monjes siguieron su camino y el que no aprobó la decisión empezó a reclamarle al monje que ayudó a la mujer a cruzar el río acerca de su comportamiento: ¿Porqué subiste a esa mujer a tus hombros?, ¿no sabes que en el convento nos tienen prohibido mantener contacto con mujeres?

El monje que había ayudado a la mujer no respondía a las preguntas del otro monje. Siguieron su camino y el monje insistía en sus preguntas, a lo que el otro monje no respondía.

Poco antes de llegar al convento, el monje le volvió a cuestionar acerca de lo que había hecho y por fin el monje respondió: Hace más de cuatro horas que esta mujer ya no está cerca de mi cabeza, pero sigue en la tuya. ¿Qué ganas con hacerte daño al tener en tu mente cosas del pasado?, ¿qué ganas con tener en tu mente cosas que a ti no te afectan?

viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Buena suerte o mala suerte?

¿Cómo acogemos los sucesos cotidianos?
Aqui va una bonita historia para compartir.
Un fuerte abrazo, feliz finde y hasta la próxima semana!!

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¿Buena suerte o mala suerte?



Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:


-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!


El hombre lo miró y le dijo:


-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.


Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:


-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!


El hombre lo miró y le dijo:


-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.


Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:


-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.


El hombre, otra vez lo miró y dijo:


-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.


Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:


-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!


Otra vez el hombre lo miró diciendo:


-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.