Comparto esta semana un precioso cuento de Oscar Wilde titulado El Príncipe feliz, un cuento clásico para resaltar el amor y la generosidad de las personas, y muy apropiado para la Navidad.
En estos tiempos donde prima el individualismo y casi todas las personas van a lo suyo, sin tener en cuenta a los demás, los protagonistas de esta historia (la estatua del príncipe y una golondrina) nos dan una lección de amor y generosidad hasta el fin.
En todo momento tienen presente las necesidades de las personas que están en apuros y lo ponen por delante de sus propios gustos.
El cuento original es un poco largo, y aquí va un resmen elaborado por un amigo.
Además he encontrado una versión en animación del cuento completo para niños, que va al final de todo. ¡Espero que os guste!
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El Príncipe Feliz
Era una vez un Príncipe que amaba mucho a su país, pero desgraciadamente murió a los 33 años. El Rey, su padre, estaba muy triste y levantó una estatua de su hijo en la plaza principal de la ciudad.
La estatua estaba cubierta de hojas de oro puro y piedras preciosas. Un día, una pequeña golondrina migratoria que se había quedado retrasada de su bandada, se refugió en la estatua.
Cuando estaba a punto de dormirse, le cayeron unas gotas de agua. Al mirar hacia arriba, se dio cuenta que eran lágrimas del Príncipe.
- ¿Por qué lloras?-, le preguntó la pequeña golondrina.
- Lloro porque hay mucha gente que sufre y vive en la miseria. ¿Podrías quedarte conmigo por un día y ser mi mensajera para toda esa gente necesitada?
La golondrina, que estaba desesperada por reunirse con su bandada, aceptó a regañadientes. Entonces, el Príncipe le dijo:
- Cuando se levante el sol, arráncame una de mis joyas y llévasela a la madre que está cuidando a su hijo enfermo y moribundo; es demasiado pobre para llevarlo al médico.
La madre, que recibió el regalo sorpresa, inmediatamente llevó a su hijo al médico.
Entonces el Príncipe convenció a la golondrina para que se quedara unos días más... de manera que cada día la golondrina le arrancaba algunas joyas y láminas de oro para ayudar a las personas necesitadas ... ¡la golondrina permitió que el Príncipe le persuadiera para ayudarle a llegar a todos las personas necesitadas!
Así, día tras día, la golondrina consumió todas sus energías, hasta que fue hallada muerta a los pies de la estatua del Príncipe, quien ya había sido despojado de toda su riqueza.
- Tráiganme las dos cosas más hermosas de la ciudad, dijo Dios a uno de su Ángeles.
Y el Ángel le trajo el corazón de plomo de la estatua y el pájaro muerto.
- Has elegido bien, dijo Dios, porque en el jardín de mi Paraíso ese pajarito cantará por siempre y en mi ciudad dorada el Príncipe Feliz me alabará.
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Y en video en la versión extendida:
En estos tiempos donde prima el individualismo y casi todas las personas van a lo suyo, sin tener en cuenta a los demás, los protagonistas de esta historia (la estatua del príncipe y una golondrina) nos dan una lección de amor y generosidad hasta el fin.
En todo momento tienen presente las necesidades de las personas que están en apuros y lo ponen por delante de sus propios gustos.
El cuento original es un poco largo, y aquí va un resmen elaborado por un amigo.
Además he encontrado una versión en animación del cuento completo para niños, que va al final de todo. ¡Espero que os guste!
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El Príncipe Feliz
Era una vez un Príncipe que amaba mucho a su país, pero desgraciadamente murió a los 33 años. El Rey, su padre, estaba muy triste y levantó una estatua de su hijo en la plaza principal de la ciudad.
La estatua estaba cubierta de hojas de oro puro y piedras preciosas. Un día, una pequeña golondrina migratoria que se había quedado retrasada de su bandada, se refugió en la estatua.
Cuando estaba a punto de dormirse, le cayeron unas gotas de agua. Al mirar hacia arriba, se dio cuenta que eran lágrimas del Príncipe.
- ¿Por qué lloras?-, le preguntó la pequeña golondrina.
- Lloro porque hay mucha gente que sufre y vive en la miseria. ¿Podrías quedarte conmigo por un día y ser mi mensajera para toda esa gente necesitada?
La golondrina, que estaba desesperada por reunirse con su bandada, aceptó a regañadientes. Entonces, el Príncipe le dijo:
- Cuando se levante el sol, arráncame una de mis joyas y llévasela a la madre que está cuidando a su hijo enfermo y moribundo; es demasiado pobre para llevarlo al médico.
La madre, que recibió el regalo sorpresa, inmediatamente llevó a su hijo al médico.
Entonces el Príncipe convenció a la golondrina para que se quedara unos días más... de manera que cada día la golondrina le arrancaba algunas joyas y láminas de oro para ayudar a las personas necesitadas ... ¡la golondrina permitió que el Príncipe le persuadiera para ayudarle a llegar a todos las personas necesitadas!
Así, día tras día, la golondrina consumió todas sus energías, hasta que fue hallada muerta a los pies de la estatua del Príncipe, quien ya había sido despojado de toda su riqueza.
- Tráiganme las dos cosas más hermosas de la ciudad, dijo Dios a uno de su Ángeles.
Y el Ángel le trajo el corazón de plomo de la estatua y el pájaro muerto.
- Has elegido bien, dijo Dios, porque en el jardín de mi Paraíso ese pajarito cantará por siempre y en mi ciudad dorada el Príncipe Feliz me alabará.
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Y en video en la versión extendida: