jueves, 6 de febrero de 2014

Decálogo del Voluntario

Decía Stuart Mill que no existe mejor prueba del progreso de una civilización que la del progreso de la cooperación, y una de sus expresiones más significativas es el Voluntariado, con todo lo que conlleva de solidaridad y cooperación.

Hoy podemos encontrar numerosas organizaciones cuyo objetivo es la ayuda al necesitado bajo cualquiera de sus manifestaciones, que cuentan con una gran participación de voluntarios que generosamente aportan lo que pueden para colaborar en esa ayuda. Hasta el grupo musical Presuntos Implicados les ha dedicado una bonita canción titulada Gente.

Con ocasión de un curso sobre Voluntariado y Cooperación que estamos impartiendo, uno de los temas es el Código Ético, código que se concretó hace unos años y que la Plataforma del Voluntariado de España propone para todas las asociaciones. 

Estas ideas se suelen condensar en un Decálogo que recoge la esencia y lo más importante de lo que tiene que ser la acción voluntaria bajo el prisma de cada organización. 

Aquí comparto nuestro Decálogo del Voluntario para que sirva de pauta a los futuros voluntarios que se quieran apuntar para compartir un poco de su tiempo con los demás.


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Decálogo del Voluntario

1º.- Amar, respetar y aceptar al otro sin discriminación.


2º.- Tener preferencia por los más débiles y necesitados.

3º.- Trabajar con humanidad, paciencia, eficacia y buen humor.

4º.- Fomentar en los beneficiarios la superación personal.

5º.- Ser amable sin ser paternalista, ni crear dependencia.


6º.- Guardar confidencialidad y discreción sobre los asuntos que tenga conocimiento.

7º.- Ofrecer un compromiso meditado, libre y responsable.

8º.- Estar disponible para la formación, el compañerismo y el trabajo en equipo.

9º.- Trabajar gratuita y desinteresadamente, entregando lo mejor de uno mismo.

10º.- Tener sentido de la justicia y fomentar la solidaridad.




La Historia de la Semana

miércoles, 5 de febrero de 2014

Los 10 fallos más habituales

El tema de la educación es muy habitual en las páginas del blog pues me parece muy importante para el futuro de la sociedad. Como dijo el clásico: Educad a los niños y no será necesario castigar a los mayores.

En esta ocasión comparto un resumen de un artículo que apareció en la prensa (se puede ver completo aquí) que trata sobre los fallos más habituales que los mayores cometemos a la hora de educar.

Es un complemento ideal de otras entradas ya publicadas para tener una buena visión de cómo hay que tratar a los niños (se pueden ver Consejos educativos para padres, Claves para la educación de los hijos, Cuatro defectos de los padres,...) y proporciona ideas muy útiles para llevar a la práctica.

Muchas veces la educación puede resultar difícil y hay que tener mucha paciencia, ¡pero es un reto muy bonito! Espero que os sirva este texto.

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Los 10 fallos más habituales en la educación del niño

1. No escuchar al niño: es bastante habitual que no les demos tiempo suficiente a explicarse o a expresarse, dando por hecho lo que nos van a contar sin darles la oportunidad para ello.


2. No reconocerle sus virtudes o puntos fuertes: muchas veces solo nos fijamos en sus fallos o defectos para intentar corregirlos, y nos olvidamos de reconocer lo que hace bien. El halago es un arma muy fuerte en su educación.

3. Hay que respetar su personalidad: cada niño es único y diferente. No tenemos porqué educarle para que haga lo mismo que el resto de los niños.


4. Sobreprotegerles: es un error bastante común. La sobreprotección se produce por el temor a que le pase cualquier cosa al niño, desconfiando de su propia valía. Hay que darle autonomía en su justa medida.

5. Acostumbrarles a que les hagan todo: A los niños hay que enseñarles a valerse por sí mismos, de forma adecuada a su edad. Cuanto antes lo aprendan mejor.


6. Gritarles: por desgracia recurrimos al grito más de lo que debiéramos en muchas ocasiones. Los gritos les acarrean muchas consecuencias negativas.

7. Educar igual a los hermanos: una cosa es transmitirles los mismos valores, que es correcto, y otra intentar que sean iguales en todo, que no es correcto. Cada niño es distinto, y se debe educar en la individualidad. 


8. Compararles: algo a lo que se recurre con frecuencia. Debemos evitar las comparaciones, cada niño es de una manera. Ellos ya saben compararse y usar sus propios modelos. 

9. No limitarlos en cosas sin importancia: está claro que si tu hijo te hace un buen dibujo en la pared de casa no está bien y te vas a enfadar, pero sopésalo, piensa si el dibujo es bueno, si es más importante la pared o la creatividad de tu hijo… No lo grites, corrígelo y dale los medios para que haga sus creaciones en el lugar adecuado. Darle cierto margen de actuación es muy importante para que aprenda, explore y descubra poco a poco sus intereses, capacidades y limitaciones.

10. No comunicarnos: da igual la edad y el tema. La cuestión más importante a la hora de educar a un niño es hablar con él y que él hable contigo. Una buena comunicación creará un buen vínculo entre padres e hijos.



La Historia de la Semana

viernes, 31 de enero de 2014

El grillo y la estatua

Hubo un tiempo en que el hombre se admiraba ante las maravillas de la Naturaleza, viendo en ella la obra de Dios e interpretando los fenómenos naturales como intervenciones divinas.


La Ilustración dio paso a una visión crítica de las cosas, introduciendo el racionalismo como elemento absoluto de comparación y desterrando las explicaciones basadas en fábulas. 

Y en estos tiempos, gracias a la Ecología, estamos regresando de nuevo a destacar los valores de la Naturaleza como algo sagrado, algo por lo que merece la pena luchar para que no se degrade, como aparece en Cuida el planeta o en el estupendo video clip de Michael Jackson Earth Song.

La historia de esta semana, titulada El grillo y la estatua, quiere recordar la importancia del elemento natural frente al elaborado por el hombre, para resituar el tema en su justa medida.

Y sin más, aquí va esta perla de la sabiduría oriental.
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El grillo y la estatua

Sentado en su trono de jaspe el sabio mandarín Wang Lu dirimía los pleitos de los hombres.

-Señor -dijo uno.- Soy un artista famoso. Labré una estatuilla en mármol, preciosísima. La traía para entregarla al Emperador. Este campesino tropezó conmigo y me rompió la estatua.

-Es cierto -reconoció el otro-. Sin querer le hice perder su obra. Pero yo traía un pequeño grillo en su jaula, que me alegraba las noches con su canto. En su cólera él lo mató aplastándolo con el pie.

-He aquí mi sentencia -habló el sabio mandarín.- El campesino le pagará al artista 10 monedas por su estatua. El artista le pagará al campesino 10 mil monedas por su grillo.

-¡Pero, señor! -clamó el artista-. ¡Mi estatua era un tesoro! ¿Qué vale, en cambio, el grillo de este hombre?

-Las obras de los hombres -dijo el sabio- los hombres las pueden reponer. Pero ni tú ni el Emperador pueden hacer un grillo, que es obra de Dios.

 La Historia de la Semana