jueves, 4 de julio de 2013

El relojero


Uno de los valores menos mencionados en las historias es el de la perseverancia o la constancia.

Solemos destacar la amistad, la generosidad, la disposición,... pero la constancia en el deber se nos olvida.

La historia de esta semana sirve para ilustrar cómo la perseverancia da sus frutos en el momento adecuado, y la mejor perseverancia es la que está movida por el amor.

Cuando iniciamos una tarea con ilusión hay que cuidarla con amor y dedicación, y ser perseverantes para llevarla a feliz término. 

Todo esto es lo que nos enseña esta historia de El relojero.
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El relojero

Cuentan que el viejo relojero volvió al pueblo después de dos años de ausencia. El mostrador de su relojería recibió en una sola tarde todos los relojes del pueblo que se habían estropeado y habían quedado esperándolo en algún cajoncito de la casa de sus dueños.


El joyero revisó cada uno, pieza por pieza, engranaje por engranaje. Pero sólo uno de los relojes tenía arreglo, el que pertenecía al viejo maestro de la escuela pública; todos los demás eran ya máquinas inservibles.

El reloj del maestro era un legado de su padre; posiblemente por eso el día en que se detuvo marcó para ese hombre un momento muy triste. Sin embargo, en lugar de dejarlo olvidado en su mesita, el maestro cada noche tomaba su viejo reloj, lo calentaba entre sus manos, lo lustraba, daba apenas una media vuelta a la tuerca y lo agitaba deseando que recuperara su andar. 


El reloj parecía querer complacer a su dueño, que durante algunos minutos se quedaba escuchando el conocido tictac de la máquina. Pero enseguida volvía a detenerse.

Sin embargo, fue este pequeño ritual, este ocuparse del reloj, este cuidado amoroso, lo que evitó que ese reloj se trabara para siempre. 

Fue la suma de la motivación y la perseverancia del maestro lo que salvó a su reloj de morir oxidado.


La Historia de la Semana

sábado, 29 de junio de 2013

El pez feliz

Hay muchas historias y relatos que hablan de la amistad y de la libertad. Y ésta es una más.

En esta ocasión es un cortometraje que está basado en el cuento A Fish that Smiled at Me, algo así como Un pez que me sonrió,  cuyo autor es el coreano Jimmy Liao.

Lo comparto en el blog porque tiene algo de especial: una persona solitaria encuentra compañía en un pez, y a través de un sueño muy real (un sueño extático) aprende a apreciar el valor de la amistad y de la libertad. 

Este video ganó un premio en el Festival de Berlín del año 2007, y he encontrado dos versiones, una resumida (que dura menos de 2') y la original (que dura un poco más de 9'). Aquí van las dos:

Versión resumida:



Versión original:



La Historia de la Semana

miércoles, 26 de junio de 2013

El hijo del rabino


¿Qué es lo realmente importante de nuestras acciones?: ¿los resultados obtenidos o la intencionalidad de las mismas?

Nos hemos acostumbrado a medir la importancia de las cosas por sus efectos inmediatos, por el éxito o fracaso que llevan aparejadas... y a partir de ahí se suelen elaborar los juicios sobre las personas.

Y sin embargo, lo que da valor a la persona no son los éxitos o fracasos sino el corazón y el amor que pone en lo que hace, o como decía antes, la intencionalidad de sus acciones: si quiero hacer un bien, tenga éxito o fracase, es bueno; y si quiero hacer daño, lo logre o no, es malo. Pero esto es difícil de apreciar 'desde fuera'.

El cuento de esta semana está extraído de uno de los últimos libros de Jorge Bucay, titulado El camino de la espiritualidad, y refleja muy bien esta idea de que lo importante de verdad es la intención de corazón.

Aunque esto ya aparece en el evangelio de Mateo cuando resalta que es Dios quien ve en el corazón del hombre y ante quien hay que presentar nuestras acciones.

El cuento lleva por título El hijo del rabino, y aquí va a continuación. 

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El hijo del rabino

Dicen que había un pequeño pueblo en el que vivía un conocido rabino. Todos los habitantes estaban muy conformes con el modo en que el rabino llevaba la vida espiritual del pueblo. Siempre tenía una palabra de aliento o un sabio consejo para darles a los que se acercaban para consultarle.

Sin embargo, el rabino era viejo y estaba claro que pronto moriría. Los habitantes del pueblo se reunieron para decidir quién sería su sucesor y todos coincidieron en que debía ser el hijo del rabino, que también había estudiado religión, pues ¿quién mejor que su propio hijo para que continuara el legado del padre?

Pronto el rabino murió y su hijo ocupó su lugar. Sin embargo, al poco tiempo el nuevo rabino comenzó a proponer cambios y a dar consejos misteriosos o totalmente opuestos a los que todos creían que habría dado su padre. 

Los habitantes del pueblo volvieron a reunirse para decidir qué hacer y resolvieron ir a hablar con el nuevo rabino.

Cuando estuvieron frente a él, uno de ellos tomó coraje y habló:

- Mire, rabino, para serle franco, estamos un poco preocupados con todos los cambios que está haciendo. ¿Sabe qué pasa?, que nosotros lo elegimos porque pensamos que usted era como su padre, pero no es así.

- Se equivocan -respondió el nuevo rabino-. Yo soy igual que mi padre. Él no hacía las cosas de otro modo que como el creía que era mejor hacerlas... y yo sigo su ejemplo.

La Historia de la Semana