miércoles, 21 de noviembre de 2012

Visita a Tierra Santa - 2

Nacimiento del río Jordan
Día 26 de octubre. Iniciamos la jornada visitando Cesarea de Filipo, lugar conocido actualmente como Banias. En este sitio es donde nace el río Jordan y donde Herodes el Grande construyó un palacio aprovechando el buen clima de la zona. Se conservan las ruinas de un templo anterior dedicado al dios Pan.

En este lugar se recuerda el viaje de Jesús con sus discípulos cuando, a propósito de lo que decía la gente, les pregunta: "y vosotros ¿quién decís que soy yo?"

Renovación del Bautismo
Templo del dios Pan
Aprovechando las aguas del Jordan hicimos la renovación de las promesas bautismales, en medio de una fina lluvia que se sumó a la celebración.

Cesarea de Filipo
El siguiente punto a visitar es Tagbha, donde se conmemora el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Un mosaico de la época bizantina lo recuerda y en torno a él se ha levantado el santuario actual.

Ruinas de Cafarnaún
Casa de Pedro
Después nos dirigimos a Cafarnaúm, lugar predilecto de Jesús donde vivía Pedro y que aparece varias veces en los evangelios. Cafarnaúm era un lugar importante en la época romana por ser lugar de frontera donde se recaudaban los impuestos y precisaba de una guarnición de soldados. Allí fue donde Jesús curó al criado del centurión romano.

Sinagoga de Cafarnaún
Iglesia de las Bienaventuranzas
Se conservan numerosas ruinas de la ciudad y en particular la 'casa de Pedro', sobre la que han construido una iglesia que estropea un poco la visión de la misma. La sinagoga que está al lado es posterior a la época de Cristo y es una de las mejor conservadas de la época.

Para comer nos dirigimos a un kibutz famoso a orillas del mar de Galilea para saborear el 'pez de San Pedro', típico en la zona desde la pesca milagrosa. Pero ya queda lejos aquella imagen ideal que se tenía de los kibutz. Ahora son simplemente una empresa más dedicada a sus negocios: ¡de postre nos dan un simple dátil!

Iglesia del Primado de Pedro
Después visitamos el Monte de las Bienaventuranzas, lugar que inspira recogimiento, quietud y paz. Y es fácil retroceder 20 siglos para imaginarse la escena de Jesús con los pobres y necesitados de este mundo.

Embarcadero
Lago Tiberíades
Muy cerca se encuentra una sencilla iglesia que conmemora el Primado de Pedro, al lado de una sencilla escalera de piedra que recuerda un embarcadero para las barcas de los pescadores. En la actualidad el agua ha bajado bastante, pero en aquella época llegaba hasta las rocas. 

Y estando en el lago de Tiberíades o mar de Galilea, no podía faltar un paseo en barca por el lago, con el que concluimos el día bastante agotados, pues ha sido muy completo.

Día 27 de octubre. Comenzamos visitando la ciudad de Jericó, la ciudad de las palmeras, un espléndido oasis en medio del desierto en el que se han encontrado restos del siglo VIII a.C., lo que da idea de que ha sido un lugar habitado desde tiempo inmemorial.
Oasis de Jericó
Monasterio ortodoxo, Jericó
En la actualidad está bajo control de la Autoridad Palestina, y hay que pasar el preceptivo control israelí. Llama la atención un monasterio ortodoxo griego del siglo XII construido sobre la ladera del Monte de las Tentaciones, conmemorando las tentaciones de Cristo.

Playa en el Mar Muerto
Iglesia de la Dormición de María
Seguimos nuestro camino con una visita muy rápida al Mar Muerto, que según nos dicen cada día que pasa está más muerto debido a la sobreexplotación de sus recursos naturales, la evaporación y el poco aporte de agua. 

Y llegamos a Jerusalén. En Jerusalén hay tantos lugares para visitar que una estancia de pocos días se queda muy corta para cubrir todas las expectativas, así que hay que ir midiendo los tiempos. 
Vista de Jerusalén y muro
Escala Santa

El primer lugar es el Monte Sión, donde se encuentra el Cenáculo y la iglesia de la Dormición de María. Aunque la propiedad del lugar pertenece a los franciscanos desde el siglo XV, por diversas vicisitudes históricas no tienen libertad de uso y los judíos han abierto una escuela rabínica...

Muy cerca se encuentra la iglesia de San Pedro in Gallicantu, donde 'cantó el gallo'  y Pedro lloró arrepentido.  Las excavaciones han revelado que allí se encontraba un palacio de la época de Cristo que podría ser el del sumo sacerdote Caifás, con celdas e instalaciones para la guardia. Se conserva una escalera de piedra por la que tuvo que pasar Jesús la noche de su pasión. 

Vista de Jerusalén, con el cementerio judío a la izquierda

Desde este lugar hay una vista de Jerusalén muy bonita, donde se aprecia un cementerio judío al lado del Monte de los Olivos y el tristemente célebre muro que separa la parte hebrea de la palestina, impidiendo el paso natural de la gente. 

Día 28 de octubre. Otro día intenso nos espera. Comenzamos visitando el pueblo de Ain Karem, cerca de Jerusalén, donde se encuentra la iglesia de la Visitación, lugar que recuerda la casa de Isabel y Zacarías y la visita de la Virgen a su prima. Llama la atención que el Magnificat está escrito sobre cerámica en numerosas lenguas.

Magnificat
Iglesia de la Visitación
Y cerca de ella se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, donde se conmemora su nacimiento. Aquí el motivo ornamental que predomina es el Benedictus, también en cerámica y en multitud de lenguas.

Después de ver una enorme maqueta del Jerusalén antiguo y hacernos una composición de lugar, nos dirigimos hacia Belén, donde visitamos el Campo de los Pastores, donde se les apareció el ángel proclamando la buena nueva, y la Iglesia de la Natividad, donde se venera la gruta del nacimiento de Jesús y el pesebre.

Iglesia de San Juan Bautista
Iglesia Campo de los Pastores
Esta iglesia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se reconoce como la más antigua de todo Oriente Medio, pues se salvó de la destrucción general de todas las iglesias que realizaron los turcos en el siglo VII debido a que vieron en la fachada un mosaico representando a los Reyes Magos que estaban vestidos como ellos, y no se atrevieron a derruirla.

Aunque hay que esperar un buen tiempo para acceder a la gruta del nacimiento por tantos peregrinos que hay, constituye un momento espiritual muy intenso poder orar unos momentos en este lugar tan especial.

Maqueta del Jerusalén antiguo

(Visita a Tierra Santa - 1)                            (Visita a Tierra Santa - 3)

La Historia de la Semana

lunes, 19 de noviembre de 2012

Visita a Tierra Santa - 1

Capilla aeropuerto
Entre el día 24 de octubre y el 1 de noviembre pasado tuve la suerte de participar en un viaje a Tierra Santa organizado por la Parroquia de San José de Las Matas (Madrid) en el que pudimos visitar la mayoría de los lugares donde transcurrió la vida pública de Jesús en Israel y los acontecimientos que narra la Biblia acerca de Moisés y Aarón antes de entrar en la tierra prometida.

Merece la pena dedicar unas entradas del blog para hacer una crónica viaje, relatando de forma sencilla y breve la historia y las impresiones personales que hemos vivido en esos días, y dejar así constancia para el recuerdo y la meditación.

Basílica de Caná de Galila
La verdad es que me ha resultado un poco difícil hacer una selección de fotos, vivencias y momentos especiales, así que me limitaré a dar una visión muy personal del viaje, con la esperanza de que sirva para recordar los momentos cruciales de nuestra fe en los sitios que se produjeron y se despierten los deseos de visitar los Santos Lugares a los que se asomen al blog.

Intentaré recoger en enlaces lo más destacado y la historia de cada lugar, y aquí me limitaré a hacer un resumen personal del día a día de este interesante y apasionante viaje.

Séforis, residencia de Herodes
Día 24 de octubre. Comienza la aventura. Y nada mejor que iniciarlo con una visita a la capilla del aeropuerto para encomendar el viaje a la Virgen. La compañía aérea israelí es bastante exhaustiva con los controles y entre unas cosas y otras llegamos a nuestro destino en Tiberíades ya de noche, así que el primer día se nos va entre avión y autobuses. 

Día 25 de octubre. La rutina que vamos a seguir todos los días es similar: levantarse temprano (lo más tarde a las 6:30 a.m.) y visitar lugares significativos hasta que se hace de noche y cierran los santuarios (sobre las 5 de la tarde), lo que hace que al final del día nos encontramos bastante cansados.

Gruta de la Anunciación
Basílica de la Anunciación
La primera visita que hacemos es a la Basílica de Caná de Galilea, donde se recuerda el primer milagro de Jesús, la conversión del agua en vino para la boda a petición de María. Es tradicional en este lugar que las parejas renueven sus promesas matrimoniales, y, aunque algunos se sonríen mirando a su cónyuge, todos las parejas lo hacen con ilusión.

Luego nos dirigimos a Séforis, ciudad importante de Galilea en tiempos de Jesús donde tenía una residencia Herodes Antipas. Destaca el trazado romano de la ciudad, aunque hoy día sólo se conservan las ruinas.

Casa de José
La siguiente visita es a Nazaret, con la Basílica de la Anunciación, donde conmemoramos el anuncio del ángel a la Virgen María. 

Aunque la basílica es relativamente reciente (se inauguró en el 1964), está edificada sobre restos de la época bizantina (siglo IV), y resulta especialmente emotivo ver la gruta de la anunciación, que se ha conservado así desde esa época. 

Muy cerca queda la iglesia de San José, también conocida como casa de la Sagrada Familia,  lugar donde se recuerda la casa en la que José donde vivió con María y el Niño. La escultura que hay a la entrada me llamó la atención por su serena expresión. 

En la calle que lleva estos lugares hay unos carteles enormes en inglés donde dice algo así como que 'Alá es el único Dios y los infieles se condenan', lo que nos da una idea del ambiente en el que viven los cristianos de esta zona.


Y como última visita del día nos acercamos al Monte Tabor para ver la Basílica de la Transfiguración. La basílica está construida sobre las ruinas de una fortaleza de los cruzados, y por eso el arquitecto le quiso dar una aspecto de fortaleza, como se puede apreciar. Es de señalar que este arquitecto, Antonio Barluzzi, ha sido el encargado de diseñar la mayoría de los templos que la Custodia de Tierra Santa tiene en estos lugares.

Monte Tabor
Interior de la basílica
Llama la atención que el Monte Tabor es la única elevación que hay en la zona, lo que es un indicio a tener en cuenta para situar geográficamente la transfiguración del Señor.

Como curiosidad, señalar que para subir a la cima del monte sólo se puede hacer caminando, en coche particular o en microbuses de una compañía árabe que tiene la exclusiva del servicio... 

Basílica de la Transfiguración

La Historia de la Semana

domingo, 18 de noviembre de 2012

La princesita y su amiga pobre

Un lugar común en el arte y la literatura a través de los tiempos es el aprecio y la búsqueda de la belleza.

Pero ¿de qué belleza hablamos?, ¿dónde está la auténtica belleza?, ¿cuál es la belleza que importa de verdad?

En estos tiempos que vivimos suele predominar lo superficial sobre lo profundo, lo externo sobre lo interior; y resulta difícil reconocer la verdadera belleza.

La historia de esta semana, La princesita y su amiga pobre, es un cuento al estilo clásico, que nos recuerda algo que decimos frecuentemente pero a veces nos cuesta creer: la belleza que de verdad importa es la que se ve con los ojos del corazón. Lo que constituye una gran verdad.

Y sólo buscando esa belleza interior se encuentra la verdadera y auténtica felicidad a la que aspiran todas las personas. ¡Espero que os guste! 

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La princesita y su amiga pobre

Erase una vez una princesita de ojos grandes y claros, tez blanca, mejillas como de porcelana y rosadas, rostro redondo y larga cabellera rubia que vivía en un precioso, grande, lujoso y acogedor castillo con unos reyes muy ricos que eran sus padres.

Justo al lado del castillo había una casa de piedra muy sencilla y pequeña, sin ningún lujo, donde vivía una niña de la misma edad que la princesa con la diferencia que ella era pobre como sus padres y su parecer no era tan hermoso. Su tez era morena como el té. Tenía el pelo negro pero enmarañado y rizado, y su aspecto era más andrajoso que elegante. 

Sin embargo la pequeña princesita, aún teniendo de todo, no era feliz; parecía estar enojada todo el tiempo y su irritabilidad se reflejaba en su rostro hermoso. A pesar de ser tan hermosa parecía que el pueblo no reparaba en su belleza. En cambio la niña de la casa de piedra tenía una enorme sonrisa dibujada en su cara y el pueblo sí parecía ser atraído por esta muchachita de ojos saltones y alegres. Allá por donde pasaba dejaba su huella en el corazoncito de la gente con su simpatía y su magnética personalidad. No había en el pueblo nadie que no la conociera por su cercanía y
todos la apreciaban. 

Un día esta niña se acercó movida por la curiosidad al castillo y allí conoció a la princesa. La niña saludó a la princesita y ésta reaccionó con la antipatía que la caracterizaba y la echó de su castillo. Lejos de ponerse triste, su pequeña vecinita le pidió disculpas alegremente y se fue de allí feliz como era habitual en ella.

Al día siguiente la princesita estaba aburrida en la torre de su habitación asomada a la ventana. Su ventana casualmente daba al patio de la pobre pero feliz muchacha. Mientras que ella lo tenía todo y su vecinita nada, era mucho más feliz corriendo detrás de los pollos con sus trapos andrajosos. 


De repente algo se inquietó dentro del corazón de la princesa cuando vio aquella escena y recordando las palabras amables del día anterior de la muchacha y el respeto frente a su actitud de rechazo, dejando a un lado el orgullo, decidió reconocer su error y movida por el arrepentimiento tomó el valor necesario para presentarse en casa de sus vecinos y pedirle disculpas a la muchacha alegre.

La muchacha lejos de enfadarse la recibió con una amplia sonrisa y aceptó sus disculpas. Desde aquel día fueron inseparables y compartieron juegos y amistad. Todos los días la princesita iba a buscar a su amiguita a la casa de piedra y viceversa y desde entonces todo el pueblo amó a la princesa y adoraban a las dos niñas.

Pero los años pasaron y las dos niñitas tuvieron que tomar sus respectivos caminos en la vida y dejaron de verse. La princesita creció y se convirtió en una hermosa joven que atraía todas las miradas de los muchachos. Los príncipes iban y venían a pedirla en matrimonio; éstos a su vez le ofrecían riquezas y regalos prometiéndole toda clase de presentes materiales pero ella no se interesó en ninguno.
Prefirió seguir los consejos que le dejó su amiga de la infancia y no fijarse en lo externo de los hombres sino en lo apuesto del corazón de aquel que iba a merecer su amor.


Pasados unos años un tímido y apuesto príncipe se armó de valor para ir a visitarla al castillo y pedir la mano de la joven, quien se fijó en la hermosura de su corazón y apreció algo diferente. Y se hicieron grandes amigos. El príncipe tenía un corazón magnánimo y la princesa se enamoró profundamente.

Después de dos años de noviazgo decidieron casarse, pero en lugar de vivir en el castillo de sus padres, regalaron a los más pobres del pueblo todas las riquezas que tenían y los regalos de su boda. Ellos decían que el mejor regalo que tenían era la felicidad y que también querían compartirlo con los demás.

Por eso el príncipe y la princesa vivieron humildemente y se fueron a residir a una casa de campo de una aldea cercana, dejando todas las comodidades de sus vidas pasadas y recorriendo el mundo entero juntos ayudando a los más necesitados.

Los años pasaron, y el príncipe y la princesa envejecieron como todo el mundo. Pero no les importó el paso del tiempo porque se dieron cuenta de que la mejor riqueza y la mayor hermosura las tenían en el interior de su corazón.


La Historia de la Semana