El emblema característico de los cristianos desde el siglo primero es la cruz. Para los romanos era un signo ignominioso y detestable, propio de criminales, pero que se ha convertido en toda una señal de identidad para muchas personas.
Pero cuando hablamos de 'cruz', ¿en qué estamos pensando? ¿Simplemente en un ornamento decorativo que llevamos al cuello? ¿O la que está en las iglesias?
Hay muchos tipos de cruces en la vida, y la cruz que caracteriza al cristiano va mucho más allá de lo ornamental.
Comparto este semana un breve texto que ilustra muy bien esta idea, con la esperanza de que nos sea útil y nos haga pensar en estos días.
Yo estaré retirado del mundanal ruido en este sitio tan bonito. ¡Hasta la vuelta!
Yo estaré retirado del mundanal ruido en este sitio tan bonito. ¡Hasta la vuelta!
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Tipos de cruces
Hay cruces que te atrapan:
te atrapa la droga,
te atrapa el placer,
te atrapa el juego,
te atrapa la envidia,
te atrapa el poder…
Hay cruces que te atrapan:
te atrapa la droga,
te atrapa el placer,
te atrapa el juego,
te atrapa la envidia,
te atrapa el poder…
Yo huyo de estas cruces.
Hay cruces casi inevitables:
ciertas edades,
ciertos climas,
ciertos trabajos,
ciertos caracteres,
ciertos silencios...
Hay cruces de temporada:
cruces de cuaresma,
cruces de funeral,
cruces de semana santa,
cruces de antes del examen, ...
Yo no me fío mucho de estas cruces.
Hay cruces que te endosan:
en forma de calumnia,
en forma de contagio,
de forma de timo,
en forma de chapuza,...
Yo evito y soporto este tipo de cruces.
Hay cruces de competición:
trabajo más que nadie,
aguanto más que nadie,
sufro más que nadie,
doy más que nadie,
rezo más que nadie,...
Yo me río de esas cruces .
Hay cruces asombrosas y admirables:
la del que procura que el otro no tenga cruz,
la del que ayuda a otro a llevar la cruz,
la del que se sacrifica para que el otro no se sacrifique,
la del que sufre sencillamente porque ama...
Estas cruces son las que me gustaría llevar.