viernes, 10 de diciembre de 2010

El rey y el pordiosero

En ocasiones estamos tan metidos en los asuntos del día a día que se nos olvida ver las situaciones en perspectiva para poderlas apreciar en su totalidad y no dejarnos llevar por el momento.

La historia de esta semana quiere recordar este tema: que estemos donde estemos y como estemos nunca olvidemos quiénes somos, de dónde venimos y cuál es nuestro destino, y en definitiva tener una visión humilde de las cosas.

Fernando Rielo lo resume de forma concisa: 'es preferible mirar la tierra desde el cielo que el cielo desde la tierra'. 

El cuento se titula El rey y el pordiosero, y aunque es un poquito largo espero que os guste.

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El rey y el pordiosero

Latif era el pordiosero más pobre de la aldea. Cada noche dormía en el zaguán de una casa diferente, frente a la plaza central del pueblo. Cada día se recostaba debajo de un árbol distinto, con la mano extendida y la mirada perdida en sus pensamientos. Cada tarde comía de la limosna o de los mendrugos que alguna persona caritativa le acercaba.

Sin embargo, a pesar de su aspecto y de la forma de pasar sus dias, Latif era considerado por todos, el hombre más sabio del pueblo, quizás no tanto por su inteligencia, sino por todo aquello que había vivido.

Una mañana soleada el rey en persona apareció en la plaza. Rodeado de guardias caminaba entre los puestos de frutas y baratijas buscando nada. Riéndose de los mercaderes y de los compradores, casi tropezó con Latif, que dormitaba a la sombra de una encina. Alguien le contó que estaba frente al más pobre de sus súbditos, pero también frente a uno de los hombres más respetados por su sabiduría.

El rey, divertido, se acercó al mendigo y le dijo:
- “Si me contestas una pregunta te doy esta moneda de oro.”

Latif lo miró, casi despectivamente, y le dijo:
- “Puedes quedarte con tu moneda, ¿para qué la querría yo? ¿Cuál es tu pregunta?

Y el rey se sintió desafiado por la respuesta y en lugar de una pregunta banal, se despachó con una cuestión que hacía días lo angustiaba y que no podía resolver. Un problema de bienes y recursos que sus analistas no habían podido solucionar.

La repuesta de Latif fue justa y creativa. El rey se sorprendió; dejó su moneda a los pies del mendigo y siguió su camino por el mercado, meditando sobre lo sucedido.

Al día siguiente el rey volvió a aparecer en el mercado. Ya no paseaba entre los mercaderes, fue directo a donde Lafit descansaba, esta vez bajo un olivar. Otra vez el rey hizo una pregunta y otra vez Latif la respondió rápida y sabiamente. El soberano volvió a sorprenderse de tanta lucidez. Con humildad se quitó las sandalias y se sentó en el suelo frente a Latif.

- “Latif te necesito,” le dijo. “Estoy agobiado por las decisiones que como rey debo tomar. No quiero perjudicar a mi pueblo y tampoco ser un mal soberano. Te pido que vengas al palacio y seas mi asesor. Te prometo que no te faltara nada, que serás respetado y que podrás partir cuando quieras… por favor.”

Por compasión, por servicio o por sorpresa, el caso es que Latif, después de pensar unos minutos, aceptó la propuesta del rey.

Esa misma tarde llegó Latif al palacio, en donde inmediatamente le fue asignado un lujoso cuarto a escasos doscientos metros de la alcoba real. En la habitación, una tina de esencias y con agua tibia lo esperaba.

Durante las siguientes semanas las consultas del rey se hicieron habituales. Todos los días, a la mañana y a la tarde, el monarca mandaba llamar a su nuevo asesor para consultarle sobre los problemas del reino, sobre su propia vida o sobre sus dudas espirituales.

Latif siempre contestaba con claridad y precisión. El recién llegado se transformó en el interlocutor favorito del rey. A los tres meses de su estancia ya no había medida, decisión o fallo que el monarca no consultara con su preciado asesor, lo que desencadenó los celos de todos los cortesanos que veían en el mendigo-consultor una amenaza para su propia influencia y un perjuicio para sus intereses materiales.

Un día todos los demás asesores pidieron audiencia con el rey. Muy circunspectos y con gravedad le dijeron.

- “Tu amigo Latif, como tú llamas, está conspirando para derrocarte.”

- “No puede ser” dijo el rey. “No lo creo.”

- “Puedes confirmarlo con tus propios ojos,” dijeron todos. “Cada tarde a eso de las cinco, Latif se escabulle del palacio hasta el ala Sur y en un cuarto oculto se reúne a escondidas, no sabemos con quién. Le hemos preguntado a dónde iba alguna de esas tardes y ha contestado con evasivas. Esa actitud terminó de alertarnos sobre su conspiración.”

El rey se sintió defraudado y dolido. Debía confirmar esas versiones. Esa tarde a las cinco, aguardaba oculto en el recodo de una escalera. Desde allí vio cómo, en efecto, Latif llegaba a la puerta, miraba hacia los lados y con la llave que colgaba de su cuello abría la puerta de madera y se escabullía sigilosamente dentro del cuarto.

- “Lo visteis” gritaron los cortesanos, “lo visteis?”

Seguido de su guardia personal el monarca golpeó la puerta.

- “¿Quién es?” dijo Latif desde adentro.

- “Soy yo, el rey,” dijo el soberano. “Ábreme la puerta.”

Latif abrió la puerta. No había nadie allí, salvo Latif. Ninguna puerta, o ventana, ninguna puerta secreta, ningún mueble que permitiera ocultar a alguien.

Sólo había en el piso un plato de madera desgastado, en un rincón una vara de caminante y en el centro de la pieza una túnica raída colgando de un gancho en el techo.

- “¿Estás conspirando contra mi Latif?” pregunto el rey.

- “¿Cómo se te ocurre, majestad?” contesto Latif. “De ninguna forma, ¿por qué lo haría?”

- “Pero vienes aquí cada tarde en secreto. ¿Qué es lo que buscas si no te ves con nadie? ¿Para qué vienes a este cuchitril a escondidas?”

Latif sonrió y se acercó a la túnica rota que pendía del techo. La acarició y le dijo al rey:

- “Hace sólo seis meses cuando llegué, lo único que tenía eran esta túnica, este plato y esta vara de madera” dijo Latif. “Ahora me siento tan cómodo en la ropa que visto, es tan confortable la cama en la que duermo, es tan halagador el respeto que me das y tan fascinante el poder que regala mi lugar a tu lado…  que vengo cada día para estar seguro de no olvidarme de quién soy y de dónde vine”.

martes, 7 de diciembre de 2010

The Dark Night of the Soul

Esta semana comparto otro tema de Loreena McKenitt  que aporta unos momentos de sosiego y tranquilidad para los que llevan -llevamos- una vida ajetreada haciendo muchas cosas, y permite dedicar unos minutos a recargar las pilas.

En esta ocasión se trata del tema The Dark Night of the Soul, extraído del Cd The mask and mirror, editado en 1994.

La letra es una adaptación del célebre poema de San Juan de la Cruz En una noche oscura, y creo que merece la pena leerlo con detenimiento. 

Después del video incluyo el poema original y la letra de la canción, en inglés y su traducción.



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Poema original de San Juan de la Cruz

En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
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La letra de la canción en inglés:
The Dark Night of the Soul

Upon a darkened night
the flame o love was burning in my breast
And by a lantern bright
I fled my house while all in quiet rest

Shrouded by the night

and by the secret star I quikly fled
The veil concealed my eyes
while all within lay quiet as the dead

Oh night though was my guide

oh night more loving than the rising sun
Oh night that joined the lover
to the beloved one
transforming each of them into the other

Upon that misty night

in secrecy, beyond such mortal sight
Without a guide or light
than that which burned so deeply in my heart

That fire t'was led me on

and shone more bright than of the midday sun
To where he waited still
it was a place where no one else could come

Within my pounding heart

which kept itself entirely for him
He fell into his sleep
beneath the cedars all my love I gave
From o'er the fortress walls
the wind would brush his hair against his brow
And with its smoothest hand
caressed my every sense it would allow

I lost myself to him

and laid my face upon my lovers breast
And care and grief grew dim
as in the mornings mist became the light
There they dimmed amongst the lilies fair
there they dimmed amongst the lilies fair
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Y la traducción al español:
(¡gracias Corpus!)
Tras una noche oscura
el amor como fuego ardía en mi pecho,
y por esa luz brillante
huí de mi casa, mientras todos los demás quedaban en calma.

Estuve envuelto por la oscuridad
y por la estrella secreta que rápidamente huyeron.
El velo ocultaba mis ojos
mientras todo descansaba tranquilo como los que fallecieron.

Oh noche, eras mi guía
Oh noche, anhelante del sol naciente
Oh noche, tú uniste al Amante
y a este mortal
tras mi conversión 

Después de esa noche brumosa,
en sigilo, más allá de la vista mortal, tales,
sin una guía, sin una luz,
permanecieron abrasados profundamente en mi corazón

Ese fuego me transformó
y brilló más lúcido que el sol del mediodía
lugar donde espero
algún día llegar

Dentro de mi corazón latiendo
me mantengo totalmente para Él
Cayendo en Su sueño
y dándome Él todo su Amor

Desde el muro de la fortaleza,
al viento cepilló mi cabello 
y con su suave mano
me acarició todo el sentido de mi ser

Me perdí con Él
y puso rostro a mi Madre amante 

Y la atención y el dolor se me atenuaron
y en la niebla por la mañana se convirtieron en luz

Justamente allí permanecí atenuado entre los lirios 
Justamente allí permanecí atenuado entre los lirios ...

lunes, 6 de diciembre de 2010

Aniversario de Fernando Rielo


Este lunes 6 de diciembre se cumplen 6 años del tránsito a la vida eterna de Fernando Rielo, gran maestro y padre espiritual que nos guió a una generación por los caminos de la espiritualidad para aspirar siempre a lo mejor en todos los ámbitos, fiel a su concepción de la persona como 'ser +'. Y que nos dejó el reto de proseguir su obra a pesar de nuestras limitaciones.

A modo de sencillo y sentido homenaje, comparto hoy dos poemas que expresan muy bien su pensamiento. El primero, Vivir lejos, es una parábola del éxtasis al que todo ser humano está llamado, y el segundo, Amigo, es una clara invitación a explorar esos rincones de nuestra alma donde reside lo mejor de nosotros mismos y que muchas veces desconocemos.


Con todo cariño y gratitud, espero que os gusten.


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Vivir lejos

Mi cuerpo es posada en la que poco resido.

     Me gusta correr detrás de cada perro.
     Me gusta divertirme en el espacio.
     Me gusta marcharme con el viento.

¿Será por la mucha tristeza que tengo
o acaso he nacido para vivirme lejos?

Sí he nacido para vivirme lejos.

     Por eso, me gusta el tiempo.
     Por eso, me gusta el olvido.

Y hasta sentirme que muero
en toda la extensión de mi cuerpo.

                                Morirme...

y no volver ya nunca
a mi antiguo aposento.

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Amigo

           Amigo:

- ¿has visitado tu alma?
- ¿has hecho turismo en ella?
- Te invito a que a ella viajes
el próximo verano.

- Te aseguro que verás calles con ángeles
que animados se pasean
y alguna vez se les oye.

- Si quieres sacamos el billete juntos.
Ay. Proponte que sea uno de primera,
billete de ida, nunca de vuelta.

   Sin más que decirte....
   Un abrazo,

                       Fernando