viernes, 13 de febrero de 2009

El jardín de los valores

¡Felicidades a tod@s por San Valentín, patrono de los enamorados!

Hoy, como no podía ser menos, envío un cuento sobre el amor. Muchos lo conocéis, pero a mí me encanta pues explica -entre otras muchas cosas- una peculiaridad del amor que vemos todos los días a nuestro alrededor
(no digo cuál para no adelantarme y que lo leáis hasta el final :-)). Con todos, El jardín de los valores.

Un abrazo muy fuerte, un feliz finde, y, como decía San Felipe Neri : "sed buenos... si podéis" :-))

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El jardín de los valores



Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: - ¿Jugamos al escondite?



La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse, preguntó: "¿Al escondite?, ¿y cómo es eso?"



- Es un juego -explicó la LOCURA- en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.



El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA. La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse (¿para que?), si al final siempre la hallaban, y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya), y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse...



- Uno, dos, tres...- comenzó a contar la LOCURA.



La primera en esconderse fue la PEREZA que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La FE subió al cielo, y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la BELLEZA; que si el bajo de un árbol, perfecto para la INTIMIDAD; que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD; que si una ráfaga de viento, magnífico para la LIBERTAD. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol. El EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.



La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira!, en realidad se escondió detrás del arco iris), y la PASIÓN y el DESEO en el centro de los volcanes. El OLVIDO... ¡se me olvidó donde se escondió!... pero eso no es lo importante.



Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR todavía no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.



-¡Un millón!- contó la LOCURA y comenzó a buscar.



La primera en aparecer fue la PEREZA, sólo a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre Zoología. Y a la PASIÓN y al DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes.



En un descuido encontró a la ENVIDIA y, claro, pudo deducir donde estaba el TRIUNFO. Al EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo; el solito salió disparado de su escondite, que había resultado un nido de avispas.



De tanto caminar sintió sed y, al acercarse al lago, descubrió a la BELLEZA. Y con la DUDA resulto más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse.



Así fue encontrando a todos: el TALENTO entre la hierba fresca, la ANGUSTIA en una oscura cueva, la MENTIRA detrás del arco iris y hasta el OLVIDO, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.



Pero sólo el AMOR no aparecía por ningún sitio.



La LOCURA busco detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y las rosas... Tomó una horquilla y comenzó a mover sus ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. ¡Las espinas habían herido en los ojos al AMOR! La LOCURA no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, imploró y hasta prometió ser su lazarillo.



Y desde aquel entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el amor es ciego y la locura lo acompaña siempre.

viernes, 6 de febrero de 2009

Decálogo de la madurez

Hola de nuevo!

Esta semana estamos de exámenes y tengo más tiempo libre, así que envío otro texto que me ha parecido muy interesante acerca de algo tan necesario, importante, sutil y muchas veces escaso como es la madurez personal. Diez píldoras condensadas para guiarnos y arrojar un poco de luz en este tema. ¿Nos atrevemos a autoexaminarnos?


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DECÁLOGO DE LA MADUREZ


Diez requisitos que muestran que una persona es madura en lo mental, psíquico y afectivo.



1.- Actitud flexible, serena y tolerante ante las nuevas situaciones y circunstancias y capacidad de cambiar cuando sea lo más razonable y conveniente.



2.- Ser uno mismo y tener criterio firme y claro ante las personas, situaciones y cosas, pero sin tozudez y con buena disposición para admitir los propios errores.



3.- Capacidad para pensar y obrar con absoluta independencia y aceptar la realidad por dura que sea, con presencia de ánimo y sin recurrir a lamentaciones inútiles ni a escenas melodramáticas.



4.- Semblante y aspecto exterior ecuánime y gozoso, irradiando alegría y felicidad, sintiéndose un ser privilegiado de la vida aunque sólo sea por vivir y no perder el sentido del humor.



5.- Aceptación de sí mismo en todos los aspectos; alto nivel de autoestima y autoamor; capacidad para perdonarse a sí mismo y perdonar. Buen amigo de sí y de los demás. Disfruta de relaciones afectuosas y altruistas con sus semejantes.



6.- Capacidad para disfrutar de todo en cualquier momento y lugar y de las cosas más corrientes y sencillas, pero día a día, minuto a minuto.



7.- Gran amplitud de conciencia, generosidad, preocupación por el prójimo, por sus necesidades y carencias. Deseo de sentirse útil y permanente actitud de servicio para la sociedad en que vive.



8.- Estar bien dotado para tolerar ciertas dosis de soledad y desamparo y bien entrenado para superar dificultades, problemas y frustraciones sin dejarse abatir por el desaliento.



9.- Capacidad de empatía, de ver las cosas desde la óptica de la persona que tiene delante, teniendo en cuenta las circunstancias que le impulsan a obrar de ésta o aquélla manera.



10.- Tener un proyecto de vida que le autorrealiza y le proporciona verdadera felicidad y satisfacciones. Proyecto diseñado teniendo como referencia una escala de valores morales, dando prioridad al respeto, la honradez, la solidaridad, la tolerancia y el objetivo de pasar por la vida haciendo el bien en lo posible.

El mercader y los camellos


Otro finde en puertas. La historia de hoy toca un tema muy personal del que seguramente todos tenemos experiencia: hay situaciones, cosas, personas,... que nos bloquean. Algunas no dependen de nosotros, pero la mayoría sí. ¿Me doy cuenta? ¿Puedo quitarlas?...

Pues nada, a pensar un poco (¡pero ojo sin pasarse demasiado :-)) y con Vds. El mercader y los camellos.

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EL MERCADER Y LOS CAMELLOS



Cuenta una historia árabe que un rico mercader salió a vender mercancías en compañía de sus servidores y con una caravana de 12 camellos.



De noche pararon en un oasis, y cuando el señor ya estaba listo para dormir, llegó su asistente y le dijo:



- Señor, tenemos un problema: Ya hemos amarrado 11 camellos pero olvidamos traer una estaca más y no sabemos que hacer con el que nos falta.



- Muy sencillo, dijo el mercader: Simula delante del animal que clavas la estaca y lo amarras a ella. El camello, que es torpe, creerá que está sujeto y se quedará quieto.



Los servidores hicieron lo que dijo su señor y se fueron a dormir. Al amanecer vieron que todos los camellos estaban en su lugar.



Fue de nuevo el asistente y le dijo al comerciante que tenían los camellos listos para partir, pero no podían poner en camino al camello número 12.



El señor les dijo que simularan desatarlo porque él creía que estaba amarrado.



Así se hizo y la caravana pudo proseguir su camino sin más contratiempos.



Y a nosotros, ¿cuántos lazos mentales nos frenan?